¿Solo buenos modales?

FOTO: JESÚS MARTÍNEZ / AGENCIAUNO


SEÑOR DIRECTOR:

A propósito de cómo se ha desarrollado la discusión en el Consejo Constitucional, algunas voces han señalado que se estarían cometiendo los mismos errores que en el proceso anterior, salvo que ahora hay “buenos modales”.

Frente a esa crítica cabe mencionar lo siguiente. En primer lugar, quienes impulsaron este segundo proceso no debieran desentenderse de cómo se está llevando a cabo, especialmente cuando aún hay límites puestos en el diseño original que están funcionando o empezarán a funcionar con el paso de los días. La presencia de los expertos para la elaboración de un anteproyecto, los bordes constitucionales, la elección de los consejeros, el Comité Técnico de Admisibilidad, son algunas de las instancias que no solamente hacen distinto este proceso del anterior, sino que se hicieron precisamente para evitar los problemas de la Convención Constitucional. Si quienes diseñaron esos mecanismos ahora dicen que no cumplen con su objetivo, sería bueno también que asumieran y dijeran cuánta responsabilidad les cabe por eso.

En segundo lugar, esgrimir una crítica de ese calibre, sin considerar las diferencias de fondo de lo aprobado es caer en un simplismo excesivo. Es verdad que en una Constitución existirán cosas contingentes en que habrá posiciones distintas, pero también es verdad que ahora no hay normas como la de la plurinacionalidad, las cuotas en cada una de las instituciones del país, la pulverización de nuestro sistema de justicia, la contradicción evidente en el sistema político, la eliminación del Senado, por nombrar algunas. Las polémicas existentes en la actualidad tienen relación con cuestiones enteramente debatibles y en ningún caso se trata de un proyecto refundacional como el rechazado por los chilenos el 4 de septiembre.

Por último, también es importante considerar que en las grandes líneas, el proyecto de los expertos se ha mantenido en gran parte, y un número considerable de normas han sido aprobadas de forma unánime. Esto no es simplemente una cuestión cuantitativa, sino que muestra la transversalidad de un gran número de normas, aspecto del que careció la fracasada Convención Constitucional.

La discordia constitucional debe cerrarse, y para esto todos deben poner de su parte. Obviamente quienes tienen la mayoría, y en sus hombros ha caído la responsabilidad de redactar y aprobar las normas, sino que también lo deben hacer quienes critican al proceso, porque no hacer las distinciones necesarias terminan contaminando y no esclareciendo el debate.

José Francisco Lagos

Director ejecutivo Instituto Res Publica

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