Expertas en show: la fórmula detrás del podcast chileno más escuchado

Nada de lo que Paloma Salas y Elisa Zulueta dicen en esta entrevista es muy en serio o muy en broma. Las protagonistas de Expertas en Nada, que lidera el ranking de los podcasts nacionales más escuchados en Spotify, han logrado llegar a un segmento de la población que ha conectado con sus historias sobre desgracias propias, ajenas y humor.


Paloma Salas (37) y Elisa Zulueta (41) se vieron por primera vez en 2010 en El Cachafaz, cuando estaba en la calle Guardia Vieja, al que Salas llegó para hacer un stand up de comedia. Ninguna de las dos recuerda bien cómo ni quién las presentó, pero, a partir de ahí, comenzó su amistad.

Salas: La Elisa tuvo que trabajar muchísimo porque yo era joven y ella un alma vieja que me rescató de mi juventud. O me la quitó, no sé.

Zulueta: Te rescaté del hoyo en el que estabas. Bueno y ahí conocí a Paloma y dije, quiero que sea mi amiga para siempre.

Paloma Salas es una comediante feminista con amplia trayectoria en el stand up nacional. Elisa Zulueta, por su parte, una reconocida actriz y directora teatral. Habían trabajado juntas antes, pero no fue hasta que Podium Podcast les hizo una propuesta, que se consolidaron como una de las duplas más escuchadas en Spotify a nivel nacional.

Zulueta: Porque si lo hubiéramos organizado nosotras, ya nos habríamos aburrido.

Salas: Habríamos cambiado de hobby.

“Una charla sin power point. Un panel sin especialistas. Un debate sin moderador. Una conversación sin desenlace. Un consejo que no seguimos. Una fake news sin malas intenciones”. Así comienza la introducción de Expertas en Nada, el podcast en el que Salas y Zulueta, sin ser expertas en algo, conversan y se ríen de temas que van desde la maternidad -las dos tienen hijos- hasta la realeza inglesa, pasando por los pelos del cuerpo, los problemas con la ley y los dentistas.

-Se trata de lo genial y chistoso que puede ser lo cotidiano. Una conversación a la deriva de dos amigas que divagan entre historias íntimas, vergüenzas más profundas, canciones y chispezas- dice Trinidad Piriz, directora de Podium Podcast.

La plataforma que lidera Piriz aterrizó este año en Chile. Durante tres meses, ella estuvo en búsqueda de contenidos y haciendo un levantamiento de información sobre qué cosas estaban consumiendo los oyentes de este tipo de programas. Fue entonces que dio con la idea de juntar a Paloma Salas y Elisa Zulueta, ya que las conocía de antes y sabía cómo trabajaban. Solo que nunca se esperó el éxito masivo que tendrían.

Expertas en Nada está, desde junio, en los primeros puestos de los rankings de podcasts más escuchados a nivel nacional. La primera vez que se posicionaron en ese lugar fue el 19 de julio, cuando ya se habían lanzado los capítulos “Pelambre” y “Querido diario”. Si en un principio sus episodios tenían mil escuchas, con las semanas se fueron multiplicando.

Según los datos que manejan en Podium, el perfil de oyentes es claro: en su mayoría, mujeres entre 28 y 34 años. Luego, en un porcentaje menor, entran las de 35 y 44. La proporción en cuanto a género, siempre ha fluctuado en el mismo rango de porcentajes: Expertas en Nada es escuchado en un 80% por mujeres y en un 20% por hombres.

-Con foco feminista, pero sin una energía de aleccionamiento, esto es como un ejercicio de humanidad o de intimidad que cae muy bien porque es lo que se podría estar conversando en un grupo de amigas o en un carrete- explica Piriz.

El making-of

¿Qué sintieron la primera vez que se escucharon?

Zulueta: Vergüenza, que es lo mismo que siento todas las veces que sale el capítulo.

Salas: Culpa, vergüenza, culpa. Exposición, vulnerabilidad.

Ambas se ríen.

Zulueta: Bajo el tuit, subo el tuit, me borro, me saco… Y adrenalina.

Salas: La Elisa hace algo que yo no hago, que es escuchar los capítulos.

Como cuando uno escucha el propio audio de WhatsApp...

Salas: No, eso yo lo hago siempre. Lo necesito y, si mando uno largo de un minuto y medio, lo escucho y digo: “Qué buena amiga soy que me tomé este tiempo para mandar este audio”. Y me felicito. Pero el podcast no lo escucho entero, me da mucha vergüenza. Y aparte que… Voy a hacer una analogía asquerosa como de poeta, de un poeta ordinario.

Zulueta: No lo hagas.

Salas: El podcast es súper como pelearse con una pareja. Porque te vas de grabar, se te ocurre todo lo que tenías que decir que no dijiste. Pasas dos días, en la ducha, redactando mejor lo que dijiste mal y después te arrepientes también de todo lo otro que dijiste, porque todo lo que dijiste fue un crimen pasional.

Zulueta: Y entonces estamos llamando a la Trini. “Trini, esa parte que dije que le robaba a mi... bórrala por favor”.

Salas: Entonces, grabamos, pasan dos o tres días que son de una negociación asquerosa entre nosotros, la Trini y entre nosotras con nosotras mismas. Así que no le quiero agregar otra capa más a ese infierno escuchando el capítulo. La Elisa lo escucha porque es Virgo.

Aunque no se nota, Salas y Zulueta cuentan que la culpa y el pudor igual están presentes. Si se arrepienten de haber dicho algo, a veces se edita, pero Piriz aclara que es cada vez menos. Sobre todo, porque las protagonistas dicen que no existen temas prohibidos: uno se puede reír de casi todo y, si es que hay líneas rojas del humor, ellas ya las tienen claras.

Zulueta: Yo creo que sin nombre se puede todo.

Salas: Yo también creo que el cielo es el límite. Del cielo yo nunca he hablado mal.

Zulueta: Yo creo que es como no decir nombres de gente. ¿Y de qué nos reímos?, de nosotras, sin parar, ¿o no? ¿De quién más nos reímos?

Salas: A mí me pasó cuando salió el capítulo de los dentistas y la gente lo disfrutó y se rió, fue un alivio. Porque fue como “ah, qué bacán”, porque significa que igual vamos a poder hablar de cualquier cosa.

El proceso previo es una lluvia de ideas, o más bien una tiranía, dicen ellas. En un grupo de WhatsApp entre Piriz, Salas y Zulueta, van proponiendo temas a diario y se van conversando las pautas. Sin embargo, el momento de mayor creatividad es cuando salen de grabar un capítulo.

Salas: Lo más común es que grabemos uno y que se vaya a la basura.

Zulueta: Llevamos como dos a la basura.

Salas: Y vuelven de la basura y, cual ave fénix, emergen reciclados con su alita rota, enmendada.

Zulueta: No, pero en el fondo, tiramos posibilidades. Hay como una lista etérea de temas que no sabemos dónde está, pero está. Y de repente uno está caminando y dice: “hablemos de esto”, o a la Paloma le pasó algo y lo mismo.

Antes de Expertas en Nada, existían dos podcasts de conversación y comedia que dominaban: “Tomás Va a Morir” -de Edo Caroe y sus amigos- y “Weona Qué Creici”- de dos amigos que tratan temáticas LGTBQ+. Cuando debutó el programa de Salas y Zulueta, el público al que llegaron en un comienzo era evidentemente de mujeres. Pero, a medida que lanzaron más capítulos, eso se fue equiparando principalmente porque las dos protagonistas generan mucha interacción con sus audiencias:

-Yo siento que esto partió siendo para mujeres porque, claro, los capítulos eran de pelambre, de diarios de vida, de realeza. Y entonces estaba el típico prejuicio de “ah, este es un podcast de mina”. Pero cada vez hay más hombres escuchándolas. Ya con el quinto capítulo sobre dentistas, después el que hicimos de perros, de la ley o el de la patria, varios empezaron a retuitearlos, incluyendo famosos o artistas.

¿Y si este podcast se llamara Expertos en Nada, sería lo mismo? ¿Se podrían hablar de los mismos temas?

Zulueta: No, pucha.

Salas: Es que sería de un mansplaining insoportable.

John Lennon

A Paloma Salas y Elisa Zulueta les abruma pensar en sus métricas y a quiénes representan.

Zulueta: Hay un equipo que está pensando esto, que está mirando como con Google Maps y diciendo: “Esto que se está construyendo son comunidades de gente”. Yo todavía no logro ver el total. No pienso en eso, porque si pienso, me angustio.

Salas: Somos como Britney Spears con su papá, básicamente.

Zulueta: Del que pretendemos liberarnos (se ríen).

Salas: Lo que la Trini no se está atreviendo a decir, es que representamos a mujeres que están en este minuto trotando por el Parque Pocuro y el Bicentenario. Estamos muy presentes en los whatsapps de apoderados de ciertos colegios privados.

Zulueta: Y es el soundtrack del Starbucks. Tú entras y suena.

Salas: La Elisa, me encanta, porque se esmera en decir que somos súper transversales.

¿Les hacen la caricatura de que este es un podcast ñuñoíno?

Zulueta: A mí no me ha llegado nada de eso. ¿A ti te ha llegado esa información, Paloma? ¿Ese paper?

Salas: ¿Estás enterada de algo que nosotras no, tal vez? Do you want to dangerous to the people?

Zulueta: Tú viniste aquí a... ja,ja.

Salas: No, yo lo entiendo. En el fondo es la clásica crítica al progresismo, a la izquierda cuica acomodada que se cree muy punta de lanza cuando han habido organizaciones sociales y gente de la periferia que ha hecho la pega mucho mejor y por mucho más tiempo. Y que ahora, porque pusiste un huerto o reciclas, te crees como de cierta vanguardia progresista. Es lo que le llamaban en los 90 los Redset y ahora es como el nuevo nombre que tiene eso. Y, o sea, obvio, yo jamás podría decir que vengo ni de la periferia, ni que mi voz habla por alguien que no sea más que yo. Y en ese sentido no tengo problema con comerme esa crítica, porque me parece que todo lo que nosotras decimos no viene desde un lugar de mentir en quiénes somos.

Desde Podium, cuentan que, en términos monetarios, el podcast ahora se está pagando como una inversión de Prisa Media. Pero que, de a poco, se les han ido acercando auspiciadores y la idea es que comience a mantenerse solo.

-Lo más concreto es que no nos esperábamos que el podcast haya pasado a ser un tema de conversación, dice Trinidad Piriz.

Es una sensación rara, dicen Salas y Zulueta, porque no conocían el mundo de los podcasts.

Salas: Es divertido porque es como: “¿Tú pensaste alguna vez que ibas a ir a las olimpiadas de matemáticas?”. Y es como: “No sabía que existían”. Pero claro, se abre un mundo y, una vez abierto, triunfamos. A mí me han pasado cosas al borde de sentir miedo. El otro día estaba paseando a mi hijo. Mi hijo, imagínate. La guagüita tiene una vida muy privada, no está interesada la guagüita en hacer ningún podcast ni salir en ninguna entrevista. Y yo no sé a qué se va a dedicar, pero va a ser muy privado.

Zulueta: Le quedan minutos a esa pobre guagüita, es cosa de tiempo.

Salas: No sé a qué se va a dedicar, va a operar semáforos, no sé qué va a hacer, es algo que nadie conoce. Bueno, y estoy paseando con la guagüita y frena un auto al lado nuestro y alguien me grita: “¡Te escucho todo el rato, ya me he escuchado todos los capítulos, no sé qué!”. Y la guagüita como: “Yo pensé que tú trabajabas en recursos humanos”. Y después, la galla, que igual era súper amorosa -no era ninguna especie de psicópata ni nada- la veo y retrocede con el auto. O sea, se metió en mi calle, no estábamos en su ruta, ¿cachái? Y dije como: “Wow, esto debe haber sido lo que sintió John Lennon”.

Zulueta: No, y alcaldesas y diputados, es una cosa muy rara.

¿Se puede mezclar el humor con la política?

Zulueta: Sí, totalmente. Pero tampoco somos un podcast político. Lo que pasa es que nos involucramos, de repente, de manera demasiado ansiosa con la política, pero ya lo abandonamos. Ya nos dio tantas bofetadas la política que ya no volvimos.

Pero claro, hacemos alusión a los cabellos de ciertas personas, a los lugares y a las cosas.

Salas: O sea, si fuéramos muy religiosas, o si tuviéramos afición por pintar mandalas, o si una de nosotras fuera una deportista de alto rendimiento, todas esas cosas se colarían en lo que hablamos.

Zulueta: Obvio, nuestra generación ahora está en La Moneda, entonces obviamente nos compete.

¿Y es verdad que han carreteado con el Presidente?

Salas: Mi Presidente no carretea, primero.

Zulueta: Y, segundo, no carreteamos con nadie.

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