Peligro familiar

Dávalos
AgenciaUno


Pese a las enormes diferencias intelectuales y morales, Sebastián Dávalos y Pablo Piñera tienen mucho más en común que un parentesco directo con la primera autoridad de la República. Ambos son protagonistas de una crisis que puede desarmar todo el relato que ha armado el respectivo gobierno de su familiar directo. Hasta ahora, el gobierno de Piñera había transcurrido sin grandes sobresaltos. Los desvaríos de varios de sus ministros que suelen olvidar que ya no son columnistas ni consultores privados eran un asunto de conversaciones entre los grupos más politizados, pero de bajo impacto en la aprobación general. Las dos encuestas publicadas esta semana de las empresas Cadem y Criteria coinciden en que la base electoral del actual gobierno permanece incólume, ayudado en buena parte por el optimismo económico de las buenas cifras de inicio de año.

También ha ayudado mucho la oposición. El triste espectáculo dado a raíz de las comisiones presidenciales genera la imagen de un gobierno que quiere avanzar y una oposición que no se recupera de la derrota y en su dolor busca echarle a perder los asuntos al oficialismo, al precio que sea necesario. El contraste de gobernabilidad versus desorden finalmente ayuda en los números a La Moneda.

Pero el increíble error del Presidente de nombrar embajador a su hermano puede cambiar todo, como lo fue el caso Caval, que involucró al hijo y la nuera de la ex Presidenta. Aunque en este caso el nuevo embajador en Argentina se trata de una persona moralmente intachable y sumamente calificada, en la retina pública quedará siempre que el mismo candidato que fustigó a una senadora por tener una hermana en el segundo piso, designa en la embajada más importante al suyo propio. La sensación maldita de que en Chile no se puede ascender si no se tiene la familia adecuada va contra el relato de campaña que instauró Chile Vamos sobre el emprendimiento y el valor del esfuerzo. Y como han comprobado muchos políticos, el costo de la falta de coherencia entre discurso y acción privada es mucho más alto que el error más grave.

Dávalos y Compagnon, al saltarse la fila en el banco para obtener un crédito millonario y hacer una pasada inmobiliaria, dañaron como nadie el discurso de entonces respecto a que el gran esfuerzo del gobierno de Bachelet era la lucha contra la desigualdad. De la misma manera, el concepto de un país de oportunidades puede quedar en la caricatura si lo que se instala en la opinión pública es que la derecha volvió al poder para simplemente instalar a los suyos, no solo a los de los mismos colegios sino derechamente a sus familiares directos.

Para el votante de Piñera, en especial el de segunda vuelta, que sin querer mucho a la figura confió en su capacidad de crear progreso y oportunidades ante una sociedad que se veía estancada, esto puede ser decepcionante. La serie de defensas corporativas que incluyen declaraciones de tres ministros para defender al hermanísimo agrava aún más la falta, pues le dan presencia en los noticiarios con el gobierno en pleno defendiendo el derecho presidencial de designar a quien quiera, incluyendo a su familia. A diferencia de ello, Dávalos nunca tuvo defensores en la coalición oficialista de entonces, y cuando fue nombrado director sociocultural, un artículo del diario El Mostrador contó las incomodidades que provocó entre los inquilinos de Palacio. Y pese a que esta vez no hay acción ilegal alguna, el riesgo es el mismo.

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