El frágil “pacto de no agresión” entre Chile Vamos y Republicanos

Kast se lanza contra Matthei por críticas al Consejo Constitucional y acusa a alcaldesa de hablar de manera poco “seria y responsable”

Aunque los partidos optaron por tragarse las diferencias tras la derrota del 17-D por un objetivo mayor -la unidad frente a los compromisos municipales y de gobernadores del próximo año y la presidencial 2025-, en la derecha ya se abrió la temporada de recriminaciones. En las colectividades están conscientes de que la división los puede llevar a perder la carrera por La Moneda.


La noche del domingo 17, cuando los resultados impactaban a los comandos con la amplia derrota del “A favor” en el plebiscito constitucional (44% frente al 55% del “En Contra”), la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, tomó su teléfono y envió un mensaje por WhatsApp a José Antonio Kast. En él, lamentaba la derrota, pero hacía ver que había que seguir adelante. Con ello, la edil marcó la primera señal de una suerte de pacto de no agresión entre Chile Vamos y republicanos tras la derrota. Un acuerdo en extremo frágil a medida que pasaron las horas. Y que quedó en riesgo de quiebre ante la decisión de Kast de anunciar anticipadamente su candidatura para la presidencial 2025.

El compromiso se había adoptado hacía semanas, y se confirmó -en reserva- dos días antes del referéndum en una cita en la casa de Gloria Hutt, presidenta de Evópoli, en la comuna de Providencia.

El viernes 15, cerca del mediodía, la exministra de Transportes recibió a los jefes de partidos Javier Macaya (UDI), Rodrigo Galilea (RN) y del Partido Republicano, Arturo Squella, para una reunión de análisis del escenario que se avecinaba. Todos los sondeos auguraban un mal resultado para el “A favor”. El punto crítico fue, entonces, cómo administrar una derrota.

Uno de los presentes revela que la determinación fue unánime: no estaban dispuestos a desatar ese 17 de diciembre una noche de “cuchillos largos” entre Chile Vamos y la tienda fundada por Kast, y hubo coincidencia en la necesidad de bajar el tono y no hacer cobros de cuentas, fuera cual fuera el resultado.

Detrás de la decisión pesó un objetivo mayor: cuidar la unidad del sector para enfrentar en conjunto las elecciones municipales y de gobernadores del próximo año y no afectar los liderazgos presidenciales de Kast y Matthei para 2025. La división -concluyeron- los podría hacer perder la carrera por La Moneda, donde hasta ahora las encuestas los ubican en una buena posición.

El acuerdo fue ordenar las filas, pues para nadie eran desconocidas las recriminaciones cruzadas que había entre ambas derechas a propósito del proceso constituyente. A Kast se le criticaba el haberse dado “gustitos personales” con el qué y quién está por nacer y la exención de contribuciones a la primera vivienda. Y a Matthei, el haber dicho en septiembre que “si las cosas siguen así, naturalmente no voy a poner mi capital político para la aprobación de esta nueva Constitución”. Y luego subirse tarde al proceso -el 25 de octubre- y respaldar el texto con reparos.

El disciplinado diseño debutó con claridad la misma noche del domingo, cuando ni los timoneles de Chile Vamos ni los líderes de republicanos fustigaron a su contraparte por la derrota. Sin embargo, no ha estado libre de fugas. El primero en abrir los fuegos, el mismo 17-D, fue el senador UDI Iván Moreira, quien en su cuenta X responsabilizó directamente a Kast del fracaso.

FOTO: MARIO TÉLLEZ / LA TERCERA

Las alertas se encendieron en Chile Vamos luego de las declaraciones del exconsejero republicano Luis Silva en contra de la alcaldesa de Providencia. Esto, por considerarlo uno de los hombres más cercanos a Kast, con disciplina partidaria.

“Matthei creo que entró tarde al partido. Creo que se demoró en entrar con decisión. Y cuando lo hizo, aportó con todo su capital político, pero se demoró”, dijo Silva, lo que generó el inmediato blindaje a la edil de parte de los expresidenciables de Chile Vamos Ignacio Briones y Sebastián Sichel. El primero lo acusó de “cara de palo” y el segundo, de tener una postura “impresentable”, siendo que fue consejero.

