“Vapermanía”: la peligrosa tendencia en adolescentes chilenos y la nueva ley que busca frenarla

Persona con vaporizador. Foto: AP.

Vapers, vapeadores, cigarrillos electrónicos, E’cigs. En cualquiera de sus denominaciones este tipo de aparatos han incrementado su incidencia en los menores de edad chilenos. En las redes sociales cientos de videos circulan alentando su consumo –otros menos, apuntan a sus consecuencias-, pero lo cierto es que las autoridades están preocupadas y una nueva legislación busca frenar su consumo no solo en adolescentes, también en adultos.


El ejercicio es fácil. Se abre la aplicación social más utilizada por los adolescentes, TikTok, y en el buscador se escribe vape o vapers. ¿El resultado? Miles de videos de todo el mundo, y por supuesto de Chile, sobre lo que parece un fenómeno en crecimiento: los cigarrillos electrónicos. “Top cinco de líquidos para cigarrillos electrónicos”, “tu amigo que vapea”, “el famoso Vape”, “El vaper casi me mata”, son algunos de los títulos de estos cortos audiovisuales.

En una explicación simple, los cigarrillos electrónicos son unos aparatos que calientan un líquido para convertirlo en aerosol, lo cual es conocido como “vapor” – de ahí, vape, vapers, vapeadores - el que es inhalado por el consumidor hasta llevarlo a sus pulmones. El aerosol de estos sistemas puede contener nicotina y otras sustancias adictivas, que según expertos, generan enfermedades pulmonares, cardíacas e incluso cáncer.

El problema es que su consumo va en aumento entre los adolescentes en el mundo. Hace un par de semanas el Ministerio de Justicia de Colombia presentó los resultados del Estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en población escolar, donde El 22,7% de los estudiantes han usado estos dispositivos electrónicos para fumar, contra el 11,1% que ha fumado tabaco o cigarrillo tradicional. En septiembre la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por su sigla en inglés) de Estados Unidos, publicó un estudio de 2021 que reveló que más de dos millones de estudiantes de secundaria y preparatoria de los EE.UU. reportaron usar cigarrillos electrónicos

La situación está alertando a las autoridades y especialistas de la salud, por los peligros que arrastra su consumo y Chile no es la excepción. Hace solo unas semanas una nueva ley salió del Congreso, la que intentará frenar una tendencia que parece ir en alza. “Nos preocupa lo que se ha visto respecto del aumento del conocimiento del cigarrillo electrónico sobre todo en población joven”, señala la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli, quien agrega que “el daño y el riesgo a la salud es evidente y esto a nosotros como autoridad sanitaria nos tiene muy preocupados”.

Según la autoridad, los datos más recientes respecto al uso de estos aparatos provienen del Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar y apuntan al alza del uso de los vapers. “En 2017 esa prevalencia de consumo estaba en 8,5% de escolares que decían haber utilizado cigarrillo electrónico en el último mes, luego en 2019 esa cifra aumentó a 11,1%. El 2021, esa cifra volvió al 8,7% pero muy probablemente, esto lo explica el acceso más difícil a los cigarrillos electrónicos por el contexto de la pandemia, esa disminución desde el punto de vista sanitario no puede ser interpretado como un cambio en el patrón de consumo”, explica.

“La recomendación fuerte que hacemos desde la autoridad sanitaria es a evitar siempre su uso y a los cuidadores, también a evitar que los niños, niñas y adolescentes inicien con esta conducta de utilización de dispositivos electrónicos porque sabemos que luego, además de los daños a la salud en el corto plazo, también aumentan las probabilidades de generar futuras adicciones”, agrega Albagli.

De hecho, el Ministerio de Salud todos los años tiene una campaña masiva para prevenir el consumo de tabaco que se dirige a niñas, niños y adolescentes a partir de los 12 años. Para la última de estas, se realizó serie animé llamada “Humos letales” y uno de sus capítulos está dedicado a los cigarrillos electrónicos, donde se relata la historia de las consecuencias de “vapear” en una joven futbolista.

Los riesgos

En general, los dispositivos de vapeo electrónicos son todos tóxicos, en mayor o menor grado, eso está absolutamente demostrado. La mayoría de estos dispositivos tienen además nicotina, entonces provocan adicción y se ha demostrado que, por ejemplo, jóvenes que son adictos a este tipo de dispositivos tienen mucha probabilidad de años después traspasarse a fumadores de tabaco y cigarros convencionales”, sostiene el doctor Cristian Deza, especialista en enfermedades respiratorias de la Universidad de Los Andes.

Pero no solo eso. En 2022, un estudio del Instituto de Salud Pública de Chile (ISP) detectó que el 60% de los líquidos –muchos de los cuales tienen esencias y “sabores” atractivas para el público, como chocolate, frutas, etc- que se utiliza para estos dispositivos, decían no poseer nicotina y en realidad sí la contenían.

Sabemos que el uso de la nicotina en la adolescencia puede aumentar el riesgo de futuras adicciones a otras drogas y se asocia al consumo dual al tabaco tradicional. Si uno compara jóvenes que nunca han fumado tabaco con los que usan cigarrillos electrónicos, estos últimos aumentan la probabilidad de fumar cigarrillos tradicionales al menos en dos veces”, sostiene Albagli.

Algunos de los líquidos saborizados con los que se recargan los cigarrillos electrónicos y que se pueden encontrar en el mercado chileno.

Sin embargo, el presidente la Asociación de Consumidores Vapeadores de Chile (Asovape Chile), Ignacio Leiva, discrepa de esa postura y asegura que “la teoría respecto de que los cigarrillos electrónicos son la puerta de entrada al cigarrillo tradicional no tiene sustento científico. Sí existe la puerta contraria, es decir, que alguien que fuma se vaya al cigarrillo electrónico”, dice. La organización defiende el uso de los vapeadores, como la mejor herramienta para dejar el cigarrillo tradicional y aseguran que sus consecuencias de salud, según los estudios que manejan a nivel mundial, son muchos menores que fumar tabaco.

El representante de Asovape -quien dice que en Chile existen entre 350 mil y 400 mil consumidores de cigarrillos electrónicos- sostiene que cuando aumenta el uso de cigarrillo electrónico, baja el consumo de cigarrillos tradicionales, y asegura, por ejemplo que “en Inglaterra, que es el país con mejor salud del mundo, usan el cigarrillo electrónico dentro de sistema público para combatir el tabaquismo. En los hospitales públicos públicos de Inglaterra hay tiendas de cigarrillos electrónicos adentro de los hospitales”, asegura y agrega que “el Colegio Real de Médicos de Inglaterra dice que el cigarrillo electrónico no supera el 5% del daño que genera el cigarrillo tradicional”.

La supuesta adicción no lo es todo. El mismo informe del ISP detectó que estos líquidos contenían una serie de productos químicos que son potencialmente dañinos, entre los que se encuentran la ya mencionada nicotina; saborizantes como el diacetilo, el cual está vinculado con enfermedades graves a los pulmones; compuestos orgánicos volátiles que causan cáncer, solventes como etanol, que pueden afectar negativamente el rendimiento sicomotor, así como también metales pesados, como níquel, estaño y plomo, entre otros.

“Todos estos dispositivos tienen bastante tóxicos en los propelentes. Los líquidos que incluyen al hacer combustión y al calentarse provocan derivados bastantes tóxicos y se ha demostrado, primero que existen efectos agudos en la vías respiratorias, se ha demostrado por ejemplo que predisponen a infecciones, a neumonías, bronquitis. En Chile hace algunas semanas atrás han habido algunos casos de pacientes jóvenes que han hecho reacciones inflamatorias agudas pulmonares que han requerido incluso intubación y ventilación mecánica”, asegura Deza.

Para Leiva, recalcando que los cigarrillos electrónicos no deben estar en manos de menores, “hasta ahora no se ha detectado ningún daño importante a la salud de las personas (...) no existe un caso probado de que haya habido un daño pulmonar importante en un persona asociado a los cigarrillos electrónicos, y los casos que existen han sido desmentidos”.

Una usuaria de TikTok contando su mala experiencia con los vapeadores.

Una usuaria de Tik Tok, Gloria Rotondaro, contó su experiencia en la plataforma: “Me empecé a enviciar con el vaper. Cuando digo enviciar es que pasaba todo el día fumando, no soltaba el vaper de la mano (…). Con la ansiedad que yo tengo el vaper era la solución, no tiene mal olor, no dejas colillas, no molestas a nadie y sientes o pensabas que no hace daño, por eso no le tienes miedo, pierdes temor a fumar el vaper”. En el video, que tiene más 7,5 millones de visualizaciones, cuenta que esto derivó en que “tenía mucho dolor de cabeza y empecé a toser, como una bronquitis, una cosa horrible (…) nunca había experimentado una adicción de tal grado como con el vapeador, me empezó a dar como una faringitis, tenía las amígdalas así de grande, no podía tragar, no podía comer, tuve que tomar antibióticos, hasta que dije, no puedo continuar con esto”.

La subsecretaria Albagli recuerda que en 2019 ocurrió un hecho muy grave en Estados Unidos. Se evidenció un brote de casos de personas con lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos. Y que en ese país, según datos publicados la Agencia para el Control y Prevención de Enfermedades Estados Unidos (CDC) se han registrado un total de 2.807 personas hospitalizadas por lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos y 68 casos de personas fallecidas.

Aún así, Leiva puntualiza que lo que pasó en EE.UU. “no está vinculado a los cigarrillos electrónicos para administración de nicotina, que es lo que estamos hablando nosotros. Ahí lo que pasó fue que gente que vaporizaba THC (ingrediente activo de la marihuana), tuvo colapsos pulmonares serios, incluso muertes, pero se produjo porque un grupo de narcotraficantes “patearon” la droga, le echaron para que se viera más espeso un concentrado de vitamina E, generando esta situación”.

Según el ISP, recientemente se han evidenciado dos nuevos efectos nocivos de los cigarrillos electrónicos: la aparición de caries e infección de las encías, y un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, especialmente con los que contienen nicotina, pudiendo producirse aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial, latidos cardíacos irregulares, problemas vasculares y posible aumento del riesgo de coágulos sanguíneos.

“A largo plazo está demostrado que estos dispositivos aumentan el riesgo de infecciones crónicas, pueden provocar enfisema pulmonar y yo creo que es cosa de tiempo no más para que se demuestre que también pueden aumentar el riesgo de cáncer”, sostiene Deza. Además, el médico asegura que es absolutamente falsa la idea que los vapeadores son una buena fórmula para evitar el consumo de tabaco. “No hay ningún trabajo grande, bien compuesto y serio, que demuestre que el cigarro electrónico es una buena alternativa para dejar de fumar. Como especialistas no lo recomendamos como una estrategia para dejar de fumar, porque son bastantes tóxicos e incluso los jóvenes que lo utilizan aumentan el riesgo de que sean fumadores después en el futuro”.

La nueva ley chilena

Si bien en varios países la venta de cigarrillos electrónicos está prohibida, en Chile, hasta hace un mes no había una legislación respecto de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (Sean) o Sistemas Electrónicos sin Nicotina (Sesn). Recién el mes de octubre pasado se despachó del Congreso una ley que regula la venta, publicidad y consumo de estos. A grandes rasgos, la legislación homologa los vapeadores con los cigarrillos tradicionales.

“La ley va a incorporar en todos los productos una advertencia sanitaria específica para estos dispositivos, para informar a las personas que el consumo presenta un riesgo para la salud, que son muy altos”, explica Andrea Albagli. “También incorpora la prohibición del consumo en lugares cerrados de uso público, con una excepción para aquellos que se definan de uso terapéutico, pero hasta la fecha no hay ningún registro sanitario del ISP que haya avalado el uso terapéutico de estos dispositivo”.

Albagli indica que, además, “le entrega mayor atribución a la autoridad sanitaria. Es decir, la Seremi de Salud, previo a esta ley, si es que en materia de tabaco y dispositivo electrónico, los fiscalizadores de la eran testigos de algún incumplimiento de la normativa para poder emitir una sanción tenía que levantar un acta y presentarla al juzgado de policía local, para que entonces se levantara una sanción, en esta ley se suma la atribución para que los fiscalizadores pueden como en otras materia de salud pública, presentar un sumario sanitario si es que se ve el incumplimiento de la regulación”.

Algunos de los cigarrillos electrónicos que uno puede encontrar en locales chilenos

La nueva ley también establece la prohibición de venta a menores de 18 años y a menos de 100 metros de un establecimiento educacional. Se regula la publicidad, la que será a través de un reglamento que emita la autoridad sanitaria. Limita la cantidad de nicotina que vayan a existir en los líquidos de recarga y se establece una prohibición de recados no comprobados sobre beneficios del uso de estos dispositivos, como por ejemplo, su uso en el tratamiento de tabaquismo.

Este es uno de los puntos en que Asovape, discrepa con la legislación. “Me parece que la ley es un avance muy positivo ¿Podría ser mejor? Sí, podría tener enfoque en la reducción de daños. Pero es importante porque en Chile nos encontramos en un mercado sin regulación, lo que pone en una situación compleja a los usuarios, quienes deben recurrir al mercado negro. Y también porque pone las reglas básicas para proteger a los menores de edad (...) A pesar de que la ley tiene cosas positivas tiene otras no tan positivas como, por ejemplo, que haya quedado restringido que se pueda decir que el cigarrillo es menos dañino que el cigarrillo tradicional. Eso es un despropósito, porque sí hay algo que hoy día no se puede discutir es eso”, asegura Leiva.

“Creemos que este es un paso inicial para poder profundizar las orientaciones regulatorias que nos propone la OMS, pero que como otros instrumentos también pueden seguir siendo perfeccionados”, cierra la subsecretaria de Salud Pública, Andrea Albagli.

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