Sebastián Piñera internacional: los hitos que marcaron la política exterior del fallecido exmandatario

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Presidentes y delegados regionales asisten a la primera cumbre de Prosur, realizada en 2019, en Chile. Foto: Archivo

Prosur, Unasur, el Grupo Libertad y Democracia y el polémico viaje a Cúcuta fueron algunos de los hechos que definieron la política internacional de Sebastián Piñera. Gestión marcada por el intento de agrupar a los líderes de la derecha latinoamericana, pero también por el fenómeno migratorio mundial y regional.


Sebastián Piñera Echenique no solamente fue un hombre plenamente activo en la política nacional hasta su último momento de vida. También lo fue en el plano internacional y regional. El reciente fallecimiento del exmandatario chileno tuvo eco en la comunidad latinoamericana, lugar en el que el empresario se movió durante años, pero donde, especialmente durante su segundo mandato, entre 2018 y 2022, se comportó de manera mucho más protagónica con su rol en Prosur y Unasur.

Previo a ese momento de especial preponderancia en el ámbito internacional, ya había tenido momentos de relevancia latinoamericana durante su primer mandato, entre 2010 y 2014, como cuando fue ungido como el primer presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en 2011.

Luego, en 2012, firmó junto a sus pares de México, Colombia y Perú el acuerdo marco que dio inicio a la Alianza del Pacífico, una alianza de integración eminentemente económica, a diferencia de otros organismos regionales. Y pese a sus evidentes diferencias con Hugo Chávez, cuando este falleció en 2013, Piñera lo definió como “un hombre profundamente comprometido con la integración de América Latina”.

Coincidentemente, parte importante de su vida política, ya sea como mandatario o expresidente, se dio en un contexto en que la región veía la aparición de numerosos líderes nacionales de derecha. En Colombia, fueron Juan Manuel Santos e Iván Duque Márquez, mientras que coincidió con el empresario Mauricio Macri, de Argentina, y con Mario Abdo Benítez, de Paraguay.

Los representantes de los países miembros de la Alianza del Pacífico, el secretario de Finanzas de México, Rogelio Ramírez, el mandatario chileno Sebastián Piñera, el gobernante colombiano Iván Duque y el presidente peruano Pedro Castillo. Foto: Archivo

Para Michael Shifter, expresidente del think tank Diálogo Interamericano y profesor de la escuela de Asuntos Exteriores de la Universidad de Georgetown, “el Presidente Piñera desempeñó un papel fundamental en la creación de un bloque conservador en América Latina para contrarrestar a las agrupaciones regionales entonces dominantes, de tendencia izquierdista”.

“Hoy, en una época de populistas de variadas tendencias ideológicas, la región necesita partidos y líderes democráticos modernos y conservadores que Piñera encarnaba y por los que será recordado”, planteó a La Tercera.

En el historial de Sebastián Piñera también quedará registrado su rol frente a las demandas ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya presentadas por Perú y Bolivia, en un trabajo compartido entre la administración de la expresidenta Michelle Bachelet, Sebastián Piñera, y el actual mandatario, Gabriel Boric.

Bloques regionales

Ese interés por concretar un proyecto regional de la derecha latinoamericana lo llevó a tomar dos importantes decisiones en 2019: la creación de Prosur, un intento por levantar un foro alejado del “exceso de ideologismo y burocracia”, como se refirió Piñera sobre Unasur, el otrora bloque regional fundado durante un eje izquierdista en la región. Poco tiempo después, concretaría el segundo y siguiente paso lógico, al sacar a Chile de Unasur, organismo paralizado por la retirada de numerosas naciones de la región.

En aquella ocasión, el empresario contó con el apoyo de Iván Duque, su par colombiano con el que previamente se había embarcado en otra misión, puntualmente en Cúcuta. Pero ya volveremos a esa historia.

Prosur, o formalmente el Foro para el Progreso de América del Sur, surgió como respuesta a la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el bloque fundado en 2008 que buscaba, entre otras cosas, reproducir el modelo de integración de la Unión Europea, en un momento en que Néstor Kirchner –su primer secretario general–, Lula da Silva y Hugo Chávez eran nombres que gobernaban en la región.

