Jorge Sharp: “Es bueno que quien tenga intención presidencial lo diga antes de presentarse a alcalde”

Foto: Dedvi Missene

El jefe comunal asegura que si se esconde ese propósito, hay un choque ético. “La gente elige a un alcalde, no un candidato presidencial”, sostiene.


Una reunión sostuvo la semana pasada el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, con la mesa nacional del Frente Amplio (FA). En la cita, uno de los temas principales que se abordó era si el jefe comunal, quien antes era incluso nombrado como un posible candidato presidencial del bloque, seguía siendo frenteamplista. “Ellos quedaron con varios temas a resolver para poder seguir aceitando la relación”, cuenta el edil.

Sin embargo, en esta entrevista, el alcalde -quien renunció a Convergencia Social por sus diferencias con Gabriel Boric y el acuerdo del 15 de noviembre- pone en duda si sigue siendo parte de esa coalición y asegura que no le “preocupa” su popularidad dentro de los partidos del bloque. Pese a esto, Sharp no descarta una futura aventura presidencial, aunque reconoce que aún le “falta mucho” para eso.

Usted cuestionó el acuerdo constitucional, pero hoy está abordo del Apruebo. ¿Por qué se entusiasmó?

No calificaría nuestra posición como un cambio. De hecho, hemos sido muy coherentes de entender el proceso constituyente como una oportunidad para pensar el país de los próximos 30 años. Sin perjuicio de esto, en los últimos días se ha instalado una discusión respecto al tema de los 2/3. Ese es uno de los problemas políticos que tiene el proceso y lo profundamente democrático sería que se permita que el pueblo pueda resolver estas diferencias con plebiscitos temáticos.

En enero dijo que había que aprovechar el proceso constituyente para ir “por todo”. ¿Con esta regla se podría frustrar esa intención?

Los 2/3 será uno de los instrumentos que utilice la derecha para privar al órgano constituyente de poder cambiar las bases del modelo neoliberal. Eso efectivamente es un peligro, porque el proceso puede verse frustrado.

Sus últimas posturas han dejado incómodo al FA. ¿Cómo está su liderazgo allá adentro?

Sinceramente no lo sé, habría que preguntarle a los militantes. Mi preocupación está en las necesidades de Valparaíso y en que la derecha no vuelva a gobernar. Hoy quien lleva la pole position es Lavín, quien es la cara amable del modelo económico y social que fue impugnado el 18 de octubre. Lavín propone un gobierno de convivencia nacional y lo que requiere Chile no es eso, sino un gobierno de regeneración democrática. El próximo gobierno va a conducir el proceso constituyente y eso no se lo podemos dejar a la derecha, pero no le vamos a ganar a Lavín con un rostro popular, sino que con un proyecto que genere sentido común.

¿Ha disminuido su liderazgo?

No lo sé. Lo que sí sé es que el 15 de noviembre supuso una diferencia profunda en la oposición y aquellos que fuimos críticos nos alejamos del FA. Una coalición duradera, que tiene perspectiva estratégica, es la que tiene capacidad de convivir con esas diferencias y darles un valor positivo. No me preocupa la popularidad que tenga dentro de los partidos del FA.

¿Se sigue sintiendo frenteamplista?

¿Qué significaría sentirse frenteamplista?

Que forma parte de la coalición.

La alcaldía de Valparaíso tuvo una reunión hace poco con la mesa nacional y este fue uno de los temas que discutimos. Y ellos quedaron con varios temas a resolver para poder seguir aceitando la relación.

Es un sí o un no, alcalde...

Eso es lo que estamos resolviendo. Por ejemplo, no hemos sido parte de la negociación electoral del FA, no nos invitaron a ese proceso.

Y, por ejemplo, ¿una opción presidencial está descartada?

Hoy la prioridad es la reelección por Valparaíso. Ahora, la política es lo suficientemente incierta y líquida como para tener posiciones tan determinadas.

¿Y si Beatriz Sánchez dice que no?

Beatriz es un gran aporte a la política, le tengo mucho respeto, es una mujer valiente. Tengo diferencias con ella, pero reconozco su aporte. Pero el problema de fondo, particularmente en el FA y la izquierda, no es de nombres, sino de proyectos y eso es aplicable para Daniel (Jadue) o Izkia (Siches) o quien sea presidenciable. Nadie puede creerse el candidato del malestar social que despertó el 18 de octubre.

¿No lo puede descartar, entonces?

No es algo que esté dentro de lo inmediato y lo prioritario. Además, tengo 35 años, me falta mucho para algo así. No hay que pasarse tres pueblos.

¿El FA tiene una excesiva dependencia en Sánchez?

Ningún proyecto político se puede sostener por una persona. Eso lo sabemos todos, y Beatriz lo ha dicho con claridad. Las coaliciones que tienen sentido de permanencia son capaces de desarrollar una estrategia nacional.

Cuando habla de un gobierno. ¿Se puede compartir un programa con la ex Nueva Mayoría (NM)?

Sí. Hay sectores de la ex NM que pueden ser parte de un gobierno de regeneración democrática con un programa antineoliberal, sin duda. También con el FA y la Unidad por el Cambio.

¿Con quiénes no?

Es altamente peligroso que la élite de la ex Concertación gobierne Chile, porque no entiende lo que está pasando, como el senador (José Miguel) Insulza, Ignacio Walker o Mariana Aylwin. Ella está más cercana a Van Rysselberghe, Insulza a Lavín y Walker a Desbordes. Es justo que ese sector ocupe un lugar en la política, pero ese lugar es completamente distinto a esta alianza democrática.

¿Se puede ser candidato a alcalde y luego a Presidente, como podrían hacer Jadue y Lavín?

Ese es un tema muy particular, desde las compatibilidades o no, que debe resolver la ley.

La ley lo permite, el tema es ético…

Sí, por eso es bueno que quien tenga intención presidencial lo diga antes de presentarse a alcalde, porque la gente elige a un alcalde, no a un candidato presidencial. Si se plantea de forma anterior, se hace transparente, más ético.

¿No hay un choque ético?

Si se esconden las intenciones, claro que sí, pero si se expresa, no.

¿Podría apoyar a Daniel Jadue?

En un escenario de segunda vuelta, con Lavín por ejemplo, no voy a hacer la de Insulza (quien dijo que la candidatura presidencial del alcalde de Recoleta no expresaba un compromiso con la democracia, y la del edil de Las Condes, sí). Falta mucho todavía.

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