Los museos viven de las exposiciones masivas

ESPECIAL 70 AÑOS LT: VERDADES QUE YA NO SON

El modelo de blockbusters ya estaba en crisis, y la pandemia lo volvió obsoleto. Los directores del Museo del Prado y del Reina Sofía, Miguel Falomir y Manuel Borja-Villel, aseguran que ahora es el turno de trabajar con las colecciones propias. "Esto no tiene por qué traducirse en exposiciones menos atractivas"; aclaran.


Son los dos museos más relevantes de España y están entre los más visitados del mundo entero. Uno celebró el año pasado su bicentenario y el otro acaba de cumplir, en octubre, 30 años. El Museo del Prado supera las 8.000 pinturas de grandes maestros de los siglos XVI al XIX, y el Museo Reina Sofía posee sobre 23 mil obras y se consagra al arte contemporáneo.

Ambos museos madrileños protagonizan un cambio de paradigma, que la pandemia está acelerando, pero sus directores habían anticipado. El modelo de grandes exposiciones, que atraen por igual a públicos masivos y auspiciadores, asegurando así ingresos que sostienen el presupuesto, es una realidad que tiene los días contados.

“El modelo de las exposiciones blockbuster está periclitado”, decía en 2018 Miguel Falomir, director del Museo del Prado. En mayo pasado, Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, lo confirmó: “Pertenecen al pasado”.

Miguel Falomir, director del Museo del Prado.

La emergencia sanitaria no sólo redundó en tres meses de cierre y en una posterior reducción de los visitantes, sino que, además, ha cambiado las condiciones mundiales en que circulaban las obras.

Lo explica el director del Museo del Prado, Miguel Falomir. “La pandemia ha congelado el complicado engranaje del funcionamiento internacional de los grandes museos, los préstamos, las peticiones de cesión y también los proyectos transnacionales. El caso de la exposición de Rafael en Roma es un ejemplo de cómo está el mundo del arte ahora: aniversario de uno de los más grandes (y conocidos) artistas, aniversario, importantes préstamos, entre otros del Prado, y de repente todo en suspenso, cerrado”, comenta.

A su juicio, “es difícil que se recupere el clima de normalidad en la vida cotidiana para que este tipo de montajes vuelva a ser factible. Luego los seguros subirán sus primas, los trabajadores que acompañan las obras no pueden viajar con facilidad… La incertidumbre afecta también a la actividad de los museos”.

Por ello, el modelo de blockbusters pasó del declive a la obsolescencia. “Viviremos una época en la que las colecciones propias van a tomar el protagonismo. El desafío será buscar nuevas lecturas y enfoques para seguir concitando la atención de los ciudadanos, aunque también será una ocasión para dar relevancia a las partes más desconocidas de nuestro patrimonio”, aclara Falomir.

Coincide Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía. El foco estará en las colecciones propias. “Este nuevo panorama al que nos enfrentamos exigirá a los museos adoptar un modelo museístico y expositivo que, más allá de atender la preeminencia de lo visual, permita al espectador alcanzar un conocimiento más profundo del relato y los contextos del devenir artístico a través de distintas narraciones desarrolladas con obras de sus propias colecciones”.

Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía.

Concentrarse en el propio acervo y lograr muestras atractivas para las audiencias, aclara, requiere de dos elementos clave: la investigación y el estudio. “Esto no tiene por qué traducirse en exposiciones menos atractivas. Todo lo contrario. El Museo Reina Sofía lleva desarrollando recorridos de este tipo desde hace varios años con gran acogida por parte del público”, dice Falomir.

Es lo que ya hacen con su acervo, explica, a través de “micronarraciones que nos ayudan a entender y a relacionar unas obras con otras, teniendo en cuenta lo que en cada momento estaba ocurriendo dentro y fuera de España”.

Sus objetivos como museo, en el siglo XXI, aclara, están muy lejos de las megaexposiciones. “La institución necesita replantearse desde el ámbito de lo común, y por ello trabajamos en la creación de un archivo de lo común que entraña la ruptura con la noción del museo como propietario único de una colección patrimonial, sustituyéndola por la de custodio de bienes que nos pertenecen a todos, y favorece la creación de un saber compartido”, explica Borja-Villel.

La pandemia, a su juicio, generará un nuevo escenario: “Habrá menos exposiciones con grandes desplazamientos de obras porque, por razones obvias, resulta más caro y mucho más complicado. Dentro de este panorama, resulta fundamental plantear otras formas de trabajo y nuevas fórmulas de exposición, pero también tenemos que tomar nota de las lecciones que estamos aprendiendo”, dice. Desde que reabrieron, han constatado, por ejemplo, que los mismos visitantes suelen volver varias veces al Reina Sofía, pues ahora, sin aglomeraciones, la experiencia estética es distinta. “Para cuando regresemos a la normalidad, este será un aspecto que tendremos enormemente en cuenta”, dice.

Desde el Prado Miguel Falomir indica, además, que también cambiarán los recursos involucrados. “Sobre la financiación entiendo también que iremos a un escenario de proyectos más cotidianos, más cercanos, más asumibles por posibles patrocinadores. Hay que ser consciente de que la crisis económica afecta notablemente las posibilidades de encontrar financiación en el sector privado”, asegura.

Vista de Invitadas. Fragmentos sobre mujeres, ideología y artes plásticas en España (1833-1931), en el Museo del Prado. Se está exhibiendo ahora. Allí se aborda cómo los poderes establecidos defendieron y propagaron el papel de la mujer en la sociedad a través de las artes visuales, durante un período que coincide con la construcción de un canon por parte de este mismo museo. Foto: © Museo Nacional del Prado.

El corte de entrada es central en la ecuación financiera de estos museos. En el Museo del Prado, indica su director, han alcanzado “un nivel de autofinanciación del 70%, siendo la venta de entradas la principal fuente de ingresos, y equivalente a 22 millones de euros en 2019”.

En el Reina Sofía, en tanto, los tickets representan “algo más del 40% de los ingresos propios del museo”, detalla Borja-Villel, quien confirma que los ingresos “han descendido lógicamente de manera drástica por la caída de visitantes y porque se redujo desde el principio el precio a la mitad de la entrada”, y ello se suma a las bajas por “de alquiler de espacios, publicaciones y patrocinios”.

Falomir hace un acabado diagnóstico de la situación: “Ahora, después del confinamiento de casi tres meses, las medidas de aforo y, sobre todo, la desaparición del visitante de fuera de Madrid, tanto nacional como internacional, por culpa de la pandemia, hemos tenido que hacer un reajuste de prioridades y presupuestos como nunca se había hecho. En 2020 hemos estimado el impacto económico de la Covid 19 en unos 19 millones de euros que estamos compensando con los ahorros que la extraordinaria gestión económica del museo había permitido en los últimos años”.

Vista de la exposición Mondrian y De Stijl, en el Museo Reina Sofía, Dos visitantes observan la obra de Pier Mondrian New York City 3 (inacabado). Esta muestra se está exhibiendo ahora. Foto: Joaquín Cortés/Román Lores.

En el caso del Reina Sofía, se estiman pérdidas de 8 millones de euros. Para Borja-Villel, se requiere el apoyo de la administración pública para que “las entidades museísticas nos reconvirtamos transformando los sistemas de producción cultural hacia nuevos modelos más colaborativos donde no prime tanto lo espectacular y se haga más hincapié en el estudio, la investigación y el conocimiento y, al mismo tiempo, se respete más la labor de los artistas y los profesionales de este ecosistema”.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.