Francisco Estévez, director del Museo de la Memoria: "Lo que ha pasado en estas semanas es un retroceso en el Nunca Más"

Francisco Estévez, director Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Foto: Daniel Barahona.

El historiador asumió en 2016 la dirección ejecutiva del espacio ubicado en Matucana 501, que busca reflexionar en torno a las violaciones a los derechos humanos durante y tras el golpe de Estado. "La importancia de la misión que tenemos se refuerza", dice a raíz de las actuales manifestaciones.


En medio del estallido social y las manifestaciones ciudadanas de las últimas semanas, Francisco Estévez (65), director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, afirma que el rol de su institución adquiere una renovada vigencia. "Lo que hemos afirmado acá como museo es que la consecuencia ética de haber defendido los derechos humanos en el tiempo de la dictadura, te obliga a seguir haciéndolo en el tiempo de la democracia", señala.

Historiador de la Universidad Católica y director del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos desde 2016, Estévez ha observado con atención los hechos ocurridos, pero también ha estado trabajando junto al equipo del espacio para tener abiertas las puertas al público que hoy busque reflexionar sobre la memoria.

Entre sus próximas actividades, y sin desconectarse de la contingencia, barajan presentar el Réquiem de Mozart, además de abrir dos exposiciones que tenían pendientes: una sobre el movimiento Ni Una Menos que este año cumplió tres años, y otra sobre la realidad migrante como derecho humano.

¿Cómo han vivido estas últimas semanas de manifestaciones sociales desde el museo?

Entendemos que la importancia de la misión que tenemos se refuerza. Este museo fue creado para hacer el relato de lo que había sucedido en Chile bajo los años de dictadura. Sobre esa base es que se mandata la creación del museo, para el relato de la verdad, para perseverar en la justicia, y también para promover el Nunca Más, o sea que nunca más en Chile pudiera vivirse una situación de dictadura como la que se vivió. Y de alguna forma lo que ha pasado en estas semanas es un retroceso en el Nunca Más. Cuando el Estado no es capaz de responder a lo que está sucediendo en el país, cuando ese diálogo se quiebra, claramente estamos en una situación de crisis. Mi visión es que cuando los militares salen a la calle, quiere decir que la política ha fracasado. En este periodo, tal como lo han señalado los informes del Instituto Nacional de Derechos Humanos, ha habido un conjunto de situaciones descritas como violaciones a los derechos humanos. Esto es altamente preocupante y por eso digo que es un retroceso en el Nunca Más.

Si tuvieran que rescatar esta parte de la historia, ¿cómo se hace ese paralelo de lo que ocurrió en el pasado con los hechos recientes?

En este periodo de democracia sí se han producido violaciones a los derechos humanos y por lo tanto hay que defender el valor de estos derechos, hay que acompañar a quienes han sido víctimas o familiares de víctimas, y hay que reclamar justicia para ellos. Este es un museo que tiene que educar en una cultura de derechos humanos y de democracia, y por eso tiene que practicar una resistencia cultural a lo que está pasando en materia de transgresiones a esos derechos. El museo tiene que tener un rol de resistencia cultural. Esto no es algo que hayamos descubierto ahora, es lo que se hizo en los años de dictadura, donde ocurrió una violación sistemática a los derechos humanos. Y nuevamente las personas que están por la defensa de esos derechos, en mi opinión, tienen que estar comprometidos con esta resistencia cultural, en un cuadro distinto al que había antes, pero igualmente es urgente e importante hacerlo.

¿Cree que en un futuro próximo los hechos recientes deben ser incorporados en la línea curatorial del museo?

Sí, yo creo que ese es el desafío que se abre a este museo. Los visitantes cuando vienen ven lo que es el toque de queda, el Estado de Emergencia, etc. Hoy día decir eso tiene otra connotación, para las personas es mucho más concreto y cercano porque ya tienen una experiencia de ello. Aunque sean circunstancias distintas, sí ocurre que hay términos que vuelven y hay puentes que te permiten entender mejor las cosas de antes a partir de lo que está pasando ahora, o entender lo que está pasando ahora a partir de lo que pasó antes. También hay represión y también hay reivindicaciones que están presentes en nuestra cultura.

¿Han tenido la oportunidad de ver tanto individualmente como con otras instituciones culturales cómo involucrarse en la discusión?

En eso estamos y nuestro rol inmediato es trabajar junto a los sitios de memoria y con el INDH. También acá con el circuito cultural de Matucana. Lo que está claro es que aquí la respuesta es de fraternidad, no de competencia, sino de cómo nos apoyamos mutuamente para cumplir con el propósito que te dije inicialmente, resistir culturalmente a la violencia.

¿Cómo ha visto la diferencia generacional en estas manifestaciones entre quienes vivieron el régimen de Pinochet y los jóvenes?

No es lo mismo un Estado de Emergencia en dictadura que en democracia. Igual es un asunto de excepción que no es aconsejable en absoluto, pero durante la dictadura el toque de queda era para ir a buscar personas a sus casas, detenerlas y hacerlas desaparecer. Nosotros no podemos seguir en ese camino y tenemos que ser muy firmes en defender una convivencia democrática que tiene que abrirse a las nuevas aspiraciones. Lo que pasa es que ahora se formó un tipo de democracia muy refractaria de las grandes mayorías. Y esa es una democracia que ha generado una desafección, o sea, la gente cuestiona a los políticos, cuestiona a las instituciones, porque el tiempo que se le dio a esta democracia para resolver estos problemas de fondo, es un tiempo en que ya se piden explicaciones. Creo que esta ha sido un respuesta muy intergeneracional, he visto niños chicos que se manifiestan, adultos mayores y por supuesto a la juventud, pero no he visto que estas manifestaciones sean solo de un grupo, es muy transversal.

¿Qué posible solución ve a este conflicto?

Creo que es fundamental que haya un nuevo acuerdo constitucional, esa es mi visión. Ahí pondría énfasis en permitir la Iniciativa ciudadana de ley, esta es una institución que existe en otros países y en Chile no. Hoy día la iniciativa de ley está concentrada solamente en el Presidente o en el Congreso, pero en otros países además está la Iniciativa ciudadana de ley, donde las personas reuniendo un número de firmas validadas pueden presentar un proyecto de ley para que sea discutido y ojalá aprobado en el poder legislativo. Yo te aseguro que mucha gente hoy día que se reúne en cabildos quisieran tener un camino institucional y no pasar a través de los partidos necesariamente, sino que por iniciativa ciudadana. A mi juicio hoy no se puede gobernar sin abrirse a la participación real y vinculante.

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