SEÑOR DIRECTOR:
En 1986, Charles Taylor visitó Chile para abordar en su conferencia “Democracia y Participación” las debilidades de dos modelos de democracia predominantes en el mundo occidental. Por un lado, el modelo institucional ligado a la concepción económica, en el cual el individuo demanda un gobierno eficaz e imparcial. Por otro lado, el modelo de “voluntad general” presume un consenso unánime que en ocasiones subyuga al individuo y a la diversidad social.
Taylor propuso un tercer modelo basado en un humanismo cívico, resaltando una democracia que valoriza las relaciones, los compromisos y las experiencias ciudadanas.
En esta visión, la identidad común, la participación ciudadana significativa y el respeto mutuo cobran importancia como elementos que enriquecen y otorgan sentido a una democracia coherente con la vida en sociedad. Esta perspectiva no reduce la democracia a meros procedimientos electorales de elites temporales ni a tendencias que limiten la diversidad, particularidad y conflictos inherentes a sociedades complejas y abiertas.
En un contexto donde las noticias políticas a menudo distorsionan el concepto de “democracia” y en un país que atraviesa un relevante proceso constitucional, resulta crucial retomar un diálogo serio y reflexivo sobre “democracia y ciudadanía”. Más allá de una semana volcada en noticias políticas, es esencial volver a explorar estos temas en profundidad.
Óscar Guerra González
Director y fundador
Fundación Observa Ciudadanía
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