La polémica asignación de becas de especialización médica que enfrenta a universidades y doctores con el Minsal

Foto: Colmed

El Ministerio de Salud informó a las universidades una serie de cambios al concurso para las especializaciones médicas, que implican el término del financiamiento para la formación de pediatras, anestesistas, inmunólogos y ginecólogos, entre otros, para privilegiar áreas con más déficit, entre éstas, la geriatría, oncología o dermatología. Estas modificaciones, sin embargo, han desatado una ola de críticas desde los académicos, egresados de medicina y de especialistas.


La semana pasada explotó todo. El 9 de marzo, Luis Echavarría, jefe del Departamento de Capacitación, Formación y Educación Continua del Minsal, citó a reunión a las direcciones de posgrados de las distintas universidades para entregarles información sobre los cambios al sistema de asignación de becas de especialización para los egresados de Medicina. El detalle de las modificaciones luego pasó a los estudiantes. Y la polémica se instaló rápidamente.

Para entender el problema hay que ir un poco más atrás: un estudio de brechas -el que las universidades alegan no haber recibido aún- efectuado por el Ministerio de Salud a la red asistencial habría zanjado cuáles áreas estaban bien cubiertas con especialistas y en cuáles existe un déficit. Tras ello, la cartera definió que lo mejor sería una modificación que, si bien no se ha oficializado, ya suma detractores: reasignar el financiamiento a becas de especialidades con escasez y dejar de financiar aquellas ramas con superávit o que -según se habría explicado en la cita-no son tan necesarias para el país.

Lo que había sido adelantado preliminarmente en reuniones similares entre el ministerio y las casas de estudio se empezaba a hacer realidad: el Minsal no financiaría buena parte de los programas primarios de tres años que estiman no prioritarios.

¿Qué significa esto? Que, en particular, las becas ofrecidas para el Concurso Nacional de Ingreso al Sistema Nacional de Servicios de Salud (CONISS) se verán reducidas no solo en número (367 en total versus las 627 de 2020), sino que en opciones. Es decir, se deberán buscar otras vías de financiamiento para especialidades como cirugía general, inmunología, obstetricia y ginecología, anestesiología, medicina de urgencia, medicina interna, pediatría, traumatología o salud pública.

Por el contrario, lo que busca el Minsal es incentivar a los estudiantes a tomar una de las 30 becas que sí financiará, algunas con programas de tres años considerados prioritarios (112 cupos para medicina dermatología, imagenología o fisiatría, entre otras) y, como novedad, otros programas de cuatro años en especialidades directas, como cirugía pediátrica, intensiva, geriatría u oncología, con 84 cupos.

Para los 171 cupos restantes, además, Salud pidió a las universidades crear nuevos programas de formación directa de cuatro años para subespecialidades de medicina interna, pediatría y cirugía. Todo, en poco más de tres meses.

Frente a este panorama, los centros de formación dicen estar preocupados por lo que consideran un “cambio brusco” del que, señalan, no se tienen evidencias para asegurar su éxito.

Es impropio, especialmente sin haber hecho ningún trabajo mancomunado previo, ni que se haya llegado a acuerdos comunes basados en diagnósticos y metodologías que existen para identificar la brecha de recursos humanos en salud y en especialidades médicas”, señala Helia Molina, decana de Medicina de la Usach y exministra de Salud del segundo gobierno de Michelle Bachelet.

En tanto, Manuel Kukuljan, decano de la misma carrera en la U. de Chile, es tajante: “Desconocemos la base sobre la que se toma esta decisión y, en principio, nos parece al menos incomprensible. Existe toda la disposición a que los grupos de especialistas lo estudien en profundidad, pero eso no se puede hacer en tan pocas semanas. Es completamente incompatible con un mínimo de seriedad y responsabilidad”.

Desde el Colegio Médico, José Peralta, presidente del Departamento de Formación y Acreditación, dice que les parece “lamentable y un grave error” que, según sus averiguaciones, las instituciones o sociedades científicas no hayan sido incluidas en el proceso de análisis. “Cualquier política de formación está destinada a fracasar si no se sientan en la mesa todos los actores involucrados”, expone.

