Baja el volumen: los jóvenes están perdiendo dramáticamente la audición (pero así podemos evitarlo)

Para el 2050, una de cada diez personas en el mundo tendrá problemas para escuchar, dice la OMS, todo porque escuchamos música muy fuerte. ¿Cómo cuidarse sin dejar de pasarlo bien?


“Estamos escuchando más música que nunca”, dice uno de los principales resultados del estudio Engaging with Music, realizado anualmente por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) para conocer los hábitos de consumo musical alrededor del mundo.

Según el reporte, publicado esta semana, durante el 2023 se escucharon, en promedio, unas 20,7 horas semanales de música por persona, superando las 20,1 horas registradas el año pasado. Este incremento, señala la propia IFPI, equivale a trece canciones de tres minutos extra.

El estudio, basado en los datos obtenidos de los 26 mercados más relevantes del mundo, y con una muestra de 43 mil encuestados de entre 16 y 64 años, revela que existen siete principales métodos de escucha: a través de servicios de streaming de audio (32%), streaming de video (31%), la radio (17%), la compra de música en CDs, vinilos, DVDs y descargas digitales (9%), shows en vivo (4%) y otras alternativas (7%).

Uno de los resultados más interesantes del estudio es el que refiere a la importancia de la música en la vida de los encuestados: 71% dijo que es fundamental para su salud mental, y un 78% aseguró que les ayuda a enfrentar el estrés.

Pero así como aumenta el tiempo de consumo de música, también crece una amenaza a ese placer: los casos relacionados a la pérdida de audición en el mundo no paran de crecer.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 5% de la población mundial —unas 430 millones de personas— padece una pérdida de audición discapacitante que requiere rehabilitación. Se teme que para el 2050 la cifra dispare sobre los 700 millones, lo que significaría que una de cada diez personas en el planeta tendrá problemas para escuchar correctamente.

Otros estudios establecen un panorama aún más inquietante: un reporte publicado en 2023 por BMJ Global Health, asegura que entre 670 y 1.350 millones de jóvenes en todo el mundo están hoy en riesgo de perder su audición. ¿Por qué los jóvenes? Por sus malos hábitos cotidianos.

¡Apaga ese ruido!

El 26 de noviembre de 1991, Epic Records publicó Dangerous, el que sería el último álbum relevante en la carrera de Michael Jackson. Uno de los primeros singles promocionales de este trabajo fue “Black or White”, en cuyo inolvidable video participó Macaulay Culkin, ultrafamoso por Mi Pobre Angelito (1990).

El video inicia con una escena en la casa de los supuestos padres de Culkin. Es de noche, pero el niño aún no quiere dormir: se encierra en su cuarto y pone a todo volumen la intro de la canción de Jackson. Una beat de batería machaca el ambiente, mientras Culkin salta en la cama y acompaña la distorsionada melodía de la guitarra con gestos al aire.

Justo en el piso de abajo, en el living, el padre no puede ver la televisión tranquilo. “¡Apaga ese ruido!”, grita molesto. Sin resultados, hace un segundo intento, pero esta vez desde el pórtico de la pieza de Culkin: “¡Te dije que apagaras esa cosa: es tarde y está muy fuerte! ¡Estás perdiendo tu tiempo con esta basura! ¡Ándate a tu cama!”, grita colérico, antes de dar un portazo que, para su mala suerte, bota el póster enmarcado que Culkin tiene colgado en la cara interior de la puerta. El niño, pequeño diablillo, se toma revancha: un rasgueo atronador desde su guitarra eléctrica amplificada desde una enorme torre de bocinas manda al padre y su sillón volando desde el techo de una clásica casa de suburbio estadounidense a la selva africana, en medio de una manada de leones.

Rebeldía juvenil versus conservadurismo boomer. Por alguna razón, entre los símbolos de esta guerra generacional se encuentra el volumen. Mientras la sordera se presenta como una caricatura de la vejez —dado que su prevalencia aumenta en la tercera edad—, los jóvenes pueden escuchar música a máximo nivel sin supuestamente sufrir repercusiones.

Pero de acuerdo al estudio de BMJ Global Health, entre el 18% y el 29% de los jóvenes se exponen a diario a sonidos que exceden los niveles recomendables. La OMS coincide en que esa es una de las principales causas de la pérdida de la audición en la población joven y adulta.

¿Cuál es el nivel recomendable? Para garantizar una buena salud y bienestar, la OMS dice que el límite debería estar cerca de los 65 decibeles (dB). Si la exposición es superior a 85 dB, durante ocho horas o más, se arriesga a una pérdida auditiva crónica. Si la exposición es frecuente y supera los 100 dB, las posibilidades de una pérdida inmediata son suficientes como para alarmar a cualquiera.

