La resurrección de Ralliart genera decepción entre los fanáticos de Mitsubishi

Los primeros modelos de la resurgida submarca deportiva solo se distinguen por elementos estéticos y algunos adhesivos.




El nombre Ralliart es toda una leyenda en el automovilismo. Presente por más de 25 años en las grandes competencias, el Rally Dakar fue uno de sus escenarios más prodigiosos, dominando por años en la extenuante competencia africana. Sin embargo, hace una década, Mitsubishi decidió bajarle el telón.

“Debido al repentino cambio de situación económica desde el año anterior, las circunstancias comerciales que rodean a nuestra empresa empeoraron radicalmente”, dijo en marzo de 2011 Masao Taguchi, el máximo responsable de la marca, respondiendo las interrogantes sobre la drástica decisión.

Pero los tiempos cambiaron. Y nuevas decisiones al interior de la firma nipona permitieron que el nombre Ralliart volviera a tomar forma, hito que se confirma hoy con el debut de los primeros Mitsubishi Ralliart de nueva era. Eso sí, las expectativas al parecer fueron muy altas para lo que se dio a conocer en Tailandia.

El país asiático, origen de buena parte de las camionetas que se venden en el mundo, fue el lugar escogido para develar los Montero Sport Ralliart y L200 Ralliart.

La verdad es que, desde el anuncio del retorno de la submarca, se esperaba el estreno de versiones deportivas, tal como lo hace Gazoo Racing en Toyota. Lamentablemento, eso no fue lo sucedió, puesto que solo se trata de modelos que cuentan con una estética de estilo más deportivo gracias a algunos adhesivos y acabados.

El Montero Sport, por ejemplo, tiene una parrilla frontal negra, spoiler trasero, antena tipo aleta de tiburón, llantas negras de 18 pulgadas y pasos de rueda también de color negro brillante.

Otros elementos diferentes respecto del SUV más tradicional pasan por focos oscurecidos, detalles de color rojo en los bumpers y los autoadhesivos rojo y negro.

El motor no tiene cambios. Es el turbodiésel de 2.4 litros que desarrolla 180 Hp con un par de 420 Nm de torque, enlazado a una caja automática de ocho velocidades con tracción trasera.

La L200, por su parte, ofrece un paquete similar, tanto en su carrocería de cabina y media como de doble cabina.

Los adhesivos vuelven a ser su punto de diferencia, además de las llantas, parrilla y carcasas de los retrovisores en color negro.

El motor es un 2.5 litros turbodiésel de 128 Hp que está unido a una caja manual de cinco velocidades.

Como se ve, un esperado regreso que no cumplió con las expectativas de los más entusiastas. Habrá que esperar si esto es solo el aperitivo y pronto se dan a conocer nuevas versiones que le hagan honor al nombre Ralliart.

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