Daniel Hojman, jefe programático de Paula Narváez: “El programa de Jadue es un festival de voluntarismo”

El economista aborda, además, los ejes de la propuesta de la candidata PS que será lanzado esta semana y agrega que es ella quien mejor representa al "socialismo democrático". "El país lo que necesita para adelante es un gran cambio, pero seguridad en ese gran cambio", agregó.


A pocos días de que se lance el programa de gobierno de la abanderada socialista Paula Narváez, Daniel Hojman aborda el proceso participativo que ha liderado en el marco de su elaboración y detalla los ejes principales del documento, fruto del trabajo de más de 500 profesionales, en su mayoría independientes, y de la contribución de cerca de cuatro mil personas.

El economista de la Universidad de Chile y tradicional colaborador de los gobiernos de la expresidenta Michelle Bachelet, cuyo rol comparte ahora con Valentina Quiroga (Nuevo Trato) y Verónica Pinilla (PPD), anticipa desde ya diferencias significativas respecto del programa presidencial de Daniel Jadue (PC) y asegura que las propuestas del también alcalde de Recoleta no son financiables.

Esta semana se lanza el programa definitivo de la candidata presidencial socialista. ¿Cuáles son los principales ejes?

Estamos planteando un gobierno que esté asociado con una recuperación integral de la pandemia y después cambios muy sustantivos, pero en serio. Eso significa cambios grandes, robustos, pero con seriedad. El plan de recuperación es integral. Tiene una parte de reactivación económica, por un lado, con planes de inversión y estímulos al reemprendimiento, con un foco muy importante en la recuperación del empleo femenino. Y, por otro, un foco en instalar los pilares de un modelo de desarrollo nuevo, vinculado con una idea de una transformación productiva verde en donde la digitalización es algo que llega a todo Chile. También hay un plan remedial en salud y en educación. La otra parte del programa está vinculada con cambios estructurales y ahí diría que hay énfasis que son muy importantes, entre ellos, la idea un nuevo pacto social y una nueva estrategia de desarrollo.

La candidata planteó un plan de reconstrucción y hablaba de una recaudación de cinco puntos del PIB en un plazo de cinco años. ¿Cuál es el alcance de la reforma tributaria que plantean?

Tenemos un equipo tributario súper sólido, van a marcar el debate de la reforma tributaria que se lleve adelante en un próximo gobierno. Estamos pensando en algo bien ambicioso, no hay episodios ni en Chile ni en otras partes del mundo que apunten a recaudar o aumentar la carga tributaria en cinco puntos en un periodo breve, nosotros creemos que eso es viable. Eso tiene que ver con una disminución de la evasión y se requiere una inversión importante en las capacidades del SII. La otra parte está vinculada con impuestos a los súper ricos, no solamente patrimoniales, sino también a las ganancias de capital y otras cosas. Estamos planteando un royalty e impuestos verdes.

¿Cómo ve que el programa de Jadue tenga un costo de cerca de 35 mil millones de dólares, más del doble de los que implementaron Michelle Bachelet o el Presidente Sebastián Piñera? ¿Lo ve viable?

La expansión tributaria que propone el programa de Jadue no me parece viable y tampoco tengo claro que se pueda financiar el programa que está planteando esa candidatura. Es un programa que apunta en la dirección correcta desde el punto de vista de la necesidad de satisfacer derechos sociales que aseguren un piso de dignidad, pero más allá de eso, es un programa que tiene un grado importante de voluntarismo y ese voluntarismo puede terminar conspirando contra un cambio serio.

¿Cuánto costaría el programa de ustedes?

Prefiero no dar esa cifra todavía. Estamos sumando y restando cosas, pero es coherente con la reforma tributaria que estamos planteando. Yo sí creo y ahí hay una coincidencia con el programa de Jadue, que es necesario expandir la carga tributaria más de cinco puntos, eventualmente 10, pero un periodo de tiempo más largo y preocupándose, y ahí hay está la diferencia sustantiva, de darle una base material a esa transformación. Y eso pasa por una economía que recupera su dinamismo, que se diversifica, que aumenta su productividad y, además, requiere una asociatividad entre el sector público y el privado.