El nuevo reparto en el ingreso de médicos se pretende implementar para el proceso de selección de este año, que se hará entre mayo y junio (Salud pidió a las universidades que antes del 22 de marzo respondan si se harían parte). “Adaptar, en un mes y antes de que se hagan los concursos, todos los procesos formativos de la universidad, en donde ya están trabajando hace tiempo, algunas en proceso de acreditación incluso y tomar una decisión unilateral, es bastante insólito”, agrega Molina.

Kukuljan coincide: “La oportunidad en que se presenta parece bastante inadecuada y el fundamento sobre lo que ello se basa no ha sido informado. Ciertamente, un cambio así de radical informado sorpresivamente pocas semanas antes de los concursos es muy difícil de abordar tanto para los eventuales postulantes como para las universidades”.

En ese sentido, el Colmed elaboró un plan de acción, en el que exige al Minsal publicar los antecedentes que ha considerado para justificar la nueva propuesta. Además, solicita que para este año se mantengan los cupos financiados en 2020. “Una propuesta construida entre cuatro paredes y de espalda a la comunidad médica no es lo que esperamos de un Ministerio de Salud”.

Consultada al respecto, la cartera limitó su respuesta a una publicación en su web en la que dicen que el cambio en el concurso de recién egresados, con una proyección hacia 2030, “se mantiene en etapa de diseño”.

“Actualmente se trabaja en una propuesta que ajusta el plan de formación de especialistas, la que está siendo socializada con las entidades formadoras, tomando en cuenta la opinión de los actores involucrados en este proceso”, asegura sobre la reunión con las casas de estudio.

Sobre lo mismo, la Asociación de Estudiantes de Medicina de Chile señala que les preocupa “enormemente la magnitud y el impacto que estas decisiones tendrán en nuestro futuro académico, profesional y en la salud pública de todo el país”.

Y es que, según cuentan diversos médicos consultados por La Tercera, hay situaciones que no se tomaron en cuenta, como que mientras haya menos becas disponibles, también habrá menos becados de primer o segundo año, que terminan siendo una “mano de obra” importante en el sistema de salud pública. “Habrá un debilitamiento al sistema de salud pública por la disminución del número de especialistas que llegarán el próximo año, porque la beca implica un periodo de asistencia obligatoria”, señala desde el Colmed José Peralta.

Si no es con el CONISS, ¿cómo se estudia una especialidad?

Si se concreta el cambio que el Minsal ya les expuso a las universidades, serán varios los aspirantes a las especialidades que tendrán que buscar otro mecanismo de financiamiento, distinto al CONISS, que permite ser un becado primario (con ingreso directo a la formación) o un médico en etapa de destinación y formación urbano o rural (con dos etapas, una como general de zona y otra de formación).

Otras alternativas, también dependientes de Salud, son el Concurso Nacional de Especialidades para Médicos de los Servicios de Salud (para profesionales en los servicios de salud públicos, con devolución laboral del doble de tiempo de la formación) y el Concurso Nacional de Especialidades para Médicos de Atención Primaria de Salud (para profesionales de la atención primaria, con periodo formativo y de asistencia obligatoria). Cualquiera de ellos, sin embargo, cambia radicalmente el camino que tendrán que recorrer quienes aspiraban a llegar a una beca ministerial.

Independiente del Minsal, hay otras cuatro vías por las que un egresado de medicina puede ampliar su formación: financiamiento externo (autofinanciación o a través de una institución privada, clínica o mutualidad, lo que incluye un acuerdo entre las partes de devolución, con aranceles que bordean los $ 7 millones anuales). También están las Fuerzas Armadas (se ingresa como médico general a alguna institución y tras cinco años se postula a la formación, teniendo que devolver cinco años laborales), la Corporación Nacional Autónoma de Certificación de Especialidades Médicas (permite que un médico general pueda ser reconocido como especialista luego de cumplir un periodo de adiestramiento en práctica en algún servicio de especialidad) o las becas universitarias autónomas (los centros de formación disponen de cupos, forman a los especialistas y generalmente les hacen devolver tiempo laboral como docentes o en sus propios centros médicos).

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