Libertarios: excéntricos, utópicos y contra “el yugo represor del Estado”

Javier Milei, Presidente electo de Argentina.

A los 53 años, Javier Milei se convirtió en “el primer Presidente liberal libertario de la historia”. Miembros de la gran familia del liberalismo, los libertarios defienden la libertad y la propiedad individual, están contra los impuestos, no les preocupa la desigualdad, y postulan un Estado mínimo o francamente su disolución. Filósofos y cientistas políticos analizan el fenómeno.


Sube al escenario entre música rock. La multitud lo vitorea. En la pantalla gigante aparece un león envuelto en llamas. Javier Milei se acerca al micrófono y canta: “Sí, yo soy el león”. Con la melena desordenada y actitud de rockstar, Milei reversiona un tema del grupo La Renga: “Rugió la bestia en medio de la avenida/ Corrió la casta sin entender/ Panic Show a plena luz del día/ Por favor, no huyan de mí/ Yo soy un rey de un mundo perdido/ toda la casta es de mi apetito”. Y mientras se agitan banderas amarillas con la figura del león , grita: “¡Viva la libertad, carajo!”.

Excéntrico, polémico, con un gran sentido del espectáculo, Milei triunfó en las elecciones presidenciales de Argentina hace una semana. Su personalidad y su discurso contra la casta política y a favor de medidas de shock para salir de la crisis económica, con una inflación del 140% anual y una pobreza del 40%, le aseguraron el triunfo.

Un triunfo inédito: “Soy el primer presidente liberal libertario de la historia”, dijo.

-Es el gran triunfo de las ideas liberales y libertarias -dice Axel Kaiser, presidente de la Fundación para el Progreso (FPP).

Kaiser y Milei se conocieron en Buenos Aires en 2016. Por entonces el líder de Libertad Avanza daba clases de economía, no era aún una figura conocida. Se juntaron en un café y Milei llegó con una copia de La fatal ignorancia, el ensayo de Axel Kaiser que lleva por subtítulo La anorexia cultural de la derecha frente al avance ideológico progresista.

-Me pidió que le firmara el libro. Me dijo que le parecía genial y que era precisamente lo que teníamos que hacer: dar la batalla cultural, la batalla por las ideas.

El candidato presidencial argentino, Javier Milei, y el filósofo chileno, Axel Kaiser, en el segundo evento del libertario en Chile. Foto: Amanda Ruminot / Fundación para el Progreso
El candidato presidencial argentino, Javier Milei, y el filósofo chileno, Axel Kaiser, en el segundo evento del libertario en Chile. Foto: Amanda Ruminot / Fundación para el Progreso

Más tarde, Milei invitó a Kaiser a dictar conferencias en Argentina. De ese modo se fueron acercando y el chileno pudo ver cómo crecía la figura del economista.

-Al principio yo era mucho más conocido que Javier, incluso en Argentina. Pero cuando observé el efecto magnético que provocaba en la audiencia, supe que iba a llegar lejos en la política.

El año pasado Milei presentó en Buenos Aires El economista callejero, el más reciente ensayo de Axel Kaiser. Y hace unos meses, el autor chileno fue el anfitrión del argentino en Santiago, cuando ofrecieron el diálogo “Renacimiento liberal”. Entonces, dice Kaiser, no tenía dudas de su victoria.

Seguidor de los economistas de la escuela austríaca, Milei ya en 2021 se definió ideológicamente: “Yo soy un liberal libertario. Filosóficamente, soy un anarquista de mercado”.

Entre los numerosos saludos que recibió por su triunfo, destacó el de Jesús Huerta de Soto, académico de la universidad Rey Juan Carlos y uno de sus referentes. A nombre propio y “del resto de libertarios y anarcocapitalistas españoles”, el académico lo felicitó y calificó su triunfo como “un día histórico para la libertad solo comparable con la caída del Muro de Berlín y del comunismo”.

Huerta de Soto agregó: “Mises, Hayek, Rothbard y los grandes pensadores y teóricos de la libertad sembraron las ideas que tú has tenido el mérito de hacer atractivas para las amplias capas de la población”.

Jesús Huerta de Soto y Javier Milei.

En su estilo agresivo y mesiánico, Milei ha ofrecido algunas definiciones que permiten perfilar su pensamiento: “El mensaje de la libertad es un mensaje transversal, el liberalismo fue creado para liberarnos del yugo represor llamado Estado”.

A los 53 años, Milei llega al gobierno con el propósito de reducir el Estado, rebajar los impuestos y cerrar el Banco Central, entre otras medidas. En estos días agregó: “El equilibro fiscal no se negocia. Ministro que me gasta más de lo acordado, lo echo”.

