El esfuerzo del camino se tiñe de ilusión en Francia

María José Rojas Yanara Aedo Karen Araya
María José Rojas y Karen Araya llegaron al Morning para jugar la Libertadores. Yanara Aedo (al centro) se mantuvo en España.

María José Rojas, Yanara Aedo y Karen Araya son piezas esenciales de las Rojas. El trío suma miles y miles de kilómetros en sus periplos por clubes de América, Asia, Europa y Oceanía. En la víspera del debut ante Suecia (Rennes, 12.00 de Chile), analizan las sacrificadas trayectorias que las ponen en un inédito desafío mundialista.



Las tres constituyen parte de la estructura central de las Rojas. No es cosa de hoy; están ahí desde que asomaron en el fútbol. A poco andar, cada una de ellas se fue integrando a un proceso largo, de un decenio aproximadamente, y que arrojó frutos en la última Copa América, en abril del año pasado en La Serena y Coquimbo, cuando Chile alcanzó el subcampeonato, ubicación que le permitirá disputar un cupo en los Juegos Olímpicos de Tokio y que, lo más importante, le franqueó una inédita clasificación a la Copa del Mundo.

Fue un camino duro para María José Rojas (31), Karen Araya (28) y Yanara Aedo (25). Lo recordaban a pocos días de partir a Europa, en una jornada agotadora, que revelaba su nuevo estatus, de estrellas casi inopinadas; por la mañana, entrenamiento; poco después de almuerzo, una recepción con el embajador francés Bernard Dubertrand, en su neoclásica residencia de la Costanera, y luego, casi corriendo, hasta la también neoclásica sede del Club de la Unión, donde el propósito pasaba de diplomático a comercial, donde las tres, más siete de sus compañeras, eran las figuras del lanzamiento de la nueva línea ropa Nike para fútbol femenino.

La elección del lugar no fue azarosa, pues el tradicional centro de la elite santiaguina es un edificio imponente inaugurado en 1925 e inspirado justamente en los palacios franceses. La multinacional estadounidense había realizado, precisamente en un palais parisino, el video de lanzamiento de las 14 selecciones que viste en Francia 2019. Ahí fueron invitadas Araya y Rojas, pero la primera no pudo asistir por enfermedad, por lo que fue reemplazada de emergencia, de un día para otro, por la joven defensora Su Helen Galaz. Rojas recuerda aquella situación que revela su pasión por el fútbol y sus estrellas. "Para mí fue increíble, una fiesta absoluta; costaba creer que uno está ahí", explica sobre el evento en que compartió con campeonas mundiales como Alex Morgan o Megan Rapinoe.

Rojas ha recorrido medio mundo: salió de Chile, después de los años iniciales en la U, siendo una niña, sin saber una gota de inglés, hacia Estados Unidos, becada en una universidad como futbolista. Ahí aprendió el idioma con cursos intensivos más la inmersión propia de la circunstancia. De paso, estudió Administración de Negocios, cumpliendo de inmediato una de sus metas y aumentando el orgullo de su familia pudahuelina. Luego ha pasado por Alemania, Australia, Lituania, Japón y hoy República Checa, pero ni así pierde la espontánea incredulidad que le produce ser reconocida en las calles tras el éxito en la Copa América. "Fue una sorpresa descubrir que la gente me pidiera fotos en la calle, en el supermercado, donde estuvieras. Al final, tal vez es la consecuencia de jugar al fútbol, porque es lo que amamos. Valió la pena lo que se hizo con tanto amor", dice.

Para Yanara Aedo, la historia es relativamente similar. También desde pequeña, el fútbol fue una de sus pasiones, aunque en su caso la compartió con otra: el judo. Tan buena era en la disciplina de origen japonés que fue campeona nacional escolar, pero la pasión por las gambetas y los goles pudo más que los ippones, los dojos o los tatamis, aunque aún mantiene un resabio en su cuenta de twitter @YanaraJudo. "Participé en una Copa Primero de Mayo, llegamos a la final y ahí me eligieron para la selección de inmediato", explica, aludiendo al torneo creado en la administración de Harold Mayne-Nicholls para el balompié femenino infantil, iniciativa que desapareció bajo la presidencia de Sergio Jadue.