Llamó la atención principalmente la propuesta en materia de pensiones que propone el PC. Hablan de un retiro del 100% de los fondos y fin a las AFP. ¿Qué propone Narváez?

El retiro de un 100% de los fondos es una locura, hoy día en el sistema de pensiones hay un ahorro de 70 puntos del PIB, eso es lo que les estaríamos sacando a las pensiones futuras de Chile. ¿De dónde va a salir esa plata? Con todas las otras necesidades que hay que cubrir... Nosotros creemos que a partir de lo que existe, lo que hay que hacer es avanzar hacia un sistema mixto, profundamente solidario, con seguridad social, con un pilar solidario que financia una pensión básica universal garantizada, digna para todos los chilenos, pero en donde existe también un pilar contributivo que está asociado con cuentas individuales. Creemos también, y ahí hay una coincidencia con el FA y Jadue, que el sistema debiese dejar de ser administrado por las AFP, tiene que haber un cambio en la institucionalidad que pasa porque las pensiones sean gestionadas por un ente público. Eso significa que los beneficios, las cotizaciones, todo, está en manos de un ente público. Eso, aclaro de antemano, no significa en absoluto ni expropiar ni nacionalizar los ahorros actuales de los trabajadores. Nosotros estamos proponiendo que ese pilar de ahorro se mantenga. Nuestra propuesta es que la gestión sea sin AFP.

¿Eso sería voluntario?

Para nosotros es relevante fijar ciertos márgenes de la reforma de manera participativa. Por ejemplo, qué tan mixto es el sistema o que definitivamente fueran las AFP, o que haya cierto espacio para que la gente elija, son cosas que debieran salir de esa definición más ciudadana. Nosotros, en principio, planteamos que la gestión es sin AFP, pero preferiría dejarlo entre dos opciones y que la gente la decidiera.

Usted decía en un debate que la izquierda está en deuda en tener una visión propositiva de la empresa privada. ¿Cómo se hace cargo el programa de Narváez de esa deuda?

Hoy entre el 75% y el 80% del PIB está generado por el sector privado, entonces, entiendo que el Estado tiene que generar un rol distinto de acá hacia adelante, es fundamental que la empresa siga siendo un espacio de creación de valor, de oportunidades y de empleo, pero en un marco distinto. Necesitamos empresas del siglo XXI y esas parten por respetar los derechos laborales, humanos, ambientales, pero idealmente están asociadas con una vocación de innovación y de incorporación del conocimiento, de una mayor democracia al interior de las empresas, con un rol importante de los trabajadores en las decisiones que toman las empresas.

Estuvieron a punto de inscribir una primaria con el PC y el FA. ¿Hubiese sido más complicado integrar propuestas de esos sectores al programa de Narváez que lo que fue hacerlo con las propuestas del PPD y Nuevo Trato?

El país lo que necesita para adelante es un gran cambio, pero seguridad en ese gran cambio. En eso coincidimos con el FA y el PC. Por otra parte, tenemos visiones distintas y nosotros estábamos dispuestos a competir en un ámbito en donde nuestras ideas, que en algún sentido importante coinciden con los objetivos generales del FA y el PC, fueran predominantes. Pero sí creo que hay ciertos objetivos importantes que compartimos, que el Estado juega un rol más importante en la protección de derechos sociales, que juega un rol más importante en la conducción del desarrollo y esas son coincidencias muy sustantivas que pasan por superar el modelo neoliberal y en eso estamos de acuerdo con ellos.

¿Las principales diferencias las ve en la gradualidad?

Hay diferencias. Nuestra propuesta interpreta mejor lo que los chilenos quieren. Si les preguntas a los chilenos si quieren que desparezcan las cuentas individuales por completo van a decir que no. Nuestra propuesta va en la misma dirección. A mí me parece que nuestra propuesta es seria, realista y robusta y, por el contrario, la propuesta de Jadue... teniendo objetivos similares, básicamente mi manera belicosa de decirlo es que el programa de Jadue es un festival de voluntarismo.

