El miedo como política migratoria

SEÑOR DIRECTOR:

En Chile viven 1,7 millones de extranjeros, de los cuales 850 mil son venezolanos. Por otra parte, las personas en movilidad forzada que ingresaron por pasos no habilitados podrían ser unas 400 mil más, en su mayoría, de esta misma nacionalidad. Es decir, en el país viven y aportan más de 2 millones de migrantes, siendo los venezolanos entre 1 a 1,3 millones.

Es por esto que parece insólito que hoy los discursos sobre la migración solo den cuenta de aquel mínimo porcentaje de este segmento poblacional vinculado a hechos delictivos. No observamos que la política pública se ocupe, por ejemplo, de que los hogares migrantes han disminuido sus ingresos, han aumentado sus niveles de pobreza y cesantía, y viven una exclusión de la oferta pública en materia de servicios y programas estatales. Menos aún hay claridad respecto a la garantía de los derechos de las personas refugiadas.

Ahora bien, no se trata de relativizar la importancia que tiene combatir el crimen organizado, porque es una materia de primer orden. Tampoco se pueden desconocer los desafíos institucionales que estos cambios demandan al Estado en recursos y capacidades. Sin embargo, hay que abocarse a ello con sentido de responsabilidad.

A consecuencia de esta forma de comunicar sobre la migración, lo que vemos hoy es que se promueve una percepción negativa de las personas migrantes afectando la cohesión social e instalando el miedo como política migratoria. Las personas chilenas tienen miedo de las personas migrantes, y los venezolanos tienen miedo de vivir en Chile.

Neida Colmenares

Académica de Ciencia Política Universidad Central