Sistema de emergencia: con el agua al cuello



SEÑOR DIRECTOR:

En esta primera mitad del año, Chile ha experimentado un impacto similar a dos terremotos destructivos. Si recordamos que los desastres naturales no existen, pues son sociales, es muy complejo cuando se entra en la dinámica habitual de culpar a las olas de calor por los incendios forestales, a las lluvias por inundaciones, y al cambio climático por todo, evitando así hacernos cargo de nuestras debilidades y mejorar.

El sistema de emergencias sigue sin modernizarse. Ha cambiado todo para no cambiar nada. La nueva institucionalidad no tiene mayor diferencia con la Onemi, ni cambia el modelo de gestión.

Centralizada, sin capacidad de actuar con anticipación, donde, por ejemplo, las alertas tempranas, al igual que las de evacuación, terminan siendo un acto comunicacional más que un despliegue efectivo de logística y conducción.

¿De qué sirve una alerta meteorológica sin un despliegue anticipado de recursos económicos, logística y fortalecimiento de la gestión local para la preparación, e incluso evacuaciones previas al impacto? ¿De qué sirve una alerta de evacuación a telefonía celular si no va acompañada de información y despliegue de operaciones que, de no llevarse a cabo correctamente, pueden generar más daño? ¿De qué sirve si esa alerta no responde a algo tan simple como hacia dónde, por qué vía, a qué punto, con qué apoyo se debe evacuar?

Nuestro sistema de emergencias y modelo de gestión sigue con un atraso del que ningún gobierno se hace cargo. Pareciera que seguimos pensando que el próximo lo hará, postergando por décadas un ámbito clave en seguridad pública.

Michel De L’Herbe

Consultor en gestión de emergencias

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