Alemania le dice adiós a la energía nuclear: este sábado cierra sus últimos tres reactores

Vista del vapor saliendo de la torre de refrigeración de la central nuclear de Gundremmingen, Baviera, en diciembre de 2021. Foto: AP

Mientras Francia, Reino Unido y Finlandia redoblan sus esfuerzos por aumentar la producción de energía nuclear, en Alemania los ecologistas celebran el cierre de las últimas plantas activas en el país. Sin embargo, los detractores de la decisión la califican como una locura debido a la crisis energética.


Alemania, la primera economía de Europa y uno de los principales afectados por el envío de gas desde Rusia una vez aplicadas las sanciones internacionales por su invasión a Ucrania, está ad portas de oficializar el término de su relación con la energía nuclear. Adiós que se concretará este sábado 15 de abril, cuando las últimas tres centrales sean cerradas luego de un breve retraso en los planes originales, ocasionado por la compleja situación energética vivida en el continente durante el invierno recientemente finalizado del hemisferio norte. Con el desmantelamiento de las tres plantas, se completará una política energética que ya ha cerrado 16 reactores desde 2003, informó EuroNews.

Mientras celebran los movimientos antinucleares –los que datan de la década del 70 y dieron origen a Los Verdes, hoy en el gobierno de coalición tripartita liderado por el canciller Olaf Scholz–, los detractores de la medida se lamentan y aseguran que es una locura, especialmente considerando que se deberá impulsar, al menos de manera ligera, la industria del carbón para paliar los aún disminuidos suministros energéticos, justo cuando las potencias mundiales se esfuerzan por cortar el uso de combustibles fósiles.

Sin embargo, casi todos coinciden en algo: no hay vuelta atrás en la decisión. “El abandono de las nucleares para el 15 de abril, es decir, este sábado, es un hecho”, dijo a The Associated Press Christiane Hoffmann, portavoz de Scholz. La central nuclear de Baden-Württemberg está ubicada a orillas del río Neckar, cerca de Stuttgart, en el sur de Alemania. Un poco más al este se encuentra el complejo bávaro Isar II, y al otro extremo del país, cerca de la frontera con Países Bajos, la planta Emsland.

Vapor de agua se eleva desde la planta de energía nuclear Isar II en Essenbach, Alemania, el 3 de marzo de 2022. Foto: AP

Leonhard Birnbaum, director ejecutivo de la eléctrica alemana Eon, empresa propietaria de Isar II, dijo el mes pasado al periódico local Handelsblatt que “estamos cerrando centrales de primera categoría que llevan décadas siendo explotadas de forma segura y fiable por personal y expertos de alto nivel”, admitiendo, además, que “la era de la energía nuclear ha llegado a su fin” en Alemania.

La medida fue tomada hace más de una década, cuando la entonces canciller Angela Merkel dirigía al país y en 2011 decidió cerrar las plantas. La recordada política, física de formación, en el pasado había sido una defensora de la energía nuclear, pero el tsunami que provocó la fundición de tres reactores en la central japonesa de Fukushima Daiichi ese año hizo que su postura cambiara radicalmente, recordó Financial Times.

“Antes de Fukushima... Estaba convencida de que era muy improbable que (un accidente) ocurriera en un país de alta tecnología con elevados estándares de seguridad”, dijo tres meses después del accidente. “Ahora ha ocurrido”.

Activistas llevan cabezas caricaturizadas del entonces ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, y de la canciller, Angel Merkel, en una protesta por el abandono de la energía nuclear en 2014, en Berlín. Foto: Reuters

Con la decisión de Merkel, se revocó el plan original que permitía la ampliación de la vida útil de las centrales nucleares del país hasta 2036. Sería hasta 2022. Pero la guerra rusa en Ucrania estalló, y obligó a atrasar la implementación de la medida.

Para subsanar la falta de energía, Alemania reabrió centrales de carbón paralizadas en un polémico intento de recurrir a combustibles fósiles como método de emergencia, que intentó ser equilibrado con un aumento masivo de energías renovables, explicó el mismo medio. El cierre de las plantas de carbón iba en línea con el objetivo del país de eliminar progresivamente su uso para 2030, así como de lograr una emisión neutra en 2045. La decisión, acusan los detractores y ecologistas de otros países cercanos, contraviene directamente esas metas.

El ecologista británico George Monbiot, comparó durante el año pasado la decisión del cierre de plantas nucleares y la reapertura de las de carbón con el Brexit, afirmando que era “un acto innecesario de autolesión, impulsado por la desinformación y la asignación irracional de culpas”.

Desde los Verdes, defienden el fin de la energía nuclear como una victoria histórica, y el cumplimiento de una promesa fundacional. “El sábado terminará una larga lucha”, dijo Jürgen Trittin, exministro de Medio Ambiente que pertenece al partido y que negoció la decisión final del cierre progresivo, detalló Politico.

Un manifestante con marionetas en su mochila asiste a una protesta para exigir el cierre de las centrales nucleares en Berlín, en mayo de 2011. Foto: AP

El argumento del oficialismo se basa en un cambio hacia la carbono neutralidad focalizada en las energías renovables, no la nuclear. Según el ministro de Economía, Robert Habeck, las tres centrales que este sábado serán cerradas habrían contribuido poco al ahorro de gas natural, ya que cifras de 2022 mostraban que su aporte al suministro eléctrico rondaba el 6% del total del país. De todos modos, las plantas no podrían haber continuado su funcionamiento, considerando que los estrictos controles de seguridad obligan a realizar mantenciones y chequeos exhaustivos y prolongados cada 10 años, y el último se hizo en 2009, explicó EuroNews.

Otro argumento presentado por el gobierno es que, para 1997, cuando las plantas se encontraban a máxima capacidad, su aporte a la red nacional de electricidad alcanzaba el 30,8%. En contraste, las energías renovables contribuyeron el 46% del suministro en 2022, versus el 25% que representaban una década atrás, continuó el mismo medio.

En la vereda contraria, el carbón continúa siendo un factor importante para el funcionamiento de Alemania, considerando que representa un tercio de la producción, aumentando un 8% durante el año pasado para compensar la ausencia del gas ruso, cerró EuroNews.

Según el Informe sobre la Situación de la Industria Nuclear Mundial (WNISR), actualmente hay 412 reactores nucleares en funcionamiento, los que están repartidos en 41 países de todo el mundo. Su aporte a la generación mundial de electricidad, sin embargo, ha caído considerablemente frente al máximo alcanzado en 1996, cuando entregó el 17,5% de la energía global. Para 2021, la participación llegaba al 9,8%, siendo superada por la de las energías renovables, detalló Deutsche Welle. Un informe publicado esta semana por Ember, el grupo de reflexión sobre energía, aseguraba que las energías eólica y solar aportaron una cifra récord durante 2022, al lograr el 12% de la producción mundial.

Turbinas eólicas giran detrás de un parque solar en Rapshagen, Alemania, en octubre de 2021. Foto: AP

Entre la ciudadanía, las encuestas revelan que no todos parecen estar de acuerdo con la decisión tomada por sus propios políticos, lo que cambió principalmente tras la invasión rusa. Un estudio de YouGov publicado esta semana reveló que solo uno de cada cuatro alemanes apoya el cierre de las centrales este fin de semana, un tercio respaldaría una prórroga temporal y otro tercio dijo preferir un retraso indefinido de la medida, informó Politico. También consultaron a miembros de los Verdes, e incluso en sus filas existen dudas. El 56%, un poco más de la mitad, expresó que querían que las plantas se cerraran de inmediato.

Otro sondeo, encargado por la revista Der Spiegel en agosto de 2022, cuando el invierno y la falta de gas ruso se hacía sentir económicamente en los bolsillos de los europeos, detalló que el 67% de los alemanes estaba a favor de una prórroga de cinco años de las centrales nucleares del país y que el 41% apoyaba la construcción de nuevas plantas, lo que contrastaba con los resultados ante la misma pregunta realizada tres décadas antes, cuando solo el 3% respondió que quería más centrales.

Pero mientras Alemania le da el adiós definitivo a la energía nuclear, sus vecinos en el continente parecen ir en la dirección contraria. Mientras Finlandia termina las pruebas y deja su central Olkiluoto 3 lista para iniciar su funcionamiento, Francia se embarcó en “revivir” el rubro, con planes que incluyen la construcción de seis nuevos reactores, y la opción de levantar otros ocho en el futuro, explicó Politico. “El viento sopla en dirección francesa”, dijo al mismo medio un funcionario en condición de anonimato, al ser un tema divisivo al interior de la Unión Europea.

En concreto, el diario Le Figaro informó este miércoles que Francia quiere aumentar la producción de energía nuclear en sus 56 centrales actuales, para lo que el gobierno galo habría encargado a la compañía eléctrica EDF y a la autoridad de seguridad nuclear ASN que estudien si es posible este incremento de la capacidad productiva en las plantas construidas entre 1979 y 2002.

En marzo pasado, Francia y Reino Unido firmaron dos acuerdos de asociación en los que se hace hincapié en la energía nuclear como fuente segura de energía con bajas emisiones de carbono. En noviembre pasado, el gobierno conservador británico confirmó que invertirá 810 millones de euros en el desarrollo de un proyecto encabezado por la empresa estatal francesa EDF para construir una nueva planta nuclear cerca del pueblo pesquero de Sizewell, en el este de Inglaterra.

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