Estallido social, PSU y desigualdad

Instituto Nacional


Esta columna se escribió junto a Camila Pesce, FK Economics.

Los medios informaron estas semanas que el Instituto Nacional (IN) habría caído en el ránking de la PSU de este año. Como el IN ha sido un emblema de la movilidad social y de la meritocracia en Chile, mucha gente se preguntó si las movilizaciones del año pasado no habrían sido contraproducentes: por un lado piden reducir la desigualdad, y por otro lado merman las probabilidades de que buenos alumnos puedan acceder a las universidades y carreras que desean para obtener el aporte que éstas generan en su formación para la vida.

Lo primero que hay que preguntarse para analizar si lo anterior es cierto es si las tomas de los colegios producen ausentismo y si éste afecta los resultados educacionales de los que no pueden asistir a clases.

Respecto de lo anterior, el trabajo Collective action in networks: Evidence from the Chilean student movement, de Felipe González, estudió los efectos del movimiento estudiantil del 2011 en el ausentismo escolar, y parte de sus resultados indicaron que los días de protesta estarían asociados no linealmente con un rendimiento académico más bajo. 

Tomando los resultados anteriores, lo segundo que corresponde preguntarse es si existe una relación entre los estudios de educación superior con los ingresos futuros de los alumnos. 

El economista Sergio Urzúa analizó la rentabilidad de la educación superior en Chile, en un estudio publicado por el CEP el año 2012, concluyendo que existe gran heterogeneidad en los retornos según casa de estudios. 

Adicionalmente, los académicos Hastings, Neilson y Zimmerman encontraron en un trabajo académico del año 2014 que los retornos a la educación superior son heterogéneos según la carrera seleccionada, siendo estos grandes y positivos para carreras selectivas, como aquellas relacionadas a la salud, ciencias y ciencias sociales. Dentro de los resultados, también destacan que los retornos a la selectividad no varían según el estado socioeconómico del estudiante. Este último punto es relevante, considerando que aquellas carreras con mejores proyecciones permiten por tanto disminuir la desigualdad.

En suma, si un alumno tuvo un mal resultado en la PSU, producto de la inasistencia escolar por las tomas, y esto a su vez le redujo sus posibilidades de acceder a la carrera y universidad de mayor valor agregado, entonces también se está afectando sus ingresos futuros y, en definitiva, su rentabilidad de estudiar. Como esto también es cierto para alumnos más vulnerables, entonces, se está disminuyendo el efecto de la educación superior como agente de movilidad social.

En retrospectiva, la evidencia anterior indica que de haberse traspasado los efectos del ausentismo escolar a los resultados de la PSU, estudiantes de colegios más vulnerables podrían ver coartadas sus opciones de entrar a instituciones y carreras con mejores retornos. Ante esto, ¿no estarían las protestas y tomas perpetuando la dolorosa desigualdad que ha hecho marchar a tanta gente en Chile? ¿No es esto contraproducente? 

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