¿Un nuevo día feriado?

La inminencia de los Juegos Panamericanos ha llevado a que un grupo de diputados esté evaluando la posibilidad de presentar un proyecto de ley para que el día de la inauguración- el próximo viernes 20 de octubre- sea feriado, o bien que haya una reducción de la jornada laboral. Las razones que invocan sus impulsores obedecen, por una parte, a que la enorme cantidad de personas que deberán ser transportadas ese día desde Cerrillos -donde se ubica la Villa Olímpica- hasta el Estadio Nacional podría ocasionar una serie de trastornos, de modo que una jornada feriada facilitaría el desplazamiento; también se busca dar la oportunidad para que “todos los santiaguinos puedan disfrutar de esta fiesta”.

A pesar del carácter de utilidad pública con que los parlamentarios pretenden revestir esta decisión, el gobierno ha sido mucho más cauto. Por de pronto, el ministro del Deporte ha señalado que desde el Ejecutivo no han visto la necesidad de requerir un feriado, en tanto que el ministro de Hacienda hizo ver la inconveniencia de que todo el resto del país se pudiera ver afectado por un evento en la ciudad de Santiago.

Puesto que los organismos técnicos no vieron la necesidad de decretar un día feriado, el hecho de que esto se esté impulsando a solo semanas del evento resalta aún más su carácter meramente populista y nuevamente vuelve a poner de relieve la improvisación con que actúan algunos parlamentarios. La pulsión por decretar días feriados la hemos visto recurrentemente, donde este tipo de iniciativas suelen impulsarse sobre la marcha, en algunos casos incluso contando con el patrocinio del Ejecutivo, como ocurrió el año pasado cuando se decretó feriado el viernes 16 de septiembre, para prolongar el descanso de Fiestas Patrias.

Chile ya figura entre los países con mayor número de feriados; solo contando los días de asueto a nivel nacional para 2023 -pues también hay numerosos festivos de carácter local-, nuestro país se posiciona en el tercer lugar de la región -con un total de 17-, solo superado por Colombia y Argentina.

Este inconveniente proceder en relación con los feriados se torna todavía más irresponsable considerando el contexto actual en que esto ocurre, cuando la economía atraviesa por un preocupante estancamiento y el desempleo se encuentra en niveles cercano a los dos dígitos; es decir, lo más que se necesita ahora es generar actividad y crecimiento, sin que el país esté en condiciones de darse el lujo de absorber los costos de un día de paralización, considerando que estos juegos coincidirán con dos fines de semana largo.

Es lamentable que estas consideraciones no parezcan estar en la mente de los impulsores de esta medida, pero cuando menos cabría esperar que el resto de los parlamentarios sepa estar a altura y el gobierno mantenga su postura, porque de terminar aprobándose este feriado se consolidaría un muy mal precedente.