El crecimiento como prioridad

Es positivo que el Mandatario busque dar la señal de que el país no puede conformarse con tan bajas tasas de crecimiento, pero ahora debe dar pruebas de que vendrá un cambio de giro.



El Presidente de la República presentó esta semana el “gabinete de crecimiento”, el cual fue anunciado por el Mandatario la semana pasada durante la cadena nacional donde dio cuenta de la aprobación en el Congreso de la Ley de Presupuestos. El jefe de Estado señaló que “durante más de una década hemos estado creciendo por debajo de nuestro potencial”, y en ese orden de cosas el comité -que encabezará el Mandatario- tendrá la misión de facilitar que los proyectos de inversión se lleven a cabo, sean públicos o privados, para acelerar la recuperación del PIB potencial del país. Para estos efectos, se encomendó a cinco ministros de Estado la tarea prioritaria de concretar esta tarea, sin perjuicio de la colaboración que presten otros ministerios.

Ciertamente cabe valorar las palabras del Presidente, porque en la actual administración esta variable ha estado muy postergada, a pesar de que se trata de un aspecto crucial para que el país pueda aspirar al desarrollo y multiplicar los empleos en el país. El propio ministro de Hacienda reconocía hace un tiempo que “es cierto que en el programa de gobierno se hablaba muy poco de crecimiento”, por lo que cuando menos es un cambio de tono muy distinto.

Desde luego, cabe lamentar lo tardío de este anuncio, pues existe un diagnóstico ampliamente compartido sobre el rezago que viene presentando la economía chilena -que este año probablemente crecerá 0%, situándose entre los países de la región con una menor tasa de expansión-, de modo que sorprende que esta variable no haya sido abordado antes con la decisión que ahora muestra el jefe de Estado. Con todo, no cabe duda de que es una señal favorable que finalmente el crecimiento aparezca ahora relevado en la agenda del gobierno, pero el gran desafío que viene es demostrar con hechos la voluntad de dar un giro en el tipo de políticas que vienen aplicándose hasta ahora, porque de lo contrario sólo serán anuncios vacíos.

El Presidente ya había dado una señal al respecto, cuando en la Sofofa señaló que “nos estamos quedando atrás porque nuestro sistema de permisos es incoherente, es irracional”. Llama la atención por lo mismo que la ministra del Medio Ambiente no figure en la primera línea del “gabinete del crecimiento”, considerando que su cartera tiene un rol fundamental en lo relativo a la evaluación de proyectos, sistema que ha sido objeto de múltiples críticas.

Destrabar los proyectos de inversión aparece como un objetivo fundamental, pero para ello no basta con que las empresas cuenten con procedimientos expeditos para tramitarlos, sino que deben darse señales que permitan recuperar la confianza del mundo privado, lo que entre otros aspectos requiere de normas que aseguren mayor certeza jurídica, una estructura tributaria razonable que promueva la inversión -es dudoso que ello ocurra cuando Chile figura con una de las mayores tasas de impuesto corporativo a nivel OCDE- y que desde el mundo político no se sigan enviando señales de recelo hacia la iniciativa privada.

Cabe no perder de vista que durante los años 90 la economía chilena presentó tasas de crecimiento promedio del 6%, mientras que en la década siguiente el rango bajó a entre 4 y 5%. Las perspectivas para el largo plazo son especialmente desalentadoras, considerando que el Banco Central estima que el PIB tendencial de aquí a 2032 apenas promediará el 2%. Ahora que nos aproximamos a tasas de desempleo cercanas a los dos dígitos, y con múltiples urgencias sociales que requieren de mayores recursos públicos, es fundamental que el crecimiento adquiera el rol que nunca debió haber perdido, y ésta debería ser la oportunidad para un cambio de rumbo.

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