Nicolás Cataldo: “Tener un ministro PC no significa que se comenzará a leer a Marx y Lenin en las escuelas”

Nicolás Cataldo: “Tener un ministro PC no significa que se comenzará a leer a Marx y Lenin en las escuelas”. Foto: Mario Téllez.

Para el nuevo ministro de Educación es un avance democrático que la sociedad entienda que su militancia no implica ni “comer guaguas” ni “sobreideologizar”. Su foco, dice, está puesto en la reactivación educativa.


Cuando Nicolás Cataldo (PC) recibió el llamado del Presidente Gabriel Boric para asumir como nuevo ministro de Educación, su cabeza viajó inmediatamente al 6 de septiembre de 2022. Ese día, en otro cambio de gabinete, iba a asumir como subsecretario del Interior hasta que antiguos tuits en contra de Carabineros lo terminaron botando. “Esta vez el equipo me apagó la tele y me quitó el celular, porque efectivamente fue un déjà vu”, dice, y confiesa que no quería volver a vivir esa experiencia. “Esas cosas me tenían muy nervioso”, asegura.

¿Qué le puede aportar usted al Mineduc?

Lo que se requiere es mejorar la gestión. Fui subsecretario, iniciamos muchas de las cosas que se fueron avanzando en la gestión educativa y la habilitación de condiciones para los aprendizajes. Esencialmente allí es donde podemos mejorar harto el desempeño de una cartera que está siempre desafiada. Conocer el ministerio desde adentro, desarrollar una buena gestión y conocer a los actores con los que te tienes que relacionar, entre ellos al mundo político, son elementos que se pueden aportar.

¿Por qué cree que genera temor que un PC llegue al Mineduc?

Los que me conocen saben que son temores infundados. Ojalá que seamos capaces de ponernos de acuerdo en grandes políticas de Estado que le den estabilidad a un sistema que urge y grita por tener esa estabilidad.

Hay gente que ahora revivió su episodio de los tuits pensando en la situación de seguridad de los complejos educacionales.

Antes de que surgiera el episodio de los tuits fui súper claro en la posición de la violencia en las escuelas, que distingo del problema de convivencia escolar, que se atienden con decisiones educativas. La delincuencia en contextos escolares tiene que tratarse diferente. Cuando se queman micros, cuando aparecen supuestos estudiantes con armas de fuego, son cosas intolerables como sociedad y eso hay que tratarlo con la mayor fuerza posible. Para mí no hay ni doble lectura ni complejos en materia de seguridad ni la importancia que tienen las policías en el aseguramiento del orden público y el combate a la delincuencia.

¿Su arribo rompe ciertos techos del PC?

Estoy convencido de eso. Es un buen paso, y si se logra consolidar una buena experiencia, si la oposición se allana a tener una conversación en materia educativa -estoy convencido de que va a ser así- vamos derribando mitos y prejuicios que son propios de otra época de la historia, propios de la Guerra Fría inclusive, sobre todo en un año bien delicado como es la conmemoración de los 50 años del Golpe. Tener un ministro PC no significa que se comenzará a leer a Marx y Lenin en las escuelas. Cuando la sociedad dice un ministro comunista no significa que se está sobreideologizando a los niños ni comiendo guaguas, esas cosas van permitiendo seguir avanzando en democratizar. Yo también fui el primer subdere comunista y los recursos no empezaron a llegar a las comunas del PC.

¿Cree que el Presidente lo designa por su confianza o le está dando cupo al PC?

Tiene relación con la confianza que el Presidente tiene en mí a propósito de lo que hemos desarrollado desde la campaña, en el rol de subsecretario de Educación y de subdere. Si llega a la conclusión de que yo sea el ministro no tiene relación, y si la tiene, no es lo más importante, que yo sea militante del PC, sino que con traer al ministerio a un cuadro de gobierno que tiene una capacidad de trabajo transversal dentro y fuera, que conoce la cartera desde adentro y que no tiene que llegar a conocerla en un momento delicado.