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Sebastián Piñera, en una cumbre de Unasur, arriba, y de Prosur, abajo. Foto: Archivo

“América del Sur necesita un foro donde podamos dialogar, coordinarnos, colaborar y fortalecer nuestra integración sobre la base de las buenas experiencias que hemos tenido como la Alianza del Pacífico”, dijo el exmandatario en febrero de 2019.

Un mes antes, Duque aseguraba a la prensa local que era “muy importante que se acabe esa institución (Unasur) que ha sido un consueta de la dictadura de Venezuela, y hemos venido avanzando en conversaciones con varios presidentes de América Latina, para que Unasur llegue a su final y se inicie, más bien, la construcción de una etapa mucho más ágil, menos burocrática, más coordinada, de cooperación”.

El 22 de marzo de 2019, Chile, con Sebastián Piñera como anfitrión, fue sede de la primera cumbre de Prosur, llamada “Encuentro de Presidentes de América del Sur”. Si bien se promocionó la instancia como un foro “sin ideologías”, los críticos resaltaron que la mayoría de quienes se plegaron al bloque fueron los líderes conservadores y de derecha de la región. Venezuela, de hecho, fue el único país excluido de la invitación, ya que no cumplía con los requisitos de respeto a la democracia, Estado de Derecho, ni a las libertades individuales, explicó el expresidente chileno.

Ejemplo de aquello es que al evento asistieron el entonces Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, su par argentino, Mauricio Macri, el de Paraguay, Mario Abdo Benítez, el Presidente de Perú, Martín Vizcarra, y no llegó a la cita Evo Morales, Presidente de Bolivia en aquella fecha. Uno de los pocos representantes de la izquierda regional que asistió al encuentro fue el líder de Ecuador, Lenín Moreno.

“Nuestra voluntad de construir y consolidar un espacio regional de coordinación y cooperación, sin exclusiones, para avanzar hacia una integración más efectiva que nos permita contribuir al crecimiento, progreso y desarrollo de los países de América del Sur”, fue una de las principales resoluciones del documento firmado por los jefes de Estado.

Michael Shifter destacó que Sebastián Piñera “participó activamente en organizaciones más ideológicas, como Prosur, así como en acuerdos más pragmáticos, como la Alianza del Pacífico. Fue un defensor a ultranza de los mercados abiertos, el libre comercio y la democracia”. Y si bien “se unió a otros líderes para oponerse ferozmente al régimen chavista, desgraciadamente sus esfuerzos no fueron fructíferos en ese apartado”, señaló a este diario.

Meses después, en septiembre, un entusiasmado Piñera revelaba a la comitiva que lo acompañó a una gira presidencial en Nueva York que “se logró un acuerdo”, reportó este medio en la fecha. Se había logrado avanzar en un consenso para la firma de los estatutos del Foro para el Progreso de América del Sur.

La política también vino acompañada de la salida de Chile de Unasur al denunciar el Tratado Constitutivo del bloque en junio de 2019. El retiro de nuestro país de la instancia regional confirmó lo que ya se había adelantado en abril de 2018, cuando Argentina, Colombia, Chile, Brasil, Paraguay y Perú decidieron “no participar en las distintas instancias” de la Unión de Naciones Suramericanas mientras no se garantizara “el funcionamiento adecuado de la organización”.

“Aquí no hay una decisión ideológica, contra una tendencia política o contra un sector político. Hay una decisión pragmática, pues la integración es necesaria y Unasur no tenía las condiciones para permitir esta integración”, argumentó el entonces canciller del gobierno de Piñera, Roberto Ampuero.

En opinión de Michael Shifter, parte del legado internacional de Piñera se basa en que, “se estuviera o no de acuerdo con él, no había duda de lo que representaba, sus posiciones eran coherentes en Chile y en el contexto latinoamericano más amplio”. Pero, además, “como primer presidente de la derecha en el período post Pinochet, comprometido con los principios democráticos, le dio credibilidad como actor regional”.

Cúcuta y el presente

Antes de todo este período institucional latinoamericano, puntualmente en febrero de 2019, se dio un hecho que marcó la agenda exterior de Sebastián Piñera. Se trató del polémico viaje a Cúcuta, municipio colombiano ubicado en el límite con Venezuela. El 19 de ese mes, mientras se encontraba precisamente de vacaciones en Futrono, donde tenía su hogar en el Lago Ranco, el mismo en el que falleció, recibió un llamado particular. Se trataba de su par Iván Duque, quien lo invitó a Cúcuta para entregar ayuda humanitaria a los inmigrantes que huían de Venezuela y del gobierno de Nicolás Maduro.

Según el medio Ex-Ante, la decisión se tomó, en parte, porque podía cumplir su aspiración de impulsar un liderazgo continental, pero no se tomaron en cuenta las alertas que anticipaban un fracaso en el plan original, el que incluía un supuesto cese en el apoyo de las FF.AA. venezolanas a Maduro, lo que nunca ocurrió. De hecho, Vizcarra no aceptó el llamado, Macri alegó choques de agenda y Bolsonaro, aconsejado por su núcleo militar, pero a regañadientes, desistió de la propuesta, agregó el medio.

“¡Hasta anoche nos decían que la gente iba a estar! ¿Dónde está la gente? ¿Dónde está la gente?”, se preguntó, molesto, el entonces mandatario chileno debido a la ausencia de un público masivo, detalló el mismo medio. “¡Esta imagen está mostrando un triunfo de Maduro!”, habría agregado.

De aquella visita se desprendió erróneamente una invitación a los venezolanos que, si bien la dijo, ocurrió en otra ocasión. “Vamos a seguir recibiendo venezolanos en Chile, porque tenemos un deber de solidaridad y yo nunca olvido que cuando Chile perdió su democracia, Venezuela fue muy generosa con los chilenos que buscaban nuevas oportunidades”, se clama de forma imprecisa que dijo Piñera en la visita a Cúcuta.

Piñera, Duque y Guaidó
Juan Guaidó, Iván Duque y Sebastián Piñera en Cúcuta. Foto: Archivo

Según el medio de chequeo de datos, Fast Check, la frase efectivamente fue dicha por Piñera, pero en un artículo publicado en marzo del año 2018 por el medio Deutsche Welle. Lo que sí dijo el exmandatario en la frontera colombiana fue: “Estamos aquí por una razón política, compromiso con la libertad, democracia, el Estado de derecho y respeto a los derechos humanos, un principio básico de la política exterior chilena”.

En enero de este año, el propio mandatario aseguró a radio Duna que “nunca hubo ningún llamado a que los venezolanos vinieran a Chile”. Y agregó que “la idea era presionar con la ayuda en la frontera para que ingresara a resolver problemas angustiosos que vivía la población. Ese era el objetivo de Cúcuta”.

Su actividad política internacional no ocurrió de forma exclusiva durante sus mandatos, entre 2010-2014 y 2018-2022. Prueba de eso fue que, tras salir del poder, fundó el Grupo Libertad y Democracia, un foro político iberoamericano de líderes y expresidentes de centroderecha y derecha.

“En este contexto, de retroceso y asedio a la libertad y la democracia, es que nos reunimos hoy día. Las causas son muchas: mala calidad de la política, debilidad de las instituciones democráticas, demagogias, caudillismos autoritarios, narcotráfico, crimen organizado y corrupción son males que asolan a nuestras libertades y a nuestras democracias. Y es algo que sin duda que tenemos que hacernos cargos”, señaló el fallecido exmandatario durante el segundo encuentro del grupo, en septiembre de 2023.

Tan activo se encontraba, que este lunes, el sitio web del Grupo Libertad y Democracia publicó un encuentro digital que sostuvieron 10 expresidentes de América Latina, Piñera incluido, con la líder venezolana María Corina Machado, a quien le entregaron “su total e irrestricto apoyo a la legítima candidata presidencial”.

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