El Brexit revive la tensión entre Madrid y Londres

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Gibraltar es el único lugar en Europa donde hay monos en libertad.

La incertidumbre reina en este territorio británico, reclamado por España, luego del Brexit el 31 de enero de 2020 y el posterior período de transición, que termina el 31 de diciembre del próximo año.


Es quizás uno de los lugares más peculiares del mundo, un territorio bajo mandato británico que está enclavado en el extremo sur de la Península Ibérica, cuyos habitantes disfrutan de un clima mediterráneo, aunque con una estética inglesa de los 90. Se trata de Gibraltar, que ahora se encuentra en medio de las tensiones entre Reino Unido y España de cara al Brexit el próximo 31 de enero y con miras al 31 de diciembre de 2020, cuando expira el período de transición.

Es por eso que, según el diario El País, Reino Unido y España ya están conversando para profundizar respecto de la situación de este territorio, ante lo cual delegaciones técnicas británicas y españolas se reunirán el 14 y 15 de enero en Madrid para fijar el calendario y contenido de las reuniones. "El objetivo es resolver cualquier roce o malentendido que pueda suscitarse durante la salida de la Unión Europea y el período de transición hacia la relación futura", señaló el diario, que conversó con el secretario de Estado para el bloque, Marco Aguiriano.

Gibraltar es una comunidad autónoma de 34 mil habitantes que tiene el control de su propia economía, impuestos, turismo, gobierno y cultura. En otras palabras, el gobierno británico no tiene influencia directa. España, que reclama la soberanía, no reconoce las aguas territoriales alrededor del peñón.

En La Línea de la Concepción, ubicada en la frontera de Gibraltar, sus habitantes viven con incertidumbre luego del triunfo de Boris Johnson en las elecciones del 12 diciembre pasado, porque eso significa un Brexit seguro. El 40% de la facturación de los comerciantes de la localidad fronteriza depende de Gibraltar, dice el diario Nius, y 11.000 españoles cruzan la frontera a diario para trabajar y ahora sienten la amenaza de la pérdida de su empleo. Sus principales preocupaciones son la tarjeta de salud, la devaluación de la moneda y unos controles más duros a la entrada y a la salida.

Probritánico y proeuropeo

Este territorio vive en una dicotomía, porque en el referendo del Brexit en junio de 2016, el 96% de sus habitantes votó a favor de permanecer en la Unión Europea. Pero, al mismo tiempo, en dos ocasiones se han manifestado a favor de seguir siendo un territorio británico de ultramar: un 99,64% lo hizo en 1