-Javier Milei tiene dos dimensiones, la dimensión filosófica y la dimensión política -dice Ezequiel Spector, director del magister en Filosofía, Economía y Política de la UAI-. Filosóficamente él se define anarcocapitalista o sea, es un lector de Murray Rothbard, de los autores de la escuela austríaca que sostienen que ninguna forma de Estado es legítimo. Esto no significa que al hacer política sea anarcocapitalista. Una cosa es la filosofía y otra es cómo se comporta políticamente, y a nivel político Milei es un liberal clásico.

Soltero y sin hijos, Milei tiene cinco perros y cuatro de ellos llevan nombres de economistas: Lucas, Murray, Robert y Milton.

Anarquismo y capitalismo

Fundada a fines del siglo XIX, la escuela austríaca adoptó como uno de sus pilares la libertad individual. A mediados de los años 40, Friedrich Hayek publicó una de sus obras capitales, El camino de la servidumbre. En ella, Hayek rechaza la planificación económica: postula que el socialismo y el nazismo son igualmente productos del colectivismo, que conduce al totalitarismo y es enemigo de la libertad.

Las ideas de Hayek tuvieron fuerte influencia en Estados Unidos, y hacia 1949 se trasladó a la Universidad de Chicago. Poco después llegó a Nueva York su maestro, Ludwig von Mises, cuyos seminarios animaron un pequeño grupo de jóvenes libertarios. Solían reunirse en el departamento de uno de los alumnos más brillantes, Murray Rothbard, quien en 1962 publicó de El hombre, la economía y el Estado.

Murray Rothbard.

Si Hayek le asigna un rol discreto al Estado, Rothbard lo considera un enemigo: “El Estado es un grupo de saqueadores”, afirmó. Considera que los impuestos son un robo y que las Constituciones deberían ser sustituidas por contratos entre individuos. De esta forma elaboró la teoría del “anarcocapitalismo”: “El verdadero anarquismo será el capitalismo, y el verdadero capitalismo será el anarquismo”, dijo. Nada debería intervenir “el derecho absoluto a la propiedad privada de cada hombre”. En 1971 fundó el Partido Libertario y en los 80 fue opositor a Ronald Reagan.

-La idea principal del los libertarios es que el Estado es el gran enemigo del individuo y de la libertad -dice Axel Kaiser.

Cristóbal Bellolio, autor de Liberalismo, una cartografía, plantea que el liberalismo es una familia extendida donde los libertarios son el “pariente excéntrico”.

-El libertarismo de derecha no es una posición relevante en el mundo académico -prosigue Bellolio.- Tuvo una expresión muy respetable en los años 70 con Robert Nozikc. Su libro Anarquía, Estado y utopía una respuesta al liberalismo igualitario de John Rawls. Muchos lo han interpretado como la expresión más sofisticada del libertarismo, la teoría del Estado mínimo. Pero la tesis de Nozick no tuvieron mucho arraigo, no como el liberalismo de John Rawls.

En 1971 Rawls publicó Teoría de la justicia, donde se planteaba reconciliar los principios de libertad e igualdad, a través del concepto de justicia, “la justicia como equidad”. Rawls defiende el principio de libertad, todos los ciudadanos tienen derecho a libertades básicas, y de igualdad, que exige que las desigualdades sean limitadas y que los recursos se organicen de manera de beneficiar a los menos favorecidos. Tolera las desigualdades solo en la medida que benefician a los más desprotegidos.

Robert Nozick, quien también participó de las reuniones en el departamento de Rothbard, refuta la tesis de Rawls. Para él, la desigualdad es un producto de la diferencia de talentos y habilidades entre las personas y si no tiene por causa la compulsión, es tolerable. En cambio, la igualdad sólo puede ser alcanzada por medio de la intervención del Estado, despojando a unos de parte de sus bienes y entregándoselos a otros, lo que atenta contra la libertad y la justicia. Así, toda pretensión igualitarista debe ser rechazada. Para proteger la libertad, Nozick postula un minarquismo, un Estado mínimo.

En este escenario, los teóricos distinguen entre un “libertarismo más radical y otro más moderado”, dice Ezequiel Spector. Entre los primeros está Rothbard, que piensa que ninguna forma de Estado es legítima. En la segunda, que permite un Estado que se dedica a proteger los derechos de propiedad, el autor más relevante es Nozick.

A diferencia de ellos, el liberalismo clásico le otorga un rol más protagónico al Estado. Fernando Claro, director ejecutivo de la FPP, apunta:

-Los libertarios, en general, consideran que la acción del Estado no debe ir más allá de la seguridad y la justicia. Los liberales clásicos, de manera diferente, sí aceptan que el Estado provea el financiamiento de bienes sociales a quienes los necesitan. Basta leer a Hayek, a quien muchos lo citan, pero nadie lee, y quien defiende que el Estado provea ayuda a quienes lo necesiten. Él habla, por ejemplo, de la educación y la salud, e incluso de planificar ciudades y cuidar la naturaleza. En educación, por ejemplo, el punto para un liberal clásico es que exista el acceso a la educación y a la vez el derecho a fundar colegios —lo que no hacía la propuesta constitucional pasada—, o no ponga trabas ridículas, como lo hace hoy la regulación de Crispi y Bachelet.

