La arriesgada apuesta del Presidente "millennial" de El Salvador: Militariza el Legislativo para presionar por plan contra la violencia

FOTO: REUTERS

Nayib Bukele, que lleva menos de un año en el poder, exige a los legisladores aprobar un préstamo de US$ 109 millones para modernizar la policía y las Fuerzas Armadas en el marco de un plan de seguridad.


"Démosle una semana a estos sinvergüenzas". Así, el Presidente salvadoreño Nayib Bukele, que lleva menos de un año en el cargo, desató la primera crisis política de la que es protagonista en el país centroamericano. Un préstamo por US$ 109 millones fue el gatillante de la disputa entre el Ejecutivo y Legislativo que incluyó la militarización al interior de la Asamblea Nacional en un intento por exigir que los parlamentarios sesionaran para aprobar los fondos y así poner en marcha un plan contra la violencia del país, lo que fue catalogado por la oposición como un "autogolpe de Estado". El incidente eleva la tensión internacional sobre los siguientes pasos que dará el mandatario "millennial" ante el ultimátum de una semana.

El mandatario de 37 años busca iniciar la fase III del Plan Control Territorial para modernizar a la Policía Nacional Civil (PNC) y a las Fuerzas Armadas con el fin de que puedan "combatir mejor a las bandas criminales". Entre los nuevos ítems estaría la compra de helicópteros y un buque de US$ 26 millones.

Para esto, Bukele había convocado ayer una "asamblea extraordinaria", amparado en el numeral 7 del artículo 167 de la Constitución, que da postestad "cuando los intereses de la República lo demanden". Sin embargo, los legisladores rechazaron la medida al apuntar que aprobar el dinero no era una "emergencia constitucional" y la prensa local señaló que esto nunca había sido invocado antes.

El sábado por la tarde la tensión ya se sentía en las calles salvadoreñas, especialmente por los tuits que enviaba el jefe de Estado a través de su cuenta oficial de Twitter. Uno de ellos, dirigido al Legislativo, señalaba: "Si alguien rompe el orden constitucional, el pueblo tiene el artículo 87", establecido en la Carta Magna como "el derecho del pueblo a la insurrección".

"Si estos sinvergüenzas no aprueban el plan control territorial los volveremos a convocar. Estos sinvergüenzas no quieren trabajar por el pueblo. Una semana les vamos a dar", emplazó el mandatario ayer ante algunos adherentes que llegaron a las afueras del Parlamento, donde el discurso fue transmitido por pantallas, después que Bukele los convocó a través de redes sociales.

Ante la amenaza de una escalada de violencia, las Naciones Unidas pidió un diálogo entre ambos poderes para garantizar el Estado de Derecho. Por su parte, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, señaló que se comunicó con la canciller salvadoreña  Alexandra Hill. Sin embargo, las negociaciones serán contrarreloj. Los legisladores no quieren dar su brazo a torcer señalando que necesitan mayor tiempo, mientras que el mandatario salvadoreño dio siete días para una "solución".

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Por otra parte, el diario español ABC informó el viernes que dos expresidentes salvadoreños, Mauricio Funes (2009-2014) y Salvador Sánchez Cerén (2014-2019), serán investigados por presuntos nexos entre el FMLN y la Mara Salvatrucha, ya que se acusa a los partidos políticos de negociar con los pandilleros.

Los problemas de seguridad en el país son de larga data. De hecho, es considerado uno de los más violentos del mundo debido a la presencia de pandillas como las maras. En 2017, Naciones Unidas informó que la tasa de homicidios en El Salvador era de 61,8 casos por cada 100.000 habitantes.

Otro factor que desencadena la violencia es la migración. Varias de las caravanas de migrantes rumbo a Estados Unidos han salido de El Salvador o de los demás países del denominado Triángulo del Norte, como Guatemala y Honduras. La organización Médicos Sin Fronteras cifra en al menos 500.000 los centroamericanos que intentan anualmente llegar a Estados Unidos buscando una mejor vida.

Según la BBC, al finalizar los primeros seis meses de su gobierno, Bukele cuenta con un nivel de aprobación superior al 80%. Pero en el Parlamento no cuenta con un amplio respaldo. Así, la mayoría absoluta está en manos de los partidos opositores Arena (derecha) y del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que juntos suman 60 de los 84 escaños.

Para las elecciones de 2019, el entonces candidato no pudo ir a las urnas respaldado por su partido Nuevas Ideas y acudió junto a la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), que solo tiene 10 diputados. Con todo, la llegada de Bukele quebró el bipartidismo que gobernó desde 1989 a 2009.

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