Ricardo Capponi y la crisis: "Este es un fenómeno regresivo acotado, pero que bien manejado se puede recuperar"

El médico siquiatra, quien ha desarrollado buena parte de su trabajo en relación al tema de la "felicidad", advierte que "sin embargo, si esto llega a afectar la economía, si toca y debilita el capital social básico, de protección, de necesidades básicas, puede ser un proceso grave".


"Me parece que esta es una reacción a un malestar general de la población, pero que hay que entender desde sus orígenes. No podemos dejar de mirar variables que subyacen al fenómeno y que si no entendemos caemos en la ingenuidad".

Así se plantea el médico y psiquiatra de la Universidad de Chile, Ricardo Capponi, respecto de la crisis social que vive actualmente el país.

Capponi ha escrito "Psicopatología y semiología psiquiátrica", "Chile: Un duelo pendiente" y "El amor después del amor", entre otros textos. De hecho, uno de los conceptos que ha abordado a lo largo de su trabajo es justamente el de la felicidad. De modo general. Social e individual. En el país y sus habitantes. Y a partir de esa óptica, analiza lo que está ocurriendo.

"El origen de todo esto, a mi parecer, es un malestar adolescente tremendo, furibundo, con esa agresión a flor de piel que tienen los adolescentes para marcar la ruptura de sus padres, y con una omnipotencia que los hace sentir que las cosas van a ser más fáciles de lo que son después. Desde esa condición adolescente y omnipotente se produce un fenómeno destructivo, que los grupos políticos organizados canalizan en favor de sus propias convicciones", sostiene.

¿Qué grupos?

Hablo de grupos políticos que tienen como mirada la destrucción del modelo. Que consideran que este modelo de funcionamiento hay que eliminarlo y refundarlo a partir de sus cenizas. Y organizan este inicio de reacción destructiva para generar condiciones en la sociedad para que se produzca una onda expansiva de la agresión, sabiendo que aquí se iban a reclutar y sumar los elementos psicopáticos de la sociedad. Es lo que se produce cuando hay una regresión como ésta.

¿En qué sentido?

Las personas empiezan a hacer desmanes, es una suerte de escalada, ya sea para su propio provecho, sin ninguna intención política, o la reverberación en algunos casos de forma más radical, ese destruir por destruir.

Bajo esa lógica de análisis, ¿cómo mutó el tema de la evasión escolar en el Metro a la destrucción masiva?

¿Fue creciendo de manera espontánea? Yo creo que no. Fue más bien algo organizado, para generar un segundo golpe con los actos destructivos que vimos después de esas primeras evasiones. Esta coordinación en la destrucción de las estaciones del Metro no fue una evolución espontánea. A partir de eso, sin embargo, sí se produce una irrupción muy pulsional en el resto de la sociedad, o una parte de ella, que se sube al carro.

¿Fenómeno grupal?

Los fenómenos grupales, cuando son cogidos por la agresión y excitación, como en un carnaval, van logrando más adherentes, porque eso produce placer. Por eso, a mi juicio este fenómeno va a ser transitorio. Porque después de esta onda de excitación placentera y psicopática  en torno a la agresión se va a tomar conciencia de la destrucción. Las condiciones van a cambiar, siempre que el gobierno ponga orden.

Se ha hablado mucho en estos días de una falta de bienestar de las capas sociales…

Tiene que ver con una falta de bienestar emocional, los chilenos puntuamos como el país con más niveles de felicidad de Latinoamérica y hasta aparecemos en el número 24 de otros rankings del mundo. Medida así, en la satisfacción con la vida, hay un sector muy grande de chilenos que aprecia el progreso y la estabilidad, pero este modelo de desarrollo genera malestar  frustración en sectores que no tienen acceso al consumo. Y eso, a su vez, genera una malestar emocional en las condicione de vida, poco tiempo con la familia, situación de miedo ante la delincuencia. Todas estas condiciones provocan un malestar social, que es lo que vemos ahora. Pero en eso hay una ambivalencia.

¿Cuál?

En que ésta no es una sociedad desesperada y sumergida en una infelicidad absoluta, que nos podría llevar a una crisis social grave. Esto es más bien la manifestación de un malestar de un grupo social que está reverberando con protestas, pero que en el fondo no está dispuesto a que se provoque una destrucción social del sistema. Estamos lejos de eso. Este es un proceso acotado a un fenómeno regresivo de la sociedad, pero que si es bien manejado se puede recuperar. Sin embargo, si llega a afectar la economía, si toca y debilita el capital social básico, de protección, de necesidades básicas, puede ser un proceso grave.

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