Reinventarnos en la crisis para proyectar el futuro



Por Ana Luz Durán, decana Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad San Sebastián

En nuestro país, todas las políticas públicas en materia de educación escolar desde 1990 intersectan en algún punto a los profesores/as. Esto se consagra en distintas políticas, que van desde el establecimiento de un estatuto docente, los programas de mejoramiento de la calidad y equidad, el programa Enlaces, la innovación educativa, la jornada escolar completa, la evaluación docente y, finalmente, el fortalecimiento de la educación pública.

Hoy, los profesores/as nuevamente están en la encrucijada. Por una parte, deben desarrollar competencias digitales para lograr aprendizajes en un entorno para el que nunca fueron formados, y además depositamos sobre ellos la responsabilidad del derecho y el acceso a la educación, sin dejar atrás a nadie.

En un estudio sobre las condiciones docentes en el mundo realizada por Unesco, Unicef y el Banco Mundial, se concluye que solo la mitad de los países han proporcionado capacitación adicional para la educación a distancia, y solo un tercio apoyo psicosocial para enfrentar la crisis.

Hace muy poco discutíamos sobre las bondades o perjuicios de la incorporación de tecnología, del uso del celular en clases, especialmente con los más pequeños. Esa discusión ha quedado superada por la realidad, la que nos develó la creatividad docente para hacernos cargo de la brecha de aprendizaje. Profesores y profesoras enseñando en distintas plataformas, mensajes de WhatsApp, videos en TikTok y una infinidad de iniciativas que muestran el compromiso docente por los estudiantes.

Pero esto no es suficiente, la coherencia e integralidad de la política pública está sobre la mesa. Tiene que ser la educación escolar una política de Estado, que se mire al largo plazo y que ubique a los profesores/as en el centro del proceso.

Una tarea tremendamente difícil, que nos exige no solo tener más profesores/as, sino que estén mejor cualificados. Se están discutiendo los estándares de formación inicial, los lineamientos que las universidades formadoras de docentes debemos considerar, en ninguno de ellos se incluye la innovación o la investigación en docencia (scholarship of teaching and learning process).

Debemos reinventar el futuro, aprender de esta experiencia y escuchar a los docentes. Ellos (Unesco, 2020) indican como aspecto relevante para el futuro, el acceso de los estudiantes a la tecnología, la capacidad de las familias para hacer seguimiento, fortalecer la autonomía en el aprendizaje y dotar de recursos para la educación a distancia.

Hoy, quiero hacer un reconocimiento a la labor docente que nos ha demostrado con creces que ha logrado reinventarse en esta crisis, y que como sociedad este es el momento para proyectarnos al futuro.

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