Un país “patas para arriba”

El hecho de que los índices de temor hayan alcanzado niveles sin precedentes, revela que la inseguridad se trata del flanco más débil de este gobierno, ante lo cual resulta insólito que se pretenda hacer creer que esta administración es la que vino a poner orden.



Hace algunos días, el expresidente Sebastián Piñera formuló una serie de críticas al gobierno por la manera en que ha manejado el tema de la delincuencia, donde uno de los puntos que enfatizó fueron los indultos que el Presidente Boric concedió a condenados en el marco del llamado estallido social, por estimar que se enviaba una señal muy contradictoria. La vocera de gobierno respondió a estos dichos, señalando que cuando asumió este gobierno se encontró con una situación “patas para arriba” en materia de seguridad. “El ex presidente Piñera -indicó la vocera- dejó al país en una situación sumamente grave (…) Las policías no tenían renovados sus vehículos, las fronteras estaban totalmente desprotegidas, teníamos un ingreso irregular de migrantes desbordado, es decir, había un abandono tremendo en materia de seguridad”.

La destemplada respuesta del gobierno resulta ciertamente llamativa, porque no solo desconoce que bajo la actual administración la realidad en materia delictual se ha deteriorado, tal como se observa en el caso del explosivo aumento de los homicidios -ya resulta frecuente escuchar “oleadas” de asesinatos, tal como acaba de ocurrir el pasado fin de semana-, fenómeno que en buena medida ha ido de la mano de la expansión del crimen organizado. Aun cuando ciertos delitos de mayor connotación social han experimentado una cierta baja en los últimos meses, forma ya parte de la cotidianeidad los tiroteos en plena vía pública, en tanto que el incremento de las denuncias en casos de secuestro -incluso extorsivos-, y los casos de portonazos y encerronas siguen atemorizando a la población.

En materia de inmigración irregular, algunas estimaciones indican que este año se alcanzarían del orden de los 50 mil casos, lo que indicaría que el fenómeno está aún lejos de poder contenerse. En fin, el hecho de que los índices de temor entre los chilenos hayan alcanzado niveles sin precedentes, revela que el tema de la seguridad se trata del flanco más débil de este gobierno, ante lo cual resulta insólito intentar hacer creer que ha sido esta administración la que vino a poner orden, eludiendo por completo las propias responsabilidades.

El hecho de que uno de los indultados por el Presidente Boric acaba de ser detenido en un caso de aparente secuestro revela el profundo error de haber entregado dicho beneficio, desentendiéndose de que varios de ellos cargaban con un nutrido prontuario y que la posibilidad de reincidencia era alto, algo que no solo está golpeando duramente al gobierno -las vacilantes explicaciones que ayer intentó dar la vocera frente a este caso así lo confirman-, sino que prueban que producto de esta tozudez la población ahora se ve expuesta a un mayor riesgo.

Cuando la vocera habla de que recibieron un país “patas para arriba” desconoce la inconsistencia de que la primera medida que adoptó el gobierno apenas asumido fue retirar las 139 querellas por Ley de Seguridad del Estado en el marco del estallido, así como el estado de excepción en La Araucanía, el que luego tuvo que ser repuesto ya de forma ininterrumpida ante la violencia desatada en la zona, y que durante mucho tiempo dichos sectores cuestionaron duramente. Como parlamentarios, varios de los que hoy gobiernan -en especial del Frente Amplio y el PC- votaron en contra de normas que habrían resultado útiles para hacer frente a la violencia, como la protección de infraestructura crítica -que bajo este gobierno finalmente se aprobó-, en tanto cundían las voces para “refundar” Carabineros, todo lo cual iba en la dirección opuesta de haber enfrentado responsablemente la inseguridad.

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