Prioridades del Ministerio de Educación

Es acertado que se priorice una agenda más vinculada con los procesos de aprendizaje, pero claramente en el ámbito de la reactivación educativa se requiere una agenda mucho más ambiciosa en cuanto a metas y plazos.



La llegada del nuevo ministro de Educación ha generado una serie de cambios respecto de la gestión anterior, lo que sobre todo se observa en el ámbito de las prioridades que ahora maneja esta cartera.

Uno de los aspectos más cuestionados en la anterior gestión fue que a pesar del verdadero terremoto educacional que se produjo a raíz de la pandemia, donde además de la manifiesta pérdida de aprendizajes -los resultados del Simce fueron en ese sentido inequívocos-, y el considerable nivel de ausentismo y deserción, las prioridades ministeriales persistentemente estuvieron puestas en otros ámbitos, como por ejemplo el programa de Educación en Afectividad y Sexualidad Integral. Esto, si bien es una dimensión muy importante, claramente no corresponde a la urgencia del momento.

En tal sentido, es una señal acertada que el nuevo ministro haya decidido privilegiar en esta etapa otras materias que tienen más relación con el ámbito de los procesos de aprendizaje, lo que se refleja en aquellos proyectos que han sido priorizados en el ámbito legislativo. Se acaba de despachar a ley la nueva evaluación docente, mientras que también se buscará agilizar lo relativo a convivencia escolar, así como la implementación de la nueva educación pública, entre otros. Desde luego, los proyectos priorizados también han sido objeto de cuestionamientos y en algunos de ellos es fácil advertir que habrá importantes resistencias, como es el caso de la condonación del CAE así como el buscar saldar la “deuda histórica” de los profesores, pero otros permiten volver a poner la mirada en los procesos educativos.

En tal sentido, cabría esperar que las nuevas autoridades centren todos sus esfuerzos particularmente en lo relativo al plan de reactivación educativa, considerando que a pesar de que durante este año se ha visto una recuperación en la asistencia escolar, todavía no se logra llegar a los niveles prepandemia. En esto los datos al primer semestre indican que el 13% de la matrícula registró una inasistencia reiterada, y otro 27% presentó inasistencia grave. La recuperación que se ha observado viene sobre todo del ámbito de los colegios particulares subvencionados, observándose que en los establecimientos municipales o en los ya traspasados a los SLEP sigue habiendo rezagos importantes.

No basta con que solo se indique que la reactivación educativa será una prioridad, sino que ello debe traducirse en hechos concretos y en un plan exhaustivo con objetivos mucho más ambiciosos. En ese sentido, llamó la atención que los fondos destinados a estos fines en la propuesta de ley de presupuestos 2024 que formuló el Ejecutivo apenas alcance los $ 30 mil millones. El ministro de Educación ha señalado que deben atenderse a criterios más globales, pero claramente estas cifras han dejado más dudas que certezas. También ha llamado la atención que el ministro indique que el plan de reactivación podría extenderse por una década, un horizonte demasiado prolongado, lo que confirma la necesidad de que la autoridad fije metas y plazos mucho más estrictos.

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