Bajo el calor de la Fórmula E

Parque O'Higgins

La gente se entretuvo en el E-Village, con los diversos puestos de recreación, mientras esperaban la abrasante carrera.



A las 10 de la mañana el panorama afuera del Parque O'Higgins no distaba mucho de un fin de semana cualquiera: familias, personas de todas las edades concurriendo a pasar el sábado. Pero algo dejaba ver que no era un día normal. Asistían a un evento en común. La gente se veía más enérgica, transitaban más rápido de lo normal.

Ya dentro del parque se esclarecía todo. A pesar del calor que comenzaba a atacar, muchas personas estaban instaladas presenciando las prácticas que comenzaron a las ocho. Los shorts marcaban tendencia, los gorros se multiplicaban. Los comerciantes vendiendo aguas y bebidas se dejaban ver a cada segundo y las manos de los espectadores sostenían tres cosas: celulares, líquido y un abanico que regalaban de la organización.

Las gradas aún vacías contrastaban con la cantidad de gente que se paseaba por el lugar, muchas en busca de una mejor posición, aunque muchas veces significaba recibir los retos de seguridad. Sobre todo en las escaleras de las pasarelas, donde era posible ver a los pilotos pasar por debajo.

Entre las prácticas y la clasificación, la gente se acercó en masa a los stands de la E-Village. Los puntos de información sobre el medioambiente reunían gente, pero los que acaparaban la atención eran los modelos de autos deportivos; y los simuladores de carreras. De fondo, el DJ EJ, oficial de la Fórmula E, acompañaba con su música. También el muro de escalada o la rampa de BMX ayudaban en la espera.

A las 12, la mayoría fue a las graderías para ver las clasificaciones. Otros prefirieron el pasto y las pantallas gigantes y unos pocos continuaron dando vueltas.

En la mayor recta del circuito, el bajo ruido que provocaban los vehículos, característica de estos modelos, se mezclaba con los gritos de los asistentes a Fantasilandia.

A las 12.45 comenzó la súperpole y los termómetros ya marcaban 40 grados Celsius de sensación térmica.

Como si el evento hubiese terminado, los asientos volvieron a quedar vacíos tras designar que Buemi largaría primero. La espera se hacía eterna. Algunos afortunados pudieron conocer los boxes. Los autos de los pilotos estaban a la vista, mientras los mecánicos los preparaban para la carrera. Por unos segundos, los pits parecieron un paseo peatonal, con la prensa y fanáticos tomando fotos y videos.

Uno de los momentos que mayor interés generó fue cuando los pilotos comenzaron la firma de autógrafos. Se hacía difícil encontrar el final de la fila. El descontrol se dio por Felipe Massa, quien luego compartió con algunos fanáticos en los simuladores.

El calor seguía siendo protagonista: los fanáticos se llenaban de bloqueador, cubrían sus cabezas con sombreros e incluso paraguas.

A las 16.03 se dio inicio a la carrera, con un grito generalizado de las graderías, los celulares grabando y el público expectante. Cuando el termómetro marcó la T más alta, 37 grados, y la pista ardía en 47, el público se encontraba en su máxima excitación.

Terminados los 45' de carrera más la vuelta final, la gente se paró rauda. Muchos para dejar el parque; otros tantos para acercarse al podio y ver de cerca a los ganadores. Ahí se dejó ver un poco de descontento, pero no por la carrera: en la premiación se encontraba Andrés Chadwick, quien recibió algunas pifias y gritos en contra, mientras entregaba el trofeo a Bird. Luego de la celebración y la selfie que se sacaron con los asistentes, rociaron de champaña a los ubicados en primera fila y se dio inicio a la retirada definitiva del público.

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