El futuro de las coaliciones y el problema de la gobernabilidad

03 DE DICIEMBRE DE 2021/VALPARAISO Vista general de la Sesión Especial de Sala de la Cámara de Diputados, que debate el informe de la comisión mixta por el proyecto de cuarto retiro de fondos previsionales. FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO

Tanto Boric como Kast vienen de partidos relativamente nuevos, y quien resulte Presidente deberá enfrentar un Congreso sin mayorías que les va a dificultar la ejecución de su programa.


Kast y Chile Vamos tras un acuerdo de gobernabilidad

José Antonio Kast junto a Francisco Chahuán luego de la proclamación en RN. Foto: Agenciauno

Cuando el 28 de noviembre, poco antes de iniciar su gira a Estados Unidos, José Antonio Kast recibió en su casa de Buin a las directivas de los partidos de Chile Vamos, con la excepción de Evópoli, para apurar el desembarco oficialista en la campaña de segunda vuelta, uno de los temas principales de esa cita, que se extendió por más de una hora y media, fue la urgencia de sellar un acuerdo de gobernabilidad que permitiera sustentar un eventual gobierno encabezado por el líder del Partido Republicano, sin necesidad de conformar una nueva coalición.

La idea rondaba con antelación en la mente de algunos dirigentes de Chile Vamos, como el presidente de RN, Francisco Chahuán, uno de los primeros en plantearlo, pero también en la del propio abanderado presidencial y su círculo más íntimo.

“La señal es que tiene que haber un acuerdo de gobernabilidad. Un Presidente no puede tener menos de un tercio del Senado, porque sería vulnerable a acusaciones constitucionales, por ejemplo. Hay cosas que son prácticas, que obligan a tener un acuerdo de gobernabilidad. Si eso es un acuerdo programático profundo, si es un acuerdo electoral, eso se verá, pero debe tener sin dudas un acuerdo de gobernabilidad inicial y eso se ha ido demostrando en los equipos programáticos que construyeron el plan de gobierno”, señala Rojo Edwards, recién electo senador del Partido Republicano.

Con apenas 22.177 militantes (según cifras oficiales del Servel al 31 de octubre pasado), un senador y 14 diputados -al que se suma uno más de sus socios del Partido Conservador Cristiano-, los republicanos están lejos de contar con la fuerza para asumir solos la tarea de construir un gobierno y sacar adelante su agenda legislativa. Más aún cuando se trata de un partido nuevo, con dos años de vida, que, inesperadamente, se ve enfrentado a la posibilidad de llegar a la Presidencia desde una trinchera crítica y opositora de la gestión de Sebastián Piñera y que para sectores moderados de la derecha genera algunas aprensiones.

Por eso, hasta el momento, aseguran en las colectividades de Chile Vamos y en el entorno de José Antonio Kast, no está sobre la mesa la posibilidad de un rebaraje de la actual coalición política oficialista para permitir el ingreso de Republicanos al bloque en caso de que éste gane el próximo domingo 19 de diciembre.

“Este es un tema que hemos conversado muchas veces. Nos hemos reunido extensamente con las demás directivas de los partidos de Chile Vamos, de manera reiterada, desde el día de la elección de primera vuelta, para ver cuál sería el curso”, señala el senador y timonel de RN, Francisco Chahuán. Y la decisión es clara, remarca: “La definición que adoptamos fue persistir como Chile Vamos con los cuatro partidos y buscar una fórmula de acuerdo de gobernabilidad con un eventual gobierno de Kast”.

