Defender lo indefendible



SEÑOR DIRECTOR:

A modo general, defender lo indefendible da cuenta de una actitud soberbia que demuestra, en la mayoría de las ocasiones, una escasa rigurosidad intelectual. Ahora, si esta actitud se observa en autoridades públicas el tema se agrava, ya que se podría agregar especulaciones respecto a los motivos que se tienen para esta vergonzosa actitud.

Esta premisa la esbozo en función de la nefasta defensa que autoridades han hecho al irresponsable y poco transparente accionar de Maisa Rojas y Nicolás Grau (ministra de Medio Ambiente y ministro de Economía Fomento y Turismo, respectivamente), quienes -y a semanas de discutirse la nueva Ley de Pesca- no registraron en la plataforma de la Ley del Lobby su participaron en una reunión con empresarios salmoneros en la residencia del exalcalde Pablo Zalaquett, quien además se encuentra registrado como lobista.

Al respecto, el ministro Grau señaló que los temas tratados en la reunión eran generales, por lo que no era necesario registrarla en Infolobby. Ante esto, debo señalar que las excusas del ministro no solo son ridículas, sino también demuestran un desprecio por el sentido común de la ciudadanía, y, en el mejor de los casos, una ignorancia imperdonable para un ministro de Estado en lo que refiere a los alcances y efectos que tiene la denominada Ley de Lobby en todo lo relacionado a la recuperación de la confianza ciudadana hacia la clase política. Sin embargo, el problema se agudiza, ya que este descriterio no solo es del ministro en cuestión, sino también alcanza a otros ministros que se atreven a defender lo indefendible al buscar legitimar una ilegalidad al establecer criterios e interpretaciones que son instrumentales a sus fines y que limitan y postergan la necesaria visión de bien común que inspiró la materialización de la Ley de Lobby.

Pedro Díaz Polanco

Docente de la Escuela Administración Pública

Universidad Austral de Chile

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