En el borrador del programa se hablaba de la creación de una “nueva policía para la democracia”. ¿Eso es una refundación?

No sé si con ese nombre, pero sin duda estamos planteando una transformación sustantiva de la policía en Chile. En eso hay un consenso muy extendido. Eso viene de un diagnóstico de una policía que no está dando garantías de respeto a los DD.HH., por un lado, y por otro de la necesidad de una policía más inteligente para enfrentar el crimen organizado. Un tema que la candidata ha mencionado mucho es hacernos cargo de la verdad y reparación asociadas con violaciones a los DD.HH. tanto recientes como pasadas.

Plantean un acuerdo político de transición por el proceso constituyente. ¿En qué sentido?

El próximo gobierno enfrentará la recuperación de la pandemia y el proceso constituyente. El gobierno tendrá que garantizar la integridad del proceso constituyente, es decir, que funcione y sea participativo, pero una vez aprobada una nueva Constitución, eso necesariamente va a requerir ajustes legales muy importantes en todos los ámbitos de la legislación y va a tomar varios años. Ese proceso, que va más allá del trabajo de la constituyente, tiene que estar de alguna forma articulado y conducido por el Ejecutivo. A eso nos referimos. No hay ningún interés de pautear a la constituyente.

¿Cuánta distancia ve hoy en el proyecto político que defiende la DC? Se lo pregunto porque justamente ahora el camino que ha definido el PS es buscar una candidatura común con ellos y pareciera que su carta va a ser Yasna Provoste (DC).

Cuesta opinar sobre una candidatura que aún no termina de configurarse y que, además, ni siquiera ha insinuado cuáles son sus contenidos programáticos. Lo que sí puedo decir es que ha habido una conversación amplia de la oposición, previa a la inscripción de la primaria, en donde hay un consenso por una transformación sustantiva de la sociedad chilena que supere el neoliberalismo. Hay una coincidencia a nivel de lo más estructural. Eso no significa que en el pasado no haya habido diferencias importantes entre el mundo del socialismo democrático y la DC y no me atrevo a pronunciarme sobre eso, porque no sé cuáles son sus propuestas.

¿Y una primaria convencional para definir entre ambas es el mecanismo?

Primero, el país está pidiendo varios gobiernos de socialismo democrático. En ese contexto, desde Lavín hasta Jadue, que no exista una alternativa de socialismo democrático me parece un contrasentido. Y, por otra parte, entendiendo que va a haber una alternativa, que nosotros sentimos que está mejor representada por nuestra candidata, no es presentable ante la ciudadanía un mecanismo que dirima cuál es la candidatura de la centroizquierda, que no sea democrático.

Comentaba que lo que la gente busca hoy son “transformaciones con seriedad”, algo que dista, según ustedes, de Daniel Jadue. ¿Por qué entonces esa voz tiene un mayor respaldo ciudadano que Paula Narváez?

Porque ha sido un periodo especialmente difícil para instalar una candidatura; parte importante de este tiempo ha sido de confinamiento social, entonces ha sido una alternativa que ha enfrentado grandes dificultades para desplegarse. Creemos que en la medida en que se conozca a nuestra candidata y nuestras propuestas, van a empezar a generar una adhesión que en el tiempo debiera ir creciendo.

¿Aún hay tiempo?

Lo otro también es que tampoco les daría tanto peso a las encuestas. Para ser francos, sentimos que hay cierta invisibilización, algo que a estas alturas nos parece que podría ser hasta intencional. Ahora, la candidatura de Provoste despegó hace poco, la de Pamela Jiles despegó y se hundió en semanas, entonces estamos en un periodo en donde hay una fluidez y un dinamismo electoral tremendo, en donde hay también señales que son contradictorias e intrigantes en las distintas elecciones que hemos tenido. Tenemos la mejor candidata, el mejor equipo y la mejor propuesta, y en la medida en que eso se despliegue podemos subir en el apoyo y tener una candidatura que en pocas semanas sea competitiva.

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