Sin balas en la pistola

Eduardo Vargas

La Roja suma un gol en la gira y agudiza sus problemas de ataque. En 21 partidos con Rueda anotó 25 tantos.



No hay caso. El proceso de Rueda avanza, la mayor parte del tiempo a tropezones futbolísticos, y el panorama ofensivo no cambia. La Roja sigue peleada con el gol, el arco rival le queda demasiado lejos y nadie parece hacerse cargo en el equipo. A la Selección, desde hace un tiempo a esta parte, se le cerró el arco: apenas 25 goles en 21 partidos disputados bajo el mando del caleño.

Lo ocurrido en San Pedro Sula volvió a ratificar el mal momento en ataque que vive el combinado chileno. Volvió a quedarse con las ganas de gritar un gol de jugada elaborada. El último fue ante Ecuador, en Salvador de Bahía, cuando Alexis Sánchez aprovechó un centro desde la derecha de Charles Aránguiz. En total, más de 570 minutos sin armar una jugada de ataque que acabe con la pelota en el fondo de la red.

La gira apenas dejó un grito de gol y muy pocas chances de convertir. En el repaso global, además del tanto de Parot, quedan en la retina un remate que dio en el travesaño de Pinares ante Argentina y un cabezazo de Valdés en el final ante Honduras. ¿Y los arietes? Ninguno dispuso de una chance clara.

Alexis, Vargas, Castillo, Sagal, Junior Fernandes, Meneses, Iván Morales, Diego Rubio y Fuenzalida han sido los delanteros utilizados por Rueda en este 2019. Y a pesar de los pergaminos de algunos, resulta que hoy nadie es confiable con la casaquilla chilena. Sánchez apenas suma dos conquistas este año. Lo mismo Vargas. A todos ellos les cuesta quedar mano a mano con el arquero rival. Tampoco la Selección les aporta variantes por los costados. Y, ya en el plano individual, ninguno parece ser capaz de generarse una situación de gol por sí mismo. El desequilibrio en el mano a mano desapareció dramáticamente del repertorio.

Ante Honduras, la falta de resolución en los últimos metro fue dramática. La falta de ideas y de variantes provocó que pese a tener una posesión cercana al 80 por ciento, la Roja no dispuso de ninguna ocasión clara de gol. Además de la conquista de Parot, apenas un remate desviado desde fuera del área de Meneses. Como si Chile no pudiese o no supiera aprovechar los últimos 30 metros de la cancha.

Las fichas

Rueda movió las fichas en ataque para buscar soluciones. Pero las respuesta no fueron satisfactorias. De poco sirve haber ganado seguridad en el arco propio o haber encontrado piezas de recambio en defensa, si el arco rival sigue demasiado lejos. Además de no convertir, al equipo le cuesta mucho generar volumen de ataque. Y así se torna imposible quebrar los partidos. Pizzi lo padeció en el peor momento, en la recta final del camino a Rusia. Ahora el colombiano lo vive en carne propia.

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