Sebastián Nasur: "Me piden el carnet de identidad; creen que soy menor de edad"

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12.12.2018 FOTOGRAFIAS A SEBASTIAN NASUR HIJO DE MIGUEL NASUR, DUAÑO DE CLUB DEPORTIVO SANTIAGO MORNING, HOY A SUS 28 AÑOS PRESIDE EL CLUB DELEGADDO POR SU PADRE DA ENTREVISTA A SECCION DEPORTES DE DIARIO LA TERCERA EN OFICINAS UBICADS EN SECTOR DE APO...

Hijo de Miguel Nasur y ahijado del malogrado Joao Havelange, este ingeniero comercial santiaguino es desde hace dos semanas el timonel del club bohemio. Un joven de solo 28 años en un territorio de viejos zorros.



Hijo pequeño de Miguel Nasur, quien a los 83 años decidió entregar el control de Santiago Morning, Sebastián se ha convertido con 28 años en un presidente inusualmente joven. Solo le gana en ese sentido el mexicano Pedro Cedillo, que lidera a Everton con 26. Sebastián Nasur, ingeniero comercial, cuenta con naturalidad que en varios lugares tiene que mostrar su cédula para acreditar la mayoría de edad: "Me piden el carnet de identidad, porque creen que soy menor de edad". Y que por eso luce barba de dos días: "Si me afeito, parezco un niño".

¿Tan joven se puede ser presidente?

Hace tres años acompaño a mi padre y a Luis Faúndez, el gerente general, a los consejos. Fui conociendo a las personas, formándome opiniones. Así uno empieza a entrar en el fútbol. Eso me tiene con harta confianza.

¿Cuando empieza a hacerse la idea de ser presidente?

En 2014 egresé de Ingeniería Comercial. Siempre me ha gustado el fútbol, pero de pequeño me preocupaba por los estudios, la música. Con mi padre siempre hubo mucho diálogo, historias... Desde pequeño íbamos al estadio. Cuando salí de la universidad, me propuso acompañarlo en el día a día, para que aprendiera. Yo quise. Empecé a entender la industria y la figura de mi padre en ella.

¿Pesa llevar el apellido Nasur ?

Muchísimo, pero ha sido bueno. Lo que he vivido con él, a pesar de que hace las cosas a su manera, siempre tiene una carga de pasión, de amor al fútbol. Su carrera partió a los 16 años y fue de todo. Escucha todo. Es frontal y no calla ante la injusticia. Eso da fuerza en un fútbol que está muy político. De eso he ido aprendiendo, a no quedarme callado.

¿Qué fue lo primero que le dijo?

Que tuviese calma, que es un camino largo. Que escuchara y que tenía que estar encima de todo. Me da mucha seguridad. A veces diferimos, pero me ha servido llegar a acuerdos. A sus 83 años, el fútbol sigue siendo importante para él. Lo hace vivir. Es su pasión. Me enorgullece.

¿Asume que su padre no genera consenso en el fútbol?

He aprendido a vivir con eso. Hay un dicho que tengo grabado: la misma agua que hierve endurece el huevo y ablanda la papa. Todo depende de cómo uno se lo tome. A mi padre, hay mucha gente que lo conoce de verdad, en las buenas y en las malas. La gente que tiene algún prejuicio, no te lo dice a la cara. Te mira feo o no te saluda. O hace gestos por detrás. Me dan fuerzas.

Tiene 28 años, ¿cómo pretende conducir al Chago?

Quiero que la gente joven conozca su historia. Santiago Morning es el club de Santiago. Es integrador, todos quieren al Chago. Es a lo que apuntamos. Tenemos dos haitianos en los equipos masculino y femenino. Está lo que hicimos con Molokoedov. Eso me enorgullece. Nos vamos a enfocar en la familia, en el fútbol femenino, hay que darle tiraje.

¿Cómo se manejará con Luis Faúndez, quien se resistió a que Paula Navarro fuera la DT?

Don Luis es un dirigente histórico. Ahora me toca trabajar con él. Es fuerte de carácter, pero tiene mucho conocimiento. Estoy tratando de unificar visiones y experiencias, sin gastar energías en imponerlas. Lo integro en cosas que no hacía antes. Le pregunto.Las mejores ideas quedan.

Los Nasur querían a Navarro como entrenador y Faúndez se opuso. Llegó Jaime García.

La propusimos. Acá no hay bloques, pero somos pocos los que dirigimos. Las opiniones pesan. Había puntos de vista distintos. Mi padre planteó a Paula y hubo debate, propuestas de otros DT. Fue un golpe tan fuerte, mediático, hubo declaraciones que no cayeron bien. Empezó todo un movimiento muy fuerte a nivel social. Por el bien del club y de Paula, pese a que era un desafío para ella, tener este peso encima, decidimos postergar la idea y ponerla como ayudante. Resultó bien. Fuimos probando la dinámica.

¿En 2019 será ella?

No, porque tenemos un técnico visto. Paula está al tanto, pero no le decimos no a nada. Sigue muy motivada. Estamos en la final femenina. Hay varias batallas que dar.

¿Es machista Santiago Morning?

Hay comentarios y se pueden escribir cosas, pero no somos un club machista. Apoyamos al fútbol femenino hace diez años, pusimos a una entrenadora como opción. No considero a Santiago Morning un club machista. Para nada. No lo somos.

Innovaron con dos haitianos en sus equipos, con lo de Navarro, ¿qué se puede esperar del club?

Todo. Somos un club muy abierto y analizamos todas las posibilidades. Buscamos siempre buenas personas, que le tengan cariño al club. La sinergia, estar alineados, es clave. Ahora queremos enfocarnos en los juveniles y en abrir otras ramas. Crear una gran familia. De hecho, con el dinero del CDF pretendemos desarrollar el complejo en Quilicura, para unificar elclub, que está muy atomizado,con los muchachos en Conchalí y las mujeres en Peñalolén. Y para que los socios disfruten de las instalaciones.

¿Pelear el ascenso?

Absolutamente. 2019 tiene que ser el año. Vamos a competir. No nos van a querer tener de rivales.

Es ahijado de Joao Havelange.

Con él compartí más de grande. Lo visitábamos en Brasil y nos recibía de forma muy amable. Mi padre y mi madre eran muy amigos de él y siempre me hablaban. Mi padre lo admira, por la visión universal del fútbol que tenía. Hablaba con príncipes, países en guerra, presidentes y siempre lograba acuerdos. Mira lo que han sido África y Estados Unidos para el fútbol. Fue un visionario. Como siento que es mi padre, que sigue viendo donde uno no ve.

¿Le mandó algún regalo llamativo, exótico?

Siempre me mandaba cartas, de cumpleaños, Año Nuevo. Había cariño, pese a que era un hombre ocupado. A veces lo íbamos a ver a la oficina y siempre nos recibía. Le decía don Joao y a su señora, tía Ana María. Siempre fue muy acogedor, aunque no compartíamos vacaciones.

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