En la interna también se empezó a cuestionar en voz baja a Macaya por considerar que no habría sido lo suficientemente firme con los republicanos para evitar los maximalismos constitucionales y por haber dicho el 17-D que “hoy la UDI va a dormir tranquila”, críticas que fueron sofocadas con rapidez por los partidarios del senador.

Los movimientos de los republicanos, a su vez, para prevenir una escalada no fueron públicos. En el Congreso se admite que hubo mensajes internos de control de las filas y contactos con Matthei para pedir las disculpas correspondientes.

De este modo, Silva, a pesar de las duras réplicas que recibió, no volvió a hablar, y Matthei -quien el lunes conversó por teléfono con todos los presidentes de Chile Vamos- cerró la polémica concediéndole el punto y yendo incluso más allá. “Más aún -dijo la edil en radio Infinita-, en algún momento pensé en votar ‘En contra’ (...). Así que sí, entré tarde”.

El factor Piñera

El diseño sobre cómo enfrentar el plebiscito y sus resultados venía siendo conversado por Matthei con distintos interlocutores de Chile Vamos desde hacía semanas. Especialmente con quienes mantiene una comunicación permanente: Macaya, con quien habla casi a diario; con los presidentes de partidos (es muy cercana a Hutt), y con la exsubsecretaria de Prevención del Delito Katherine Martorell (RN), quien integra su staff en la municipalidad como asesora legal y de seguridad.

No obstante, dos encuentros con el expresidente Sebastián Piñera fueron especialmente relevantes. El 28 de noviembre ambos coincidieron en el restaurante Buriana, de Vitacura, para el aniversario número 10 de la revista Velvet, donde compartieron la misma mesa con el expresidente de la CPC Juan Sutil y otros comensales.

En esa oportunidad, coincidieron en la necesidad de fortalecer la unidad del sector y extender desde allí los vasos comunicantes hacia el centro, con Amarillos y Demócratas, para ampliar la base electoral. Una idea parecida había sido planteada por el exjefe de Estado en agosto pasado, cuando propuso crear una suerte de Concertación de centroderecha.

La reunión más significativa se registró dos días más tarde, el jueves 30, en el Club Providencia. Se trató de una comida que fue convocada por Matthei y por la exsubsecretaria de Salud Paula Daza, para hacer un reconocimiento a las extitulares de Deportes Cecilia Pérez y Pauline Kantor por el aporte que hicieron en su momento para que Chile se adjudicara la realización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos.

Se trató de una cita privada y distendida que congregó a unos 15 exministros y exsubsecretarios de las dos administraciones de Piñera, entre ellos, Jaime Bellolio, Alberto Espina, Karla Rubilar, Rodrigo Delgado y Paula Daza.

“Fue casi un consejo de gabinete”, comenta uno de los asistentes, al reconocer que el plebiscito fue el tema que acaparó la conversación. Allí aparecieron nuevamente las fuertes críticas a cómo los republicanos llevaron el proceso y a la escasa visión que hubo en el reemplazo del qué por el quién está por nacer. Pero tanto Matthei como Piñera coincidieron en que independientemente de los legítimos cuestionamientos, había que evitar un cobro de cuentas sobre la base de los compromisos electorales que vienen.

“¿Qué sacamos con agarrarnos ahora de las mechas si en marzo vamos a tener que estar sentados negociando los cupos para la municipal y para los gobernadores?”, dice una fuente de la UDI.

El objetivo, según se confiesa, es la coexistencia de una derecha conservadora con otra más liberal, que se diferencien claramente en términos de ideas y contenidos, pero que sean capaces de establecer pactos electorales.

La fórmula del silencio y el haber sido una suerte de vagón de cola, sin embargo, empezó a generar ruidos internos, mostrando la fragilidad de este “pacto de no agresión”. Ayer, el expresidente de Evópoli Hernán Larraín Matte cuestionó en La Tercera el que haya un acuerdo por no abordar el fallido proceso, al tiempo que calificó de “grave ingenuidad” creer que los republicanos están buscando socios, porque -según enfatizó- son un proyecto hegemónico, que quiere reemplazar a Chile Vamos, por lo que llamó al bloque a no mimetizarse.

