Todos somos socialdemócratas

Alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín. Foto: Agenciauno


Por Gloria de la Fuente, presidenta Fundación Chile 21

Revuelo inusitado causó por estos días la declaración de la carta más probable de la UDI para competir en la próxima elección presidencial. No fueron solo sus definiciones contraintuitivas para el mundo que representa, que está lejos de tener posiciones jugadas por la opción “Apruebo” o la “convención constituyente” para el plebiscito de octubre, sino el hecho de que se declaró abiertamente socialdemócrata, algo que está, por cierto, lejos del ADN de su sector.

Hay quienes han acusado una maniobra política en estas declaraciones y cierto cinismo, porque es difícil imaginarse un vuelco tan relevante en tan pocos años, con una historia política que no comenzó ayer y que el edil de Las Condes no oculta. Ha habido cierto enojo y malestar en otros sectores y hasta mofas por este vuelco tan radical. No obstante, es preciso reconocer que si hay algo que tiene Lavín es habilidad política para leer el signo de los tiempos.

En efecto, un reciente estudio de Criteria Research señala un par de datos que son interesantes. El primero de ellos es que el eje izquierda-derecha ha tendido a diluirse en las identidades políticas. Por el contrario, frente al eje liberal-conservador o Estado-mercado, una amplia mayoría de personas se ubica en el espectro que privilegia más al Estado y la comunidad que al mercado y es, en general, más liberal que conservador. Del mismo modo, ya el estudio Desiguales, del PNUD, nos mostraba el 2017 que existe una amplia percepción en los chilenos que “la desigualdad en Chile sigue existiendo porque beneficia a los ricos y poderosos”. ¿Podría extrañar entonces que el potencial abanderado de Chile Vamos señale que “la élite tiene que dejar de tener miedo a perder el poder, porque ya lo perdió?”. Se trata de una lectura similar a la del año 1999 cuando hablaba de “los problemas reales de la gente”, abriendo una directa diferenciación de su opción en ese entonces con la política tradicional, ya bastante desprestigiada.

El punto es que, si se mira desde la óptica de la ciudadanía y de los temas que se han levantado desde el estallido social y que nos tienen ahora ad portas del plebiscito de octubre hay acá una oportunidad para los sectores que miran con recelo la propuesta de Lavín para tener una discusión sustantiva de lo que un país como el nuestro debiera construir hacia el futuro.

¿Todos somos socialdemócratas? Perfecto, es una aspiración que muchos tenemos hace mucho tiempo. Significa no solo la vocación expresa por la democracia, sino que también, en líneas fundamentales, en reemplazar la focalización de las políticas, por derechos universales para las personas en materia de salud, educación y pensiones. Significa, por cierto, garantizar que estas políticas sean sostenibles y, en consecuencia, allegar los recursos necesarios al Estado para que ello sea así.

Si en otras latitudes, aún existiendo sectores de derecha que no comulgan necesariamente con estos principios, no se cuestiona el estado de bienestar, tal vez sea hora entonces que se abra esta discusión en Chile. Para eso, el proceso constituyente es la oportunidad, en definitiva, para saber quién es quién, más allá de las declaraciones que, en muchas circunstancias, se las puede llevar el viento.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.