Causas, riesgos y efectos

Según los expertos, los daños a la audición pueden ser transitorios o permanentes. En el primer caso, “puede haber zumbido o tinnitus, que se recupera rápidamente; sin embargo, si la exposición es repetida o a volúmenes muy altos, puede producir un daño permanente”, explica Bárbara Huidobro, otorrinolaringóloga de la Red de Salud UC CHRISTUS.

Huidobro dice que la genética es un factor a considerar, pues puede significar una mayor predisposición a presentar daño por ruido. También pueden haber otros factores de riesgo, como enfermedades crónicas que se suman al daño por ruido.

Cuando se habla de pérdida de audición discapacitante, se hace referencia a una que supera los 35 decibelios (dB) en el oído que oye mejor. Para hacerse una idea, una conversación suele darse a unos 65 dB, mientras que el motor de una moto llega los 90 dB y los bocinazos de un auto a los 100 dB. Estos últimos ejemplos representan ruidos que, usualmente, son molestos para las personas. Pero los placenteros también pueden ser dañinos.

Uno de los hábitos que explicaría este gran aumento de casos es la escucha de música con audífonos y a volúmenes sobre los recomendables. Pero también afectan la exposición frecuente a los altos decibeles que suelen alcanzar los conciertos, fiestas y festivales de música.

“Es importante explicar que el nivel de ruido en lugares como festivales suele rondar los 104-112 decibelios, cifras muy alejadas de los 60 decibelios que se consideran seguros, y muy cercanos a los 120 decibelios de un taladro”, comenta la fonoaudióloga de GAES, Constanza Carrero.

“Lo que ocurre con estos niveles de ruido es que pueden ocasionar daño en las células ciliadas, que son transductores muy sensibles para la audición, y que nos permiten escuchar correctamente”, explica. “Ante la exposición a sonidos fuertes, se puede manifestar fatiga, tinnitus —el zumbido auditivo típico que suele producirse tras un concierto— e incluso pérdida auditiva temporal”, agrega la especialista médica.

La pérdida de audición puede darse en uno de los oídos o en ambos y sus consecuencias sobre la calidad de vida pueden ser bastante profundas. “Puede llevar a problemas de comunicación, aislamiento, depresión y hasta problemas cognitivos, por lo que es importante prevenirla y si ya hay síntomas consultar al otorrino”, expone Huidobro.

¿Cómo identificar un potencial daño auditivo?

“Los síntomas que deben hacer sospechar un daño auditivo son el tinnitus o zumbido en el oído, que es la percepción de un sonido cuando este no existe. Otro síntoma es la hipoacusia o la pérdida de audición, que se puede manifestar con dificultad para escuchar o, más comúnmente, dificultad para entender. En estos casos la persona escucha, sabe que alguien le está hablando, pero no es capaz de comprender el mensaje. Esto puede acentuarse en ambientes ruidosos”, responde la otorrinolaringóloga.

Consejos para prevenir

Para mantener una audición saludable, es importante tener en consideración no sólo la intensidad del sonido sino que también el tiempo de exposición. Por ejemplo, la OMS sostiene que más de 4 minutos de música a todo volumen en los audífonos puede provocar un daño auditivo.

Algunas de las recomendaciones que entregan las y los especialistas son:

1. Mantener un volumen y tiempo de uso moderado

Constanza Carrero recomienda utilizar la regla del “60/60″: esto es, no utilizar audífonos intraurales —aquellos que se insertan en el oído— por más de 60 minutos al día y no superar el 60% del volumen al que pueden funcionar. Por su parte, Bárbara Huidobro recomienda optar por auriculares con cancelación de ruido activa. “Así no es necesario subir tanto el volumen”.

2. Limitar el tiempo que se pasa en actividades ruidosas.

No sólo los conciertos y la música saliendo a todo volumen desde los audífonos pueden ser factores de riesgo: clubes nocturnos, discotecas y bares también pueden implicar una exposición riesgosa a altos niveles de audio. Lo aconsejable, según la OMS, es darse descansos auditivos. “No se debe esperar a sentir alguna molestia para dejar de exponerse a ruidos fuertes, ya que ahí el daño será irreversible. Lo más importante es prevenirlo”, añade Huidobro.

Cuando la exposición se da en el ámbito laboral, Huidobro señala que es importante considerar que “hay leyes que protegen a los trabajadores con límites de intensidad y tiempo de exposición a ruidos. En caso de ser necesario es importante que se utilice protección auditiva en los trabajos de riesgo”.

3. Toma medidas al momento de ir a conciertos y festivales

“Usa protectores auditivos o tapones”, sugiere Huidobro. “Además, evita situarte cerca de los parlantes o altavoces, ya que si se está muy cerca, el riesgo auditivo aumenta exponencialmente”, expone Huidobro.

4. Realiza chequeos auditivos de manera regular

Ya que se desarrolla de manera lenta, la mayoría de las personas no sabe si presenta pérdida auditiva. “Por esta razón es tan importante chequear sus niveles de audición con un especialista”, aconseja Carreño.

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