Resurgimiento de nacionalismos



SEÑOR DIRECTOR

La demanda de Bolivia en La Haya puede parecer excepcional en el actual escenario internacional, pero no lo es. Las evidencias de los últimos 15 años indican que hay una tendencia hacia la reactivación y crecimiento de las disputas territoriales en América Latina (y el mundo). Así, por ejemplo, si en el período 1945-1992 la Corte Internacional de Justicia conoció solo seis casos en nuestra región, en los últimos 20 años (1998-2018) ya van al menos 14, en que gobiernos establecen demandas contra países vecinos.

Hay, además de la variable bilateral, factores globales y regionales que ponen el marco de fondo para explicar la activación de estas disputas: por una parte, durante la Guerra Fría las entonces superpotencias impidieron en sus zonas de influencia la emergencia de conflictos que significasen una distracción de la confrontación geopolítica principal existente en esos años. Fue el término de este conflicto lo que, paradójicamente, hizo revivir antiguas rivalidades nacionales que durante la Guerra Fría permanecieron "congeladas". No es casual en esta época la reemergencia del nacionalismo como factor de poder y legitimación, que subyace a muchas tensiones que se creían extinguidas entre países y nacionalidades. Si a esto se agrega que muchas áreas en disputa en el mundo son ricas en recursos naturales y minerales (en un escenario global de escasez y alta demanda a largo plazo), ello agrega un elemento adicional.

Pero, además, los "teóricos" de la globalización se equivocaron cuando a comienzos de los 90 pronosticaron que una creciente interdependencia terminaría, virtualmente,con las tensiones entre países y las reivindicaciones nacionalistas. Hoy lo que vemos es un fuerte auge de populismos nacionalistas de corte autoritario en diversas partes del mundo y un retroceso de la democracia liberal.

El "America First" de Trump, el Brexit, el auge de la ultraderecha xenófoba en Europa, la consolidación de líderes autoritarios en Rusia, Turquía, Egipto y otros países, es la expresión más dramática de esto. La globalización sí ha tenido efectos positivos para el desarrollo global, pero también está dejando muchos "perdedores" en el camino, y mientras esto no se aborde de manera eficaz, la apelación a discursos nacionalistas extremos continuará creciendo en el mundo.

Boris Yopo H.

Sociólogo y analista internacional

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