Las duras recriminaciones

La irritación con la actitud de los republicanos sobre cómo llevaron adelante el proceso constitucional quedó expuesta en una carta firmada por 30 figuras de la centroderecha en la que cuestionaron la “lógica maximalista” de la tienda encabezada por Kast y llamaron a Chile Vamos a no mimetizarse con ese proyecto. Entre los firmantes figuran los exministros Jaime Bellolio, Isabel Plá, Raúl Figueroa, Ignacio Briones, Gonzalo Blumel, Enrique Paris y los exsubsecretarios Daza, Juan Francisco Galli; el exmiembro de la comisión experta, Sebastián Soto, y varios integrantes de centros de estudio.

La respuesta de Squella a la carta pública -en su cuenta X- fue categórica: “Olímpicos! Les recomiendo incluir en su reflexión las 2 veces que entregaron la Constitución, generando años de profunda incertidumbre. Ahora seguramente los mismos, van a empezar a hablar de acuerdos con el gobierno y sus malas reformas. ¿Cuál será el primero?”.

Tampoco fue bien evaluado el golpe a la mesa que hizo Kast, el jueves de esta semana, al anunciar -a solo cuatro días de la derrota del “A favor”- que su intención es ir por una tercera candidatura presidencial en 2025 y que no se sometería a primarias con Chile Vamos. “Yo puedo decir que yo estaría feliz en la papeleta”, señaló en el programa de TVN Estado Nacional. Esto produjo la primera intervención de las directivas de la coalición de centroderecha.

La vuelta de página la había dado el líder de los republicanos el martes 19, cuando participó en un desayuno en la comuna de Recoleta.

“Como Partido Republicano, para nosotros es fundamental llevar un candidato presidencial en las próximas elecciones y, sin ninguna duda, José Antonio Kast es la persona que mejor representa nuestras ideas”, sostiene el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella. Y agrega, frente a las críticas de que tiene un techo electoral, que “siempre van a tratar de instalar cosas negativas, caricaturas. Dicen que sacó el mismo 44% de la elección pasada, cuando se enfrentó con Boric, lo que no dicen es que este 44% tiene dos millones de votos más”.

Esta vez, sin embargo, fueron los timoneles de la UDI, RN y Evópoli quienes salieron a afirmar que “no es tiempo de candidaturas presidenciales”.

La decisión del fundador de los republicanos, en todo caso, no causó sorpresa en el entorno de Matthei, donde se afirma que el diseño de la alcaldesa no es apresurarse. “Los tiempos de Kast son distintos a los de Matthei”, dice una fuente de Chile Vamos.

Sí se considera que la edil -a diferencia de la postura que tuvo en el plebiscito constitucional- tenga una arremetida en terreno, con una agenda ciudadana, centrada principalmente en seguridad y crecimiento. Y un rol relevante en la municipal.

Chile Vamos ya tiene un catastro preliminar de un buen porcentaje de candidatos y, en el corto plazo, planea conformar un equipo electoral, puntos que fueron conversados el lunes -horas después del plebiscito- entre los secretarios generales de los tres partidos base.

En ese esquema se sostiene que en esa cita -antes de los últimos acontecimientos- seguía en pie la voluntad de un acuerdo con los republicanos y de incluir a Amarillos y Demócratas en pactos por omisión en las elecciones uninominales de alcaldes y gobernadores, no así en concejales.

Foto: Andrés Pérez

“Nos interesa mucho fortalecer la alianza hacia el centro, en el que se observa un vacío y que necesita propuestas, siempre desde Chile Vamos, que es nuestro domicilio político”, sostiene Hutt, quien el mismo día del plebiscito fue a visitar a los Amarillos y Demócratas en el Hotel Pablo Neruda.

Con todo, antes de que empiece la contienda por los municipios y gobernaciones, la presidencial quedó desatada con la decisión de Kast de clavar la bandera de la competencia 2025. Los hechos de esta semana no dejan claro si la derecha llevará esa fiesta en paz.

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