Se ha señalado que la oposición lo apuntará como el nuevo flanco donde van a atacar al gobierno. ¿Cómo lo ve?

Muy lamentable, por cierto. La porfía en insistir en más democracia para atender este tipo de problemas es el camino. Naturalmente, si el problema es que yo soy militante del PC, que lo digan. No se trata de los tuits, de si soy o no capaz, de si había alguien mejor preparado, el problema es que soy militante del PC. Y eso no es bueno para la democracia. Los sectores de oposición que están generando esta línea estratégica de ponerme como el flanco del gobierno para atender esta dinámica de disputa les van a hacer un flaco favor a la educación y a los niños. No es a mí ni al gobierno a los que van a tener que darles explicaciones, es a la ciudadanía. La educación no puede ser una trinchera política o ideológica, sino un espacio de grandes acuerdos. Y si fuera un militante republicano, creo que tendríamos la disposición, al menos yo la tendría, de conversar.

El ministro Cataldo es el primer militante del Partido Comunista que asume en Educación. Foto: Mario Tellez/La Tercera

¿Cuál diría que es el foco del cambio de gabinete?

Mi interpretación es que hay un foco en mejorar la gestión del gobierno en áreas que son relevantes, carteras que están en una situación compleja.

Con este cambio, ¿se puede dar un paso respecto al lío de platas entre el Estado y fundaciones?

No le veo el vínculo, la verdad. Todos los hechos que emanen del caso, que involucren a alguien del gobierno, van a tener una respuesta enérgica y contundente, independientemente de si hay o no un cambio de gabinete.

¿Y no sintió un castigo a RD, por ejemplo?

No, porque el Presidente evaluó personas y había de todos los partidos, incluso de RD. Pudo ser un RD quien estuviera sentado acá.

O sea, ¿no le ve una relación al cambio con el tema fundaciones?

No, la decisión se habría tomado antes.

Cataldo ya había sido subsecretario de Educación en la primera etapa de este gobierno. Foto: Mario Téllez/La Tercera

¿Qué opina de la gestión de Marco Ávila?

La evaluación no la hago yo, la hizo el Presidente y en función de eso es que se toman decisiones. Creo que asumió la cartera en un contexto súper delicado después de la pandemia. Sumémosle a eso una posición inflexible de parte de la oposición respecto, incluso, a su orientación sexual. Me incomoda hablar de eso, pero es parte de la realidad y no podemos negarla, que convirtieron a Educación en una de las trincheras y no le permitieron desarrollar en plenitud su gestión.

¿Pero hubo sólo temas de resistencia o también debe haber una crítica a su gestión?

Hay problemas de resistencia, hay problemas de contexto y también hay problemas de gestión, que son las que termina evaluando el Presidente. Pero esos problemas siempre son colectivos. Pero también los contextos en los que a uno le toca desempeñar la tarea hacen la diferencia o el camino más difícil, cuesta arriba y pedregoso. Por lo demás, en un ministerio que siempre tiene una alta rotación, no lo dramatizaría. La gestión del ministro estaba ya en un momento en que le era complejo seguir sosteniendo su posición en la conducción del ministerio a propósito también de que la acusación constitucional y el tono en que se dio el debate eran muy complicados para seguir como si nada pasara.

¿Había perdido capacidad de conversar?

Creo que hubo una definición de no permitirle seguir con su gestión y eso evidentemente te golpea, somos personas.

¿Cuáles son, para usted, las urgencias educativas?

La reactivación y recuperación de aprendizaje es lo central y nos jugamos la vida como país. Y no para ahora, para el largo plazo. Luego, que las condiciones habilitantes para la reactivación son fundamentales, y cuando hablo de ello me refiero a temas estructurales. En tercer lugar, necesitamos mirar con urgencia la estrategia legislativa para enfrentar los compromisos presidenciales. Y tenemos una tarea pendiente en educación parvularia, la cual ha transitado por hartos cambios.

Al cambiar a un ministro uno lee que el Presidente creyó que era necesario un cambio de timón o de rumbo. ¿Van a cambiar las prioridades del Mineduc?

