Columna de Octavio Enríquez: Nicaragua, la nueva vida de Miguel Mendoza fuera de Nicaragua

El cronista deportivo nicaragüense Miguel Mendoza y el líder campesino Medardo Mairena son parte de los reos políticos desterrados a EE. UU. Foto/Cortesía

Las historias de los reos políticos son una vitrina de su resistencia en Nicaragua, pero también de la deshumanización de sus verdugos.



En los primeros diez meses de cárcel, los zancudos impidieron dormir con regularidad al cronista deportivo Miguel Mendoza, cuando estuvo temporalmente confinado en un camarote de castigo conocido como La Chiquita, reducido a un espacio de 2.60 por 2.30 metros en la prisión policial El Chipote en Managua.

La Chiquita son en realidad cuatro mazmorras: la número 8 y 9 en el pabellón de hombres, y la 17 y 18 en el de mujeres, según cuenta Mendoza, testigo y protagonista de los abusos cometidos contra inocentes por la dictadura de Daniel Ortega desde que fue detenido arbitrariamente el 21 de junio de 2021.

Mendoza recuerda la incomodidad extrema en aquel espacio tan caluroso y triste—así describe a ese sitio—, mientras relata también de manera general su experiencia de 599 días como prisionero, un período en que perdió 32 libras.

Si ahora está libre es porque es uno de los 222 reos políticos desterrados el jueves 9 de febrero de 2023 a Estados Unidos. En los últimos seis días, ha tenido que contar su testimonio a los medios de comunicación, una historia que impacta a quien la conoce sea dentro o fuera de Nicaragua.

Según él, las condiciones carcelarias en la celda de castigo hacían que se quedara dormido hasta entrada la madrugada y pronto los custodias llegaban a dejarle el desayuno, rompiendo aquella armonía efímera conquistada por el cansancio.

“Me enoja, no me gusta, que me despierten, porque cuando estoy dormido siento que estoy libre”, asegura que le dijo a otro preso. Despierta muchas emociones escucharlo en el programa Onda Local, donde lo entrevistó su sobrino Cristopher Mendoza el 14 de febrero de 2023, después de ver su rostro enjuto y demacrado.

El cronista deportivo fue encarcelado por sus comentarios críticos en las redes sociales, lo que fue considerado por los tribunales como conspiración.

Junto a Mendoza, otros 58 reos de conciencia guardaban cárcel en El Chipote. Cada historia es reveladora sobre su actitud de sobrevivencia, pero también sobre la deshumanización de la dictadura que los mantenía cautivos, a pesar de que eran inocentes.

Aún quedan 38 reos de conciencia en las prisiones de Nicaragua, incluido monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, que no aceptó el exilio y fue condenado a 26 años y cuatro meses de cárcel para recordarnos que el dictador sigue ahí.

Por Octavio Enríquez, periodista nicaragüense de Confidencial y miembro de la plataforma latinoamericana Connectas.

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