Columna de Max Colodro: “Infernal”

En Copiapó hubo una marcha de profesores que cumplieron 51 días en paro, en la Región de Atacama. Docentes exigen que la autoridad nacional se haga presente en la zona con respuestas y soluciones a demandas del gremio de mejoras en las condiciones del sistema educativo de la zona.
Foto: Karl Grawe / Agencia Uno.


Más de 30 mil escolares de la región de Atacama cumplirán dos meses sin clases. En términos pedagógicos, el año está perdido y los alumnos de cuarto medio que deben rendir en un par de días la PAES, correrán con enorme desventaja. Pero los problemas que hoy enfrenta la “desmunicipalización” de las escuelas públicas no son hechos aislados; en rigor, no pueden ser entendidos sino como una faceta más del deterioro que la educación estatal ha vivido en los últimos años; a la que se suman la destrucción de los “liceos emblemáticos”, las decenas de escuelas rurales quemadas en la Macrozona sur, y las crecientes tasas de inasistencia y abandono escolar, entre otras cosas.

La pandemia y sus secuelas también se agregan a lo que hoy explica la mayor distancia entre liceos fiscales y colegios privados. Algo que fue reforzado por el Colegio de Profesores y las fuerzas políticas ahora en el gobierno, cuando impidieron por todos los medios que los alumnos pudieran volver a clases. El ministro de Educación del gobierno anterior incluso llegó a ser acusado constitucionalmente por intentar la reapertura de las escuelas. Y los responsables de evitarlo ni se ruborizaron al reconocer después las consecuencias de sus actos.

Ellos son los actuales habitantes de La Moneda, quienes habían hecho de la educación pública su estandarte. Los que a partir de las movilizaciones de 2011 impusieron una agenda de reformas que fue asumida con devoción por la Nueva Mayoría. Apoyaron y justificaron todo lo que se les exigió desde la calle. Y luego de casi una década de cambios estructurales los resultados de la educación pública están lejos de ser auspiciosos.

Pero la verdad, hoy todo se ve distinto; el actual ministro de Educación dice que este no es un problema del gobierno sino del Estado. En resumen, ni él ni nadie se hace responsable de lo que ocurre en Atacama, Tiltil y otras zonas del país. El oficialismo exige a la oposición un “diálogo nacional” sin mezquindades ni trincheras políticas. Los que tomaron las decisiones en su momento, hoy no se sienten conminados a dar explicaciones. El derrotero de la educación pública en estos años no es su problema.

Afortunadamente, Chile se reencuentra en estos días con el éxito. Los Juegos Panamericanos nos han devuelto el entusiasmo. Ya no somos el país “infernal” que mereció ser incendiado hace apenas cuatro años. Ahora el Presidente Boric le reclama a los medios de comunicación por la imagen de país que él y su generación promovieron, hasta el día en que se acomodaron en el poder. En efecto, parece que mágicamente los abusos, injusticias e inequidades del neoliberalismo, se ven de manera distinta cuando no gobierna la derecha. Hoy el primer Mandatario incluso tiene tiempo para estar varias horas al día mirando y disfrutando los deportes desde la tribuna. Ha dejado también de leer diarios, los culpables de promover una imagen de Chile que, ahora sabemos, nunca existió.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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