Los temas esencialmente no se modifican, los desafíos del sector educativo siguen siendo relativamente los mismos. Y en el centro está precisamente la reactivación y la recuperación de aprendizajes, y por tanto, va a seguir siendo uno de los principales esfuerzos de la cartera en el ámbito escolar. En el caso de la educación inicial, está el tema de emparejar la cancha y en la educación superior tenemos el desafío de fortalecer la institucionalidad pública y también de enfrentar algunos de los compromisos del Presidente, como el CAE o la deuda histórica de los profesores. Adicionalmente, tenemos que mirar el sistema de aseguramiento de la calidad o un cambio en el sistema de financiamiento. Los temas de ayer son los mismos de hoy. El punto es que el Presidente evalúa que podríamos tener la capacidad de poder impulsar esa agenda con más fuerza, más capacidad de generar acuerdos y, por tanto, con más probabilidades de éxito que lo que se tenía.

Es decir, CAE, deuda histórica, Ley de Educación Sexual Integral, ¿todos esos temas van a seguir siendo prioritarios? Pareciera ser que la reactivación educativa merece todos los esfuerzos.

Efectivamente, eso tiene que tener un rol mucho más protagónico y no es que no lo haya tenido, pero tiene que ser aún más protagónico. Los otros temas son compromisos presidenciales y, evidentemente, cada uno va a tener el espacio prioritario que le corresponde. Hoy, la deuda histórica es un compromiso de corto plazo del Presidente, de la misma manera con el plan de resolución de la deuda educativa y particularmente del CAE. Las demás prioridades hay que mirarlas para ver si tienen un espacio en el tiempo que nos queda de gobierno y qué espacio le corresponde en ese contexto.

¿Y la educación sexual integral?

Eso hay que revisarlo bien en términos políticos. Naturalmente, sabemos cuál es la resistencia que tiene la oposición, pero los que entendemos de qué se trata, es algo que urge abordar, pero hay que pensar muy bien de qué manera para evitar la resistencia y para que exista una buena comprensión.

El nuevo titular del Mineduc es profesor de Historia y Ciencias Sociales. Foto: Mario Tellez/La Tercera

El CAE fue una promesa que tenía un peso simbólico para un gobierno que surgió en la movilización estudiantil. Sincerando las expectativas, ¿es lograble?

Se está trabajando con Hacienda en una propuesta que debería derivar en un proyecto de ley. Naturalmente, no puedo decir cuál es la temporalidad con la que eso va a estar definido. Por ahí se puso como frontera un nuevo pacto fiscal, no necesariamente porque vaya a poner recursos para ello, sino que es por la temporalidad.

¿No habría que transparentar que sin pacto fiscal no va a haber condonación o pago de la deuda histórica a los profesores?

Cuando el Presidente señaló su compromiso de la deuda histórica dijo que íbamos a partir ahora con los casos más urgentes. Y la gradualidad con la que se pueda abordar el resto va a estar asociada al nuevo pacto fiscal. No es que no se vaya a avanzar, hay una fecha para ingresar el proyecto de ley, que es principios de diciembre. Cada aspecto hay que evaluarlo políticamente una vez que los escenarios se decanten. Si no logramos acuerdo con la derecha, habrá que mirar todo aquello que estaba asociado.

¿Cómo aborda la violencia en el contexto escolar?

Conflictos en contextos de movilización ha habido siempre. Lo que no podemos tolerar es que ese conflicto se exprese con acciones abiertamente delictivas. Cuando se rocía con bencina a los compañeros que no quieren movilizarse estamos frente a un hecho grave, que al menos en mi época estudiantil nunca vi. Cuando se queman micros estamos frente a hechos graves que solo dañan a los usuarios. Hay fronteras que no se pueden traspasar. Ahora, mejorar la coordinación con los sostenedores y en particular con los alcaldes es clave. La colaboración de las comunidades educativas es fundamental. De otro modo no se pueden resolver estas problemáticas. Cuando estos hechos ocurren al interior de los establecimientos hay que hacerse una pregunta: como sociedad, ¿queremos que Carabineros intervenga?

¿Qué piensa usted?

El papel principal en esa conversación lo tienen las comunidades educativas, porque son ellas las que tienen que saber si quieren convivir con esos hechos de violencia. En segundo lugar, tienes responsables administrativas y políticas, y en el caso de las escuelas municipales son los propios alcaldes, que también tienen que tener una opinión. En el último escalafón de opiniones y de toma de decisiones, está el ministerio. De hecho, no tenemos toma de decisión.

¿Qué opina de Aula Segura en esos casos?

Mientras esté claramente distinguida la respuesta educativa respecto de lo delictual y entendiendo que no podemos vulnerar el derecho a la educación, incluso a aquellos que están involucrados en hechos de violencia, el Estado tiene herramientas para responder. Todas las herramientas punitivas que tienen los reglamentos de convivencia de los establecimientos se pueden aplicar sin necesidad de Aula Segura. Sin embargo, Aula Segura es una ley y está ahí a disposición.

¿Siente que había demasiadas expectativas en educación con este gobierno por venir los dirigentes actuales de ese mundo? ¿Van a cumplirlas?

Teníamos muy claro que el escenario político iba a ser difícil y que el escenario educativo iba a ser aún más difícil. Lo que no sabíamos es que el escenario económico iba a estar tan delicado y que nos íbamos a encontrar con las dificultades que hemos ido encontrando.

El Mineduc forma parte de una mesa de la conmemoración de los 50 años del Golpe. ¿Qué se tiene que enseñar en los establecimientos educativos sobre la dictadura?

Eso no lo defino yo, eso está en el currículum. Dicho eso, creo que la sociedad tiene que aprender de la experiencia, sobre todo con el fortalecimiento de la democracia, y si me preguntas qué tiene que quedar expresado como principal elemento, es que la democracia no se puede poner nunca en duda ni en riesgo.

Pero hay militantes del PC que dicen que hay una verdad histórica.

Hay hechos que no se pueden negar: hubo asesinatos, persecución política, tortura. Mi padre fue torturado y el padre de mi compañera fue asesinado. Tengo muy claro cuáles son hechos de verdad. El respeto y el resguardo de los derechos humanos y de la democracia son aspectos que valóricamente uno no puede poner en duda en cualquier interpretación que exista. Otra cosa es que existan diversas miradas e interpretaciones. No hay problema en que esas expresiones se den y que sean diversas. Es parte de la democracia, pero tenemos que tener límites.

¿Cómo vivió esa historia familiar?

Mi padre fue detenido el 11 de septiembre en la madrugada. Estuvo un par de años preso. Es algo que toda mi familia resintió siempre, no te puedo contar el terror que le generaba a mi abuela el que yo haya decidido militar. Sin embargo, no lo veo con rencor, no tengo tampoco un ánimo revanchista ni de venganza. Lo único que realmente me interesa como profesor de Historia, hoy como ministro de Educación, es que saquemos las conclusiones correctas y que lo que nos pasó como familia no vuelva a pasarle a nadie.

Su partido ha mostrado una postura más dura que el resto del gobierno por la conmemoración. ¿Qué posición cree que le va a tocar jugar?

No me corresponde jugar un rol como militante del PC, me corresponde jugar un rol como ministro de Educación.

Pero no se puede obviar su militancia.

Cuando uno asume un rol de Estado sí se puede obviar la posición del partido y esa respuesta la tiene que dar el presidente del partido, no el ministro de Educación. Yo tengo que dar la respuesta del Mineduc respecto de la línea oficial del gobierno. Lo principal es el resguardo de los valores de no repetición, de verdad y justicia, de respeto a los derechos humanos en cualquier contexto. Son cuestiones que deben estar en cualquier mirada de formación ciudadana de los estudiantes. No sé si es razonable que exista alguien que esté en contra de eso y no veo allí ningún dogma ideológico.

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