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Desde hace casi 10 años los receptáculos comenzaron a tomar protagonismo en los baños chilenos y han desplazado paulatinamente a las tinas. Para muchos es más cómodo y limpio, además de ser más accesible y seguro.




En obra, de acero, con peldaño o de una línea, los receptáculos tienen un sinfín de diseños, y el hecho de poder jugar con las dimensiones y los materiales es una de las bondades que ofrece esta opción y que poco a poco ha ido ganando adeptos. Hoy es más común ver proyectos inmobiliarios donde solo se contempla un baño con tina (generalmente el de los niños) y el resto solo con receptáculo o combinado con una tina isla. Para Valentina Fahrenkrog, diseñadora especialista en baño, una de las razones es que el mercado ofrece mejores opciones en cuanto a impermeabilización y desagüe. "La tecnología que hay para impermeabilizar el baño, como los fragües de Poxipol y las  membranas de impermeabilización, es de calidad y funcionamiento sin filtraciones". La arquitecta Soledad Johnson coincide y asegura que la oferta actual permite generar receptáculos que en el futuro no van a tener problemas de filtraciones.

Desagüe: gran protagonista. Ducharse y que se acumule el agua es desagradable, y hasta hace unos años era la principal razón para optar por una tina. Sin embargo, hoy hay opciones muy eficientes, pero dependerán de la challa que se elija para su correcto funcionamiento. Existen challas económicas con 9 litros por minuto; las eficientes, con 15, y las grandes, de hasta 32 litros por minuto. "Es importante fijarse en cuántos litros por minuto te da la challa, porque el desagüe tiene que ser capaz de drenar rápidamente para que no comience a subir el nivel del agua", explica Valentina.

Uno de los grandes desafíos en las remodelaciones es la ubicación del desagüe, que no siempre corresponde a las líneas proyectadas, y hay que optar por correr el desagüe a un costado o hacer una canaleta distinta para lograr el pavimento continuo.

En este baño proyectado por la arquitecta Soledad Johnson el desagüe elegido es Hansgrove, que absorbe el caudal de manera eficiente ayudado por un pequeño zócalo que la arquitecta utiliza en todos sus proyectos para delimitar la zona, darle pendiente al recinto, además de un preámbulo a la entrada.

¿En obra o listo? Al proyectar un baño de estas características se puede optar principalmente por tres caminos: hacer el receptáculo en obra, que puede ser de cerámica o porcelanato; comprarlo listo en acero o acrílico, o utilizar uno de solid surface.

En la opción acero se pueden encontrar versiones más económicas fabricadas en China y otras no tanto que cuentan con mayor tecnología y donde los sistemas de instalación y desagüe aseguran un funcionamiento a la perfección. La desventaja de este producto son las medidas estandarizadas. El solid surface, en tanto, es un material de gran versatilidad que se puede dimensionar e imprimir imitando texturas, y según Valentina Fahrenkrog las desventajas de este producto son la instalación y los riesgos de filtración en el borde y sifón.

En el caso de los receptáculos en obra es importante el tema de la impermeabilización, sobre todo cuando se trata de un segundo piso. "Aquí vas a tener muchas más probabilidades de filtraciones, por lo que la instalación e impermeabilización se deben hacer muy bien, la membrana debe subir por los muros para eliminar los posibles focos de filtración", explica Soledad.

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En este baño se optó por el receptáculo Cayonoplan de Kaldewei (MK) en acero vitrificado con un soporte extraplano que facilita la instalación y viene en 19 dimensiones diferentes para instalar tanto a ras o sobre la losa.[/caption]

Vidrio divisorio. El cierre de la ducha es otro ítem importante, ya que de eso dependerá cuánto se empañe el recinto. Para Soledad Johnson la mampara tiene una relación directa con el tipo de challa elegida, ya que esta es la que define el ancho y alto del vidrio para que el agua no se salga. Sobre si utilizar puerta o no, la arquitecta explica que es un tema de gusto. "Por ejemplo, cuando no tienes puerta el agua puede salpicar más hacia afuera y el vapor de agua no se va a quedar concentrado en la ducha (…) Cuando hay puerta queda más hermético, pero a mí no me gusta porque estéticamente encierra mucho".

Por su parte, Isabel González ha optado por una solución a la medida, lo más limpio posible, encajado al muro y techo, y sin herrajería ni bisagras. "Lo que buscamos es una limpieza absoluta y por eso no a los cortes, ni verticales ni horizontales. No hay ningún quiebre, sino un pequeño desnivel para que el agua desagüe".

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