Edmundo Pérez Yoma: "No tenemos por qué dar el primer paso con Bolivia"

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Foto: Patricio Fuentes

Quien fuera cónsul en La Paz en 2000 aborda cuál debiese ser la postura del gobierno chileno hacia Bolivia tras el fallo de La Haya.


Desde su oficina en Vitacura, el exministro del Interior Edmundo Pérez Yoma recuerda sus años como cónsul en Bolivia durante la tramitación del gas, a principios del 2000, y comenta sobre las relaciones con ese país. "Nosotros avanzamos mucho en mi tiempo en el tratado de libre comercio, en recursos hídricos y en colaboración cultural, pero ninguna de esas cosas resultó", dice.

El democratacristiano, quien fue ministro de Defensa de Eduardo Frei y del Interior en el primer gobierno de Michelle Bachelet, cree que el fallo de La Haya no cambia la situación diplomática. A su juicio, la reivindicación marítima de Bolivia, de la forma en que está expresada, no tiene solución y siempre entorpecerá las negociaciones.

¿Cómo describiría el estilo de negociación de Bolivia?

Cuando yo fui a Bolivia en el 2000, lo que estaba presente era la agenda de 13 puntos. En aquella época, el Presidente Hugo Bánzer le informó a Ricardo Lagos que Bolivia tenía grandes reservas de gas natural y que era posible sacar el gas, llevarlo a la costa chilena para liquidificarlo y exportarlo. Esos fueron los gestos y la misión fundamental era lograr mejorar la relación con Bolivia. Lamentablemente, al poco tiempo de yo haber llegado a Bolivia murió el Presidente Bánzer y asumió Jorge Quiroga, quien no venía tan entusiasmado con el proyecto del gas. Pero, siguiendo con el molde que tienen todas las negociaciones de Bolivia, él empezó a creer que el gas era una herramienta muy poderosa para negociar con Chile. Pero la verdad de las cosas era que nosotros no teníamos en ese momento ningún interés en el gas de Bolivia y solamente era un gesto de muy buena voluntad.

¿Cree que ese estilo de negociación que tienen los bolivianos se sigue manteniendo?

Siempre noté que todo esto les satisfacía mucho a ellos, pero de alguna manera estaban haciendo todo para que no resultara (…) y finalmente el proyecto no resultó. Pero detrás siempre estuvo el tema que, si bien era una concesión que les satisfacía en todos los sentidos, en el fondo no iba con la aspiración maximalista de Bolivia de que 'primero es el acceso soberano al mar y después vamos a hablar'. No te lo dicen, pero todas las negociaciones que se han hecho, desde Algarve en adelante, finalmente el punto más importante es el acceso soberano de Bolivia al mar. Es una política maximalista, el todo o nada, o nos ponemos de acuerdo en esto o ninguno de los otros acuerdos vale.

¿El acceso soberano al mar siempre ha estado sobrevolando encima de cualquier negociación?

Sí, y por eso las negociaciones con Bolivia no resultan. Nosotros avanzamos mucho, pero ninguna de esas cosas resultaba, porque de repente decían, 'mira, todo esto está bien, pero nosotros no tenemos piso político para hacerlo mientras ustedes no nos den el acceso soberano al mar'. Por consiguiente, con este fallo no ha pasado nada. Bolivia va a seguir insistiendo en lo mismo que viene insistiendo hace 50 o 60 años, exactamente lo mismo. Para que esto funcione hacia adelante, necesariamente tenemos que esperar un cambio en la actitud boliviana. Si la política exterior de Bolivia va a ser siempre que primero se negocie el acceso soberano por Chile al mar, no tiene ningún sentido el seguir negociando y producir acercamientos con Bolivia, porque no funcionan.

¿El tema del mar también va a estar encima del juicio por el río Silala?

Lo del Silala es una discusión técnica. Lo lamentable que ha pasado en todas las relaciones entre Chile y Bolivia es que Evo ha politizado completamente la relación y todo se hace en base a su propio interés electoral. La política maximalista de Bolivia es una cosa que forma parte integral del pensamiento de la Cancillería boliviana y prácticamente de todos los excancilleres. Aunque no estuviera Morales, siempre vamos a tener esa gran cantidad de diplomáticos que creen que lo único que Chile debe hacer es dar un acceso soberano al mar.

¿Cree que el fallo da a Chile un poder de negociación?

Ninguno. A mi juicio, el fallo nos da la razón nada más que en un punto, que es la gracia que tuvo para nosotros la defensa jurídica. No nos metimos en nada más que decir que no habíamos contraído la obligación de negociar y eso es lo que ganamos, no es más que eso. Lo único que confirma el fallo es que nuestra diplomacia, a través de los últimos 100 años, ha sido muy consistente.

¿Cómo debería ser nuestra postura de gobierno en adelante?

Esperar. No tenemos por qué dar el primer paso. Nuestra posición ha sido siempre muy clara, nosotros estamos dispuestos, queremos negociar, queremos tener relaciones estrechas con Bolivia y estamos dispuestos a avanzar en todo, excepto en el tema de acceso soberano al mar.

¿Es un problema que vamos a seguir teniendo?

Sí, y mientras esté planteado de la manera como está planteado, no tiene solución.

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