El local de Starbucks, el día después

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El café sólo cerró sus puertas el martes y activó el protocolo interno para estos casos: ofrecer contención emocional a los trabajadores y apoyar la labor investigadora. Ayer, por ejemplo, se revisaron los videos del local, que fueron incautados por la Fiscalía Oriente. Hoy la sucursal funcionaba con normalidad.


Sólo la presencia de una patrulla de Carabineros en las afueras del local Starbucks de Ricardo Lyon en calle Providencia, daba cuenta estaba mañana de que algo extraño había ocurrido en el recinto. Mientras dos uniformados aguardaban en las afueras del local, un tercero hacía ingreso junto a un gerente de la cadena, que no quiso entregar su nombre, al segundo piso del café. Se estaban realizando nuevas diligencias vinculadas al suicidio de la adolescente Katherine Winter quien el martes, a las 17 horas, fue descubierta sin vida al interior de un baño de la cadena.

Un golpe seco, advertido por un cliente, y un encierro prolongado fueron los elementos que obligaron a los trabajadores a forzar, a patadas, la entrada del cubículo: al ingresar, la muchacha  estaba sin vida. Por redes sociales, los dependientes se habían enterado de la desaparición de una estudiante. Supieron entonces que la búsqueda había terminado de la peor forma posible.

A los segundos, se dio aviso a Carabineros, pero los primeros en llegar fueron guardias privados de la municipalidad. Posteriormente, personal de la policía uniformada, la PDI y la Fiscalía. El levantamiento del cuerpo se realizó recién pasadas las 21.30 horas por parte de la Brigada de Homicidios.

El café cerró sus puertas esa jornada y activó el protocolo interno para estos casos: ofrecer contención emocional a los trabajadores y apoyar la labor investigadora. La misma tarde del martes, por ejemplo, se revisaron los videos del local, que fueron incautados por la Fiscalía Oriente. Allí, cuentan, figura el ingreso de la niña sola y sin nada que haga prever el objetivo de su visita. "No hubo nada extraño, nada", dice escuetamente un empleado de Starbucks.

Hoy, en la sucursal de Lyon, y mientras Carabineros revisaban en el segundo piso los detalles de la muerte, en el local se seguía atendiendo con normalidad. El guardia de seguridad, que afirmaba que acababa de ser designado hoy para resguardar el lugar, tomaba también un café. Otros clientes, ajenos a lo ocurrido, también lo hacían.

El ajetreo cotidiano contrastaba con el ánimo de los trabajadores: el cara a cara ayer con la familia de Katherine, y el haber sido testigos de lo ocurrido, los dejó, sostienen, consternados y dolidos.

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