En ese momento, siendo una adolescente de 14 años, Aedo dejó atrás su natal Temuco. "Lo pasé muy mal al principio, obviamente echaba de menos, pero luego logré ambientarme y me quedé". El camino incluyó integrarse al omnipotente Colo Colo –con el que ganó la Copa Libertadores 2012 y los ochos torneos nacionales que disputó el club mientras ella estuvo ahí-. Luego, su talento la alejaría más y la llevaría a Estados Unidos y España, donde defendió al Valencia hasta el inicio del Mundial. Al igual que Rojas, aprendió inglés, ganó en experiencia y en desenvoltura.

La puentealtina Araya, en tanto, ha sido algo más apegada a lo doméstico y decidió partir apenas hace dos años a Brasil, pasando ahora al Sevilla, donde ha brillado a gran altura. "El camino de casi todas nosotras significó un gran esfuerzo también de las familias, con las mamás o los papás acompañándonos a la cancha cuando éramos niñas, con fríos en las mañanas y con todas las carencias que enfrenta el fútbol femenino", explica la volante, que además tiene un hermano seleccionado nacional de futsal.

Las tres cumplen con un factor común de la mayoría de las seleccionadas: en buena parte de su infancia jugaron al fútbol con y contra niños. En las calles, en las plazas, en los colegios, competitivamente o no. Aunque en el medio nacional la realización de certámenes de equipos mixtos en casi una casualidad, en las potencias como los países nórdicos o en Norteamérica es la norma. "Al principio solo jugaba con mis hermanos y los amigos de mis hermanos", sostiene Araya.  Lo mismo afirman Rojas y Aedo. La exValencia lo recuerda en su natal Temuco. "En los recreos, era puro fútbol con mis compañeros", matiza.

Quizás por ello, porque tienen conciencia de que el cambio y la equidad entre hombres y mujeres es posible, continúan las batallas por mejorar las condiciones en que se desenvuelve el fútbol femenino. Y ya han ganado varias, aunque la brecha es aún muy ancha.

"Claramente nos gustaría tener la misma igualdad de condiciones. Sabemos que en Chile recién se está iniciando una liga con primera y segunda división. Lo que encontramos fantástico es que las niñas tengan seguro médico. Claramente hay avances y tenemos que ir valorándolos", dice Araya. Las tres resaltan que es un camino escogido por la ANFP desde hace varios años, con la ya mencionada laguna en el período Jadue. "Salah nos ayudó mucho en la Copa América y eso continúa con Sebastián Moreno", matiza Aedo.

Al respecto, cabe mencionar la negociación por los premios para la Copa del Mundo, donde lograron obtener el 70% de las sumas que entrega la FIFA a las federaciones participantes en Francia 2019, con $ 16 millones por jugadora como piso y alcanzando los $ 85 millones en caso de ganar la Copa del Mundo. En términos porcentuales, lo mismo que lograron Vidal y compañía por su presencia en la Copa América de Brasil.

Nuevas fórmulas

El foco, como corresponde, ya estaba puesto -al momento de realizar esta nota- en lo que sucederá desde hoy en el estadio Roazhon (Rennes, en bretón, la lengua local). Y hay al menos un par de factores para analizar. El primero, que en los períodos de preparación los integrantes del Grupo F han tenido resultados más bien negativos en los amistosos, salvo el caso de la casi infalible escuadra de Estados Unidos.

"Eso pasó porque muchos de los equipos van rotando formaciones, buscando las fórmulas. Tiene que ver con eso, que hay mucha prueba, mucha jugadora que es necesario que entre en juego. Y eso probablemente les pasó a las chicas de Suecia y Tailandia, y lo mismo a nosotras", explica Araya.

"Creo que vamos tranquilas. Nosotras vemos que hay equipos superiores a priori, pero que tampoco hay que decir 'a este le ganamos' o 'con este perdemos sí o sí'. Todos han clasificado por algo y la mayoría tienen historia en los Mundiales. Y no creo que las tailandesas nos miren en menos y digan 'ah, no hay problema, porque las chilenas es primera vez que clasifican'. Deben pensar que por algo clasificamos", agrega.

En el resumen del complejo que le correspondió a Chile, surge un aspecto positivo: su choque con las tailandesas (20 junio) cerrará la fase grupal, con todas las demás series ya completas; así, Araya, Aedo, Rojas y todas sus compañeras sabrán qué tendrán que hacer ante la eventualidad de clasificar a octavos de final, toda una meta para un equipo que debuta en el máximo torneo con las máximas ilusiones.

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