¿Derechos sociales?

En Chile la FPP ha sido la gran difusora de las ideas liberales y libertarias. Para ambas, los derechos sociales son “un artificio lingüístico-político-académico para ganar votos y creerse buenas personas”, acota Fernando Claro, “pero sobre la provisión de bienes sociales, diría que sí es aceptada por los liberales clásicos, pero es vista con peores ojos por los libertarios”.

Los liberales clásicos, comenta Cristóbal Bellolio, creen que el Estado debe asegurar ciertas condiciones mínimas, en especial para los menos aventajados de la sociedad.

-La pobreza dura, la pobreza que muerde, es una preocupación para los liberales clásicos pero no necesariamente para los libertarios. Adam Smith siempre estuvo preocupado de la educación pública y de que hubiera un sistema de obras públicas que permitiera el comercio. Los libertarios están más a la derecha de Smith, Hayek, y Friedman -dice.

Aun con su programa de recortes y austeridad, Milei no tocará los programas sociales. En este sentido se moverá más como un liberal clásico, dice Ezquiel Spector.

-Todas las propuestas de su partido son propuestas de liberalismo clásico. Básicamente piensa que tiene que haber una férrea protección del derecho de propiedad, pero que el Estado no tiene que desentenderse de temas como la salud, la educación, etc. Ahora, la diferencia es la forma con la cual quiera atender esos temas, porque siempre en educación él se pronunció a favor de un sistema de vouchers parecido al que hay en Chile, pero no piensa eliminar los planes sociales que son toda la red de contención sin la cual mucha gente no tendría ni siquiera para comer.

Milei, Trump y Bolsonaro.

El triunfo de Milei ocurre en un momento de auge de las derechas en el mundo. Pero su perfil libertario lo distingue en la región o incluso de Europa, observa el sociólogo Cristóbal Rovira, académico de la UC:

-Hay un ola de la ultraderecha en el mundo: Marie Le Pen en Francia, Meloni en Italia, Trump, Bolsonaro. Milei podría calzar, pero su definición de libertario lo hace distinto. El componente libertario que identifica al Estado como enemigo no se ve tanto en la ultraderecha europea, que está más preocupada de la inmigración y de proteger a la población nativa.

“Estoy muy orgulloso de ti”, le escribió Trump a Milei. “La esperanza vuelve a brillar en América del Sur”, sostuvo Bolsonaro. Pero ni uno ni otro son realmente libertarios, dice el profesor Jesús de Huerta Soto.

-No se dejen engañar pensando que Milei es un ultraderechista o que es compañero de viaje de Donald Trump o de Bolsonaro. No tiene nada que ver. Donald Trump es un intervencionista tremendo, es partidario de subir los aranceles, es un enemigo del comercio libre, quiere proteger la industria norteamericana estableciendo muros a la libre importación de bienes y servicios; es justo lo contrario de lo que defiende Milei, que no es un ultraderechista, ¡es un verdadero liberal! -le habló esta semana a sus alumnos.

Jesús Huerta de Soto ha llegado a identificar el Estado con el mal en un sentido religioso: “El Estado es la encarnación del Maligno, del Demonio, la correa de transmisión del Mal”, afirmó en una conferencia.

Sexo y drogas

En temas vinculados al cuerpo y la sexualidad, Milei se ha manifestado a favor del comercio de órganos y se dice gurú del sexo tántrico. Pero es más cauto con el aborto.

-En materia social y política, liberales y libertarios están por la autonomía del propio cuerpo. En teoría deberían estar a favor de la eutanasia y el aborto. El matiz de Milei es que ha dicho que no está a favor -dice Ezquiel Spector.

En Chile, Axel Kaiser parece ser el referente más cercano a Milei y los libertarios.

-José Antonio Kast es conservador, y católico, contrario a cuestiones como el matrimonio homosexual, el divorcio, y a favor de que se penalice aborto, así que se aleja de Milei, quien incluso se jacta de ser un gurú del sexo tántrico. Axel, a diferencia de Kast, es liberal clásico y contrario a la penalización del aborto y a favor del matrimonio homosexual -dice Fernando Claro. También apoya la legalización de las drogas.

Para Axel Kaiser, no hay duda:

-En Chile el único intelectual público que ha defendido estas ideas soy yo -dice y agrega: El triunfo de Milei es la derrota definitiva de la socialdemocracia, de la política estilo Chile Vamos y la derecha que no quiere ser derecha.

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