Los chilenos atrapados por los incendios forestales en EE.UU.: “El panorama es apocalíptico”

El humo sube sobre una viña en Calistoga, California. Foto: AP

El humo de los incendios forestales de la costa oeste ha sido perceptible en Nueva York, Washington D.C. e incluso en Europa. Tres chilenos residentes en California contaron a La Tercera cómo están enfrentando la catástrofe en las zonas donde viven.


Los 900 incendios forestales que se están expandiendo por EE.UU. cubren un área total seis veces mayor que todos los siniestros de 2019 juntos. Además, ha habido un récord de calor en Arizona y posiblemente la temperatura más alta jamás registrada derritió la pantalla de un termómetro en Death Valley, California.

El humo de los incendios forestales de la costa oeste se ha extendido por todo el país, siendo perceptible en Nueva York y Washington D.C. e, incluso, ha alcanzado a verse desde Europa, mientras que las llamas han desplazado a miles de personas y animales salvajes, e incluso destruido ciudades completas.

Tres chilenos residentes en California contaron a La Tercera cómo han visto la catástrofe en las zonas donde viven, que aún estaban intentando recuperarse de la pandemia cuando sufrieron este nuevo golpe.

“Ambiente apocalíptico”

“El cielo tomó un color anaranjado, el sol no se podía encontrar, las calles estaban desiertas. Fue un ambiente como gótico, me cuesta encontrar palabras para describirlo. Creo que escuché a gente describiéndolo casi como apocalíptico”, relata Agustín Küpfer, quien vive hace dos semanas en Palo Alto.

Agustín Küpfer, estudiante en Stanford.

El joven de 19 años llegó a estudiar matemáticas a la Universidad de Stanford, pero no imaginó que unos días después debería enfrentar una catástrofe como esta. “Hace aproximadamente 10 días comenzó a llegar el humo de los incendios a la zona en donde estoy viviendo y realmente fue un espectáculo, una cosa que nunca había visto. Justo ese día estaba entrando a la universidad, entonces obviamente tenía que moverme, pero no había nadie en las calles”, cuenta Küpfer.

Pese a que el Covid-19 pasó a segundo plano por los incendios, el uso de mascarilla ha sido más necesario que nunca. “Las autoridades han fomentado algunos medios para cuidarse de las cenizas y el humo, que se resumen en quedarse dentro de la casa y no hacer deportes para no tener que respirar excesivamente todas las cenizas. Por muchos días no se vio el sol en Palo Alto, San Francisco y las ciudades cercanas. Más allá de mantener las mascarillas puestas por el coronavirus, se pidió que se usaran por toda la contaminación”, señala Küpfer, agregando que durante varios días encontró su bicicleta cubierta por una capa de cenizas.

Algo similar ha experimentado Paulina Castellón, quien vive junto a su familia en Irvine, una hora al sur de Los Ángeles. La chilena, que llegó hace cinco años a California acompañando a su marido a estudiar en la Universidad de California, Irvine (UCI), cuenta que, pese a que para ellos no ha sido tan duro, todos los años escuchan sobre familias que deben ser evacuadas en el norte debido a los incendios forestales. “Como vivimos en el campus universitario de la UCI, todos los días nos mandan reportes de cómo está el aire. Hoy mandaron uno diciendo que evitemos las actividades al aire libre, mantengamos las ventanas cerradas, no hagamos deportes vigorosos y tengamos especial cuidado con los adultos y niños que tienen problemas respiratorios. Ninguno de nosotros tiene, y como aquí en California la mascarilla es obligatoria para salir, eso también ha mantenido un poco mejor la situación”, cuenta la mujer de 34 años, que es madre de tres niños.

Paulina Castellón, residente de Irvine.

Sin embargo, Castellón ha notado una leve mejoría en relación a las semanas anteriores. “El aire hoy al menos aquí se ve mejor, pero sigue nublado, lo que contrasta mucho con la semana pasada, que tuvimos ola de calor y un sol brillantísimo, creo que eso empeoró los incendios. El fin de semana pasado llegamos a 40 grados, y ahora llevamos como 10 días con el cielo nublado”, cuenta a La Tercera.

Un poco más al sur se encuentra Max Castro, un chileno de 36 años que trabaja como productor de cine y televisión en Los Ángeles, donde vive hace dos años. Al igual que Castellón, señala que es común ver este tipo de fenómenos en esta época del año. “Los incendios han afectado la región de Glendale, Palmdale y Malibú, generalmente en la zona más boscosa, pero está llegando a la zona más residencial, entonces han cerrado muchas autopistas”, dice Castro, agregando que “toca mucho ver incendios o que se paren las autopistas por los bomberos. El tráfico acá en Los Angeles ya es loco, y algunos días sí tenemos mucha más ceniza”.

Max Castro, productor de cine en Los Ángeles.

Sin embargo, Castro advierte que este año las llamas se han sentido con mayor intensidad. “Estamos un poco lejos de San Francisco, que es donde está el foco más fuerte, pero sí hay un incremento del 200% respecto a los fuegos del año pasado, lo cual ya es preocupante, porque estamos entrando recién al mes de más calor”, dice el representante de la productora The Colorfield en Estados Unidos.

Pese a que en agosto estrenaron la película +81 Film, que registra el impacto del coronavirus a través de tres culturas, el trabajo de Castro se ha visto doblemente afectado: primero por la pandemia y ahora por los incendios. “Se han cancelado muchas producciones y la verdad es que si no es el Covid, son los incendios, entonces ha estado súper insegura la industria, sobre todo la parte de publicidad”, cuenta el chileno.

Casas quemadas en el barrio de Santa Rosa, California. Foto: AP

Los planes de Küpfer también han cambiado. “Me he tenido que quedar mucho más tiempo del que quisiera en mi cuarto, tratar de no salir tanto afuera. Normalmente me gustaría salir a trotar y cosas así, pero por la situación que se está dando, en realidad recomiendan no hacerlo por el daño a los pulmones que eso puede ocasionar”, lamenta el estudiante.

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