Inaudito cierre de colegios municipales en Tiltil

El hecho de fondo, y que se repite en numerosos municipios, apunta a la insuficiente gestión de los recursos destinados a la educación, lo que se viene traduciendo en una creciente sobredotación de docentes que hace insostenible su financiamiento.



Conmoción causó la decisión del alcalde de Tiltil (RD) de cerrar sus colegios municipales -afectando con ello a más de dos mil estudiantes- debido a la imposibilidad de pagar las deudas previsionales que su comuna mantiene con los profesores desde el año 2017, las que ascenderían a $18 mil millones. Según manifestó en una entrevista a este medio, se trató de una medida radical, pero necesaria, pues permitirá ejercer presiones para evitar “repetir la falta de liquidez para pagarles a los profesores”.

Si bien el Ministerio de Educación respondió con prontitud, liberando recursos de la subvención que se encuentra retenida para el pago de las remuneraciones -lo que ya se había hecho años atrás-, este caso inmediatamente llevó a la pregunta de cómo es posible llegar a una situación como ésta. El hecho de fondo parece tener que ver con la insuficiente gestión de los recursos destinados a la educación que se remonta a varios años atrás y que se viene traduciendo en una creciente sobredotación de docentes que finalmente hace insostenible su financiamiento. Según datos del Sistema Nacional de Información Municipal, en la última década se produjo una continua caída en la tasa de estudiantes por docente, pasando desde 23 en 2012 a 17 en 2015 y luego a solo 14 en 2021, siendo éste el menor nivel del período.

Se trata de una situación que, lamentablemente, es más frecuente de lo que se piensa dentro del sistema municipal y que sigue sin poder ser solucionada. De hecho, ésta representa la principal amenaza para la nueva institucionalidad que se diseñó para hacerse cargo de la educación pública del país. Entre las causas se encuentra la inamovilidad que impone en Estatuto Docente, así como también la falta de voluntad y de incentivos que a menudo existe para gestionar adecuadamente los recursos de la educación y ajustar las plantas docentes frente a la caída de estudiantes. Este problema ha sido evidenciado con la puesta en marcha del nuevo Sistema de Educación Pública y el traspaso de los colegios desde las municipalidades a los nuevos Servicios Locales de Educación (SLEP), estamentos que han podido comprobar el alcance que tiene la sobredotación de docentes y de asistentes.

Es por todo lo anterior que este caso debe poner en alerta al Ministerio de Educación. Las consecuencias a que puede llevar la sobredotación y la mala gestión de la educación están a la vista y su solución no pasa por seguir inyectando más recursos que solo lleven a tapar el problema de fondo, sino en hacerse cargo de la raíz de éste. Para que el nuevo Sistema de Educación Pública esté libre de estos vicios, no basta con que los SLEP sean organismos especializados en la educación -con giro único-, sino que también se requiere revisar en qué medida existen los incentivos y las facultades necesarias para atender la sobredotación, de manera de crear las condiciones para ponerle término y así evitar heredar no solo las deudas, sino lo que se esconde detrás de ellas y que tiene que ver con la insuficiente gestión.

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