La semana pasada, con ocasión del último y preocupante informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, Antonio Guterres, secretario general de la ONU advirtió que el colapso climático ya empezó con fenómenos extremadamente intensos, a los cuales ya no podemos hacerles frente, destacando las sequías más extremas, las temperaturas más altas, los incendios, las pérdidas de vidas y los daños al medioambiente y a la economía, fenómenos que se intensifican por el calentamiento y pérdida de oxígeno de los océanos.
El calentamiento global ya alcanzó 1,1°C y seguirá aumentando, mientras continuemos con la quema de carbón, petróleo y gas, además de metano y otros contaminantes de efecto invernadero. Pero en Chile, aunque estamos entre los 10 países más vulnerables a este fenómeno, y aunque casi el 90% de la población nacional declara en las encuestas que está siendo afectada o será impactada por el calentamiento global, aún existe negacionismo, como quedó en evidencia, cuando la mayoría de los miembros del Consejo Constitucional rechazaron el artículo 206 del texto del Comité de Expertos que incorporaba la necesidad de acciones de mitigación y adaptación para enfrentar el cambio climático. Este hecho además de ser impresentable política y científicamente, va en contra de la legislación vigente, como la Ley Marco de Cambio Climático, cuyo objetivo es que nuestro país logre la carbono neutralidad antes de 2050; y también contra los compromisos climáticos de Chile ante la Convención de Cambio Climático.
¿Porque los consejeros, quienes se supone representan a la ciudadanía, votan en contra de lo que preocupa a la ciudadanía y en contra de lo que aprobó el Congreso Nacional y promulgó el Ejecutivo? Ciertamente no es analfabetismo, los consejeros leen. Es difícil que sea falta de educación, los consejeros provienen de un sector social instruido, y varios de ellos son abogados ¿Será ese especial tipo de ignorancia que genera la mezquindad?
Es extraño, pues en Chile ha existido consenso científico y político transversal sobre la ocurrencia de los impactos de la crisis climática, y también consenso sobre las políticas y acciones prioritarias. Asimismo, como si esto fuera poco, existen los números y análisis económico que respaldan ese consenso. El Banco Mundial ha calculado en 500 millones de dólares anuales los perjuicios climáticos que viene sufriendo Chile en las últimas dos décadas y poco menos de 2.000 millones de dólares, solo en pérdidas por daño de nuestra infraestructura, además de la pérdida de vidas humanas y biodiversidad por incendios, aluviones y otros fenómenos extremos.
¡Parece que ya es tiempo que el Consejo Constitucional aterrice en Chile! Salga a conversar con la gente, recorra las zonas inundadas e incendiadas, consulte a los científicos, se informe sobre las leyes, convoque y escuche a las instituciones públicas, privadas y ciudadanas. ¡No hay tiempo que perder, el tiempo se les está acabando!
Por Sara Larraín, directora de Chile Sustentable
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