Ignacio Walker (DC): “Todos los que en la centroizquierda estuvimos por el Rechazo terminaremos por converger”

El exsenador DC Ignacio Walker

El exsenador dice que intentó que todos los de su sector político, que votaron en contra del texto constitucional propuesto por la Convención, confluyeran en un gran partido. Aunque no pudo hacerlo, está convencido de que, con el tiempo, decantará en eso. Además, asegura que la decé está con una “crisis terminal”. “Estamos intoxicando el diálogo político constitucional producto de nuestra pelea interna. Me da mucha pena y mucha vergüenza”, lamenta.


Que la Democracia Cristiana -partido que en algún momento presidió- está en descomposición es una idea que repite en más de una ocasión. Sin embargo, el exsenador Ignacio Walker cree que todavía se puede salvar el proyecto político de la colectividad en la cual ha militado por años. El exparlamentario hace un diagnóstico de la crisis que atraviesa la decé y una proyección de las alianzas del sector político que representa.

¿Cuál es el diagnóstico que hace de la DC?

La DC está viviendo una descomposición que puede conducirnos a una crisis terminal. Así de grave es la situación. Doy un solo ejemplo: hemos tenido ocho presidentes del partido en siete años, tres de ellos elegidos democráticamente. Eso es un síntoma de que algo no está funcionando.

¿Qué es lo que espera de la mesa?

Que se logre un acuerdo entre la mayoría y la minoría, la mal llamada disidencia, para poder avanzar en una mesa integrada e integradora, con el único propósito de elegir democráticamente y en forma simultánea una directiva nacional y una junta nacional.

¿A qué atribuye la descomposición de la que habla? Algunos sugieren que la DC se ha izquierdizado, que está sometida en el gobierno.

Bajo esta conducción partidaria, no somos ni chicha ni limonada, porque no estamos en el gobierno, pero tampoco podemos asumir que somos un partido de oposición. Ni siquiera en esa materia podemos tener una definición. Pero hay varios factores: hemos ido abandonando el centro político, ha habido una suerte de complejo izquierdista. La actual conducción partidaria, y hablo de Carmen Frei, Felipe Delpin y Aldo Mardones, han basado su acción en el sectarismo y la exclusión, sin ninguna capacidad de entender que hay una minoría que tiene que ser tomada en cuenta. Por donde uno lo mire, ve signos de descomposición, que pueden conducir a una crisis terminal. El gobierno dice: “¿con quién me entiendo al interior de la DC?”. Estamos intoxicando el diálogo político constitucional producto de nuestra pelea interna. A mí me da mucha pena y mucha vergüenza esto frente a los demás partidos y frente al gobierno.

¿Esperaba un gesto como invitar a los jefes de bancada?

Pero mira lo que ocurrió en el último capítulo de esta historia, es una cosa increíble. Aquí se trató de excluir del diálogo constitucional a la jefa de la bancada de senadores, Ximena Rincón, y al subjefe de la bancada, Matías Walker, que además es presidente de la comisión de Constitución. Tuvieron que golpear la mesa, lo hicieron con mucha fuerza. Y claro, se les llamó y se les incluyó en la mesa de conversación, pero a ese punto hemos llegado.

Parlamentarios como Ximena Rincón y Matías Walker se han declarado en reflexión. ¿Cuál es el estado de su militancia?

No me he declarado en reflexión, porque siempre estoy en reflexión. Habemos muchos que estamos reflexionando acerca de cuál es el curso de acción frente a este estado de situación que realmente es deplorable. Aquí hay muchas conversaciones, pero yo sigo siendo militante de la DC.

¿Podría ser la última oportunidad de mantener el partido?

Tenemos probablemente una última oportunidad. El estado de descomposición es tan grande, que si no hay una reacción en los próximos días, tal vez en los próximos meses, ya es muy tarde. Porque la vida y la política continúa, pero la DC deja de ser un actor.

¿Tiene definida alguna línea roja para permanecer en el partido?

Voy a permanecer en la DC mientras exista alguna posibilidad de rectificación.

Me imagino que por lo mismo fue difícil la renuncia de su hermano.

Muy difícil. Pero yo lo entiendo.

¿Considera que como partido han caído en la irrelevancia?

Sí. Si no fuera por el liderazgo de nuestros parlamentarios, que han sido de una valentía, al igual que esa centroizquierda por el Rechazo de la cual me siento parte, estaríamos en una situación muy compleja.

¿No existe un tema de voluntarismo en permanecer en la DC? Es evidente que es un partido que reúne a personas que no tienen nada en común.

Siempre la DC ha tenido tendencias. Eso no me asusta, no es nuevo. Pero siempre ha habido una cierta capacidad de procesar los conflictos. Yo no veo nada de eso en esta conducción partidaria, bajo Carmen Frei, Felipe Delpin y Aldo Mardones. Realmente me deja perplejo.

¿Podría decir que tiene algo en común con militantes como Yasna Provoste o Francisco Huenchumilla?

¡Pero mucho en común! (...). Somos parte de un partido, luchamos contra la dictadura, nos jugamos por la recuperación de la democracia. Los dos casos que usted menciona por supuesto que merecen mucho respeto, pero, para ser franco, me desconcierta lo que veo en la actitud de muchos de ellos.

Existe un debate sobre dónde ubicar a la DC. Algunos quieren girar un poco más al centro. Calisto habló de hacer una alianza con Evópoli. ¿Cómo lo ve usted?

Siempre he dicho que somos el centro de la centroizquierda. Pero desde que nuestros aliados y socios del Socialismo Democrático cruzaron a la vereda del frente para aliarse con el Partido Comunista y al Frente Amplio, se creó un vacío en la centroizquierda. Producto de esa migración en un casillero vacío y el centro está huérfano de representación política, principalmente por estas decisiones de la DC.

En el entendido de que hay un casillero vacío en la centroizquierda, ¿puede ser una oportunidad para movimientos como Amarillos, del que usted forma parte?

Yo soy socio fundador de Amarillos, era parte del comité estratégico hasta hace un mes, porque, cuando tomó la decisión de transformarse en un partido político, yo di un paso al costado. Yo soy militante de la DC.

¿No sopesó nunca sumarse?

No, francamente no. Pero quiero ser claro: hubiese preferido que esa centroizquierda por el Rechazo se pudiese haber transformado en un solo gran partido democrático y reformista, con el sector democratacristiano, con Amarillos, una que nos una, los ocho exdiputados del PPD que firmaron su declaración en favor del Rechazo, los dirigentes del Partido Radical. De hecho, hice una gestión con Cristián Warnken. Matías Walker y otros hicieron una gestión con Amarillos. No fue posible.

¿Por qué no?

Amarillos sintió dos cosas: que hay un momentum de una marca muy exitosa. Y dos, que hay que tratar de tener candidatos a la Convención Constitucional. Pero yo no tengo ninguna duda que desde estas distintas vertientes que estamos mencionando, finalmente vamos a converger.

Pero como coalición, no como partido.

Como coalición, pero vamos a converger (...). Todos los que en la centroizquierda estuvimos por el Rechazo terminaremos por converger. Ese es el germen.

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