El lunes 22 de noviembre en la noche, un día después de la elección de primera vuelta y con los resultados presidenciales y parlamentarios en la mano, las directivas de RN, representadas por Chahuán y el diputado y secretario general de la tienda de Antonio Varas, Diego Shalper, fueron a la casa de Javier Macaya, el presidente de la UDI, quien los aguardaba con la diputada Pepa Hoffmann, secretaria general de los gremialistas, para discutir las líneas de acción que seguirían como coalición frente al nuevo escenario político, el mismo que les deparaba un futuro mucho más promisorio del que hasta unos meses antes vaticinaban en las misma derecha tras las duras derrotas que habían sufrido en las municipales -donde perdieron comunas emblemáticas, como Santiago, Maipú y Viña del Mar; la de gobernadores, donde se quedaron con apenas tres regiones, y en las de convencionales, donde el sector estuvo lejos de alcanzar el tercio de los escaños. Ahora, las cuentas eran sin duda más alegres. A partir de marzo el sector tendrá la mitad del Senado y en la Cámara de Diputados, sumando los 15 parlamentarios del Frente Social Cristiano y los 62 de Chile Vamos, suman 78, uno más de la mitad del hemiciclo. Eso sin contar que el abanderado de la derecha había pasado en primer lugar al balotaje.

Aunque las directivas de Evópoli y el PRI no pudieron estar presencialmente en el encuentro en casa de Macaya, pues a la misma hora tenían los consejos generales que debían definir internamente la postura de ambas colectividades, señala Chahuán, esa noche mantuvieron contacto telefónico permanente y hasta altas horas con Andrés Molina y Rodrigo Caramori, timoneles de esas tiendas. Poco después Molina les refrendaría la decisión de Evópoli de que apoyarían la campaña de Kast, pero en forma paralela, sin sumarse activamente al comando del republicano y que, por ningún motivo, serían parte de la misma coalición.

Un eventual triunfo del abanderado del Frente Social Cristiano, sin embargo, tensionará al oficialismo. En los partidos de Chile Vamos están conscientes de que en ese escenario la presión de su gente por seguir en cargos de gobiernos será enorme.

Ya lo vivieron, incluso en Evópoli, donde algunos de sus militantes optaron por renunciar a la tienda para inscribirse en otro partido del bloque cuando ya se habían llenado los cupos que la colectividad podía ocupar.

El rol de los partidos de Chile Vamos en un eventual gobierno de Kast no está resuelto. Pero desde la UDI y RN ya hablan de que tienen total disposición para colaborar de la manera más amplia. Y en Evópoli, incluso, reconocen que si alguno de sus militantes quiere ocupar un puesto en una potencial administración de José Antonio Kast, puede congelar su militancia para hacerlo.

A sólo días del balotaje, las conversaciones para coordinar el trabajo legislativo con miras a dar gobernabilidad a un eventual gobierno de Kast ya están en marcha. Rojo a lo menos ya ha recibido ofertas para sumarse en el Senado a la banca de RN y muy pronto las recibirá desde la UDI. Mientras que, en paralelo, Felipe Kast (Evópoli), Rodrigo Galilea (RN) y Juan Antonio Coloma (UDI) ya están en negociaciones para afinar el trabajo parlamentario del bloque.

El ajuste del plan de gobierno de Kast que se ha estado llevando adelante en las últimas semanas, tras la incorporación de representantes de los partidos y de los comandos de los otros exprecandidatos y del exabanderado oficialista ha facilitado las cosas. Desde los partidos, primero RN, y luego las demás tiendas, enviaron a José Antonio Kast una serie de modificaciones al programa original del republicano.

“La fuerza en el Congreso la tiene Chile Vamos, con 24 senadores y 53 diputados. En definitiva, el futuro gobierno va a requerir nuestros votos”, remarcan desde el oficialismo. Con ese piso, añaden, un futuro gobierno de Kast puede pensar en salir a buscar los apoyos necesarios en la DC y otras fuerzas de la oposición para avanzar en los proyectos legislativos.

El hecho de que en el Senado oficialismo y oposición tendrán la mitad de los escaños, no sólo obligó a los dos abanderados presidenciales a morigerar sus programas y correrse hacia el centro, sino que tendrá repercusiones sobre el trabajo de la Cámara de Diputados. “Si quieren que los proyectos pasen en el Senado tendrán que venir aprobados con grandes mayorías en la cámara de Diputados, de otro modo, si viene con votaciones muy divididas, la tentación de los senadores de armar un proyecto nuevo será muy grande. Eso ya pasó muchas veces en el actual Congreso”, señalan desde el oficialismo, lo que podría augurar un escenario de mayor gobernabilidad.

En la Cámara, aseguran parlamentarios de Evópoli, por la lógica de funcionamiento del Congreso, no queda otra que actuar en la práctica como coaliciones ampliadas si se quiere aprobar o rechazar un determinado proyecto. Eso sí, con el inesperado resultado conseguido por el Partido Republicano, con 14 diputados, podrán formar su propia bancada y presionar por mantener parte el ideario original de su colectividad.

Boric y su dilema de hacia dónde ampliarse

“Para gobernar necesitamos ir mucho más allá de nuestras fronteras actuales y yo estoy dispuesto a conversar con todos quienes estén disponibles a realizar cambios estructurales, conscientes de la realidad económica difícil que vamos a tener como país”. La frase del abanderado presidencial de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, fue dicha hace solo unos días, cuando en el programa televisivo Candidato, llegó tu hora, de TVN, se le preguntó -en el segmento dedicado a la gobernabilidad- con quiénes se iba a acompañar si llegase a La Moneda.

Efectivamente, uno de los problemas que deberá enfrentar el diputado, si es que llega a ganar la segunda vuelta, es cómo ofrecer gobernabilidad. Los resultados de las elecciones del pasado 21 de noviembre no fueron los esperados para Boric y lo dejaron con muy poco margen de acción.

Su votación lo dejó detrás de José Antonio Kast, con la obligación de buscar apoyos de cara al balotaje y, como consecuencia de ello, tuvo que morigerar tanto su discurso como su programa. En tanto, su coalición obtuvo 37 diputados, 23,9% de la futura Cámara Baja, y cuatro senadores (además del actual legislador RD Juan Ignacio Latorre) es decir, cinco aliados, que representan el 10% de la Cámara Alta. Estos números están muy lejos de la mayoría simple y lo obligarán a sumar parlamentarios de otros sectores a la votación de proyectos o reformas en un posible futuro gobierno.

Desde el grupo cercano al abanderado presidencial reconocen la dificultad, que el mismo candidato ha planteado públicamente varias veces durante la campaña de segunda vuelta, de gobernar sin una mayoría parlamentaria clara. Algo similar a lo que hoy vive el gobierno de Sebastián Piñera y lo sufrieron también administraciones concertacionistas como las de Patricio Aylwin, Eduardo Frei o Ricardo Lagos. De esta manera, reconocen la necesidad de ampliar los alcances actuales de Apruebo Dignidad.

Según explican, eso sí, este es un debate que aún no se da en profundidad en el comando y con los cercanos del candidato. Como el balotaje ha sido tan competitivo, según aseguran, todos los esfuerzos han estado en la segunda vuelta. Y cuando alguien ha planteado el dilema, es el mismo Boric quien ha puesto paños fríos. “Aún no está la estrategia del diseño”, dicen.

No obstante, la discusión parece ser clara: hacia dónde y de qué forma ampliar Apruebo Dignidad. El propio Boric ha apuntado a la relevancia que tendrá en su gobierno el mundo independiente y que su base de apoyo es su actual coalición, pero cuando aborda la conformación de un futuro gobierno o de posibles coaliciones formales empiezan los matices.

Consultado también en TVN sobre el tema ratificó que “hoy día somos parte de una alianza, una alianza en donde hemos concordado términos como avanzar con gradualidad hacia reformas estructurales”, añadiendo que “nuestra base de apoyo va a ser Apruebo Dignidad y estamos abiertos desde Apruebo Dignidad a tener una conversación con otros partidos que manifiesten disposición a ser parte de una colaboración con un gobierno de transformaciones”.

Está claro que la decisión más relevante para Boric es cuál va a ser la relación con los partidos del Nuevo Pacto Social (PS, PPD, DC, PR y otros). Ahí el mismo candidato ha señalado que “en particular con el PS, hemos tenido un muy buen diálogo, un muy buen fiato, y no solamente con ellos, con el PPD, con el Partido Ecologista Verde, que no forma parte de Apruebo Dignidad, con el Partido Radical, que también nos ha apoyado, yo estoy abierto a tener esas conversaciones desde nuestra base política que es Apruebo Dignidad”.

Efectivamente, desde el Partido Socialistas se ha dado un incipiente debate respecto de cuál va a ser su participación en un eventual gobierno de Boric. Públicamente figuras como Carlos Montes (que forma parte del comando) y el expresidente de la colectividad Osvaldo Andrade han planteado que los socialistas no deberían integrarse oficialmente a un gobierno o un futuro conglomerado.

En la colectividad, si bien se ha hablado de una “colaboración crítica” otro de los conceptos que también ha tomado fuerza es el de una “colaboración constructiva”. En el partido sostienen que la mayor coincidencia apunta a no entregar un “cheque en blanco”, pero tampoco a no “negar la sal y el agua”. En ese sentido, respecto de las reformas o proyectos de ley dice haber coincidencias, aunque advierten que evaluarán en su mérito cada una de las iniciativas legales. “Gabriel tendrá que decir con quién quiere gobernar y hacer una propuesta”, sostiene un dirigente del PS.

Para muchos dirigentes de Apruebo Dignidad, una de las grandes preocupaciones es el futuro actuar de la DC en una posible administración de Boric. La junta nacional del partido declaró su respaldo a la candidatura sin requerimientos o intenciones de formar parte del pacto conformado por Apruebo Dignidad. En esa línea, quedó abierto el actuar de la colectividad en el futuro ciclo parlamentario. No obstante, desde el partido sostienen que el tono y los gestos que ha hecho Boric durante la campaña de balotaje han sido bien evaluados.

“La DC ya nos planteó como resultado de la junta nacional de que ellos aspiran, habiéndome apoyado en esta segunda vuelta, a ser un partido de oposición constructiva, por lo tanto, me parece ahí responde a la pregunta de que si la DC podría estar incorporada en un eventual gobierno”, dijo en TVN Boric respecto de la relación con la DC.

Pero más allá de la relación con la centroizquierda, Boric ha planteado en los últimos días con fuerza el concepto de búsqueda de unidades más amplias. Así, por ejemplo, lo sostuvo en el debate Archi del viernes pasado. “Uno en política tiene que hacerse cargo de la realidad. Yo creo que hay que combinar de manera equilibrada convicciones, arrojo y, por cierto, lo que vamos a enfrentar en la realidad. Tenemos un Parlamento dividido, tenemos una situación económica que va a ser difícil y, por lo tanto, son elementos de la causa que nos tenemos que hacer cargo”, dijo.

Asimismo, sostuvo que “vamos a tener un Parlamento prácticamente empatado y hay quienes dicen que eso va a inmovilizar las reformas (…). Yo lo veo más como una oportunidad, en el sentido d e que tenemos el deber de llegar a grandes acuerdos en temas que les importan a los chilenos”.

Otro de los puntos que deberá enfrentar un posible futuro gobierno de Boric dice relación con el trabajo de la Convención Constitucional. Si bien el candidato ha respaldado su trabajo y lo ha impulsado, su conglomerado se ha dividido en distintas posturas y es también un punto que esperan abordar tras la segunda vuelta presidencial.


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Por primera vez habrá en segunda vuelta dos candidatos que postularon por fuera de las coaliciones tradicionales. ¿Cómo se acomodará el esquema político tras la elección? ¿Qué rol jugarán las colectividades que han dado su apoyo para el balotaje? ¿Y cómo enfrentará el próximo Presidente un complejo escenario en el Congreso?

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