Kia Stinger: Un antes y un después para la marca surcoreana

La marca coreana se atreve con su primer, y esperado deportivo, uno que pone a prueba todo el conocimiento y prestigio de la firma.




Hay que ser valiente o tener mucha confianza en el potencial de la marca para que Kia haya hecho lo que hizo. O ambos. Presentar un sedán-coupé (fastback) deportivo como el Stinger, con la mira puesta en los reyes de este segmento y no achicarse frente a ellos... ¿Era necesario considerando el buen momento que vive la marca a nivel mundial? En lo personal y antes de probarlo, creía y estaba segura que no. Que para qué arriesgar.

Pero el resultado es tan increíble y adictivo que les encuentro razón el haber trabajado más de un lustro en el desarrollo de lo que hoy conocemos como Kia Stinger, un modelo que cambiará para siempre a la marca y la imagen que los usuarios tienen de ella. Dejará claro que Kia no solo quiere que sus modelos sean admirados, sino también deseados.

Y eso, sabiendo que no es marca premium, ni quiere serlo..., pero sí quiere sorprender.

El Stinger entra de lleno a batallar a un segmento copado por los alemanes premium y donde el logo vale mucho. Pero a quienes no son marqueros, mi recomendación es a probar esta máquina.

De un diseño que conmueve desde la primera mirada, con líneas filosas, cada ángulo del Kia Stinger está en su lugar y cada nervadura te saca un suspiro. Inspiración segura para los futuros modelos de la firma coreana.

El Stinger en el habitáculo

Adentro, la tapicería de butacas y techo son sublimes, al igual que los materiales utilizados y la mezcla de ellos. Es cierto, cuando las expectativas no son tan altas, sin duda que todo es mejor.

Pero aquí, el haber leído del auto no se compara con lo que te provoca el sentirlo. Diseño perfecto para el conductor, con una pantalla flotante táctil de 8", de muy fácil uso, salidas de aire en forma de turbina de avión y un filete cromado que separa el tablero... Palanca de cambio en forma de mouse y espacio para cuatro ocupantes (2+2) y un gran maletero.

El puesto de conducción del Kia Stinger es bueno y con múltiples ajustes electrónicos, la visibilidad es relativamente buena, incluso con la pequeña luneta que tiene debido a la caída del techo. Por cualquier duda, está la cámara 360º que incorpora.

Con sus 4.830 mm de largo y sus casi dos toneladas de peso, el Stinger es ágil en curva, tiene una dirección firme, aunque en algunos momentos la asistencia eléctrica invadió mi terreno más de lo que hubiese querido; la suspensión, se comporta impecable en cada uno de los requerimientos, y a pesar de que el Stinger quiere entregar sensaciones de alto impacto, tiene un comportamiento dinámico noble y siempre se siente que responderá con seguridad a cada maniobra.

El bloque V6 que monta de 370 caballos es lo mejor que he probado de Kia. Y no solo por la potencia, sino por la suavidad del motor, que siendo audaz tiene reacciones progresivas. Al mejor estilo de las marcas italianas, el sonido conseguido del motor en el interior del habitáculo te cautiva.

La versión que llega a Chile con tracción total es capaz de traspasar del 100% en el eje trasero hasta el 40% al tren delantero, lo que se nota y de da mayor seguridad a la conducción.

Finalmente, la transmisión automática de ocho velocidades es uno de los puntos fuertes, con cambios suaves y rápidos, sobre todo en modo automático, más que con el uso de las levas.

Sin duda, un gran producto que a más de alguno dejará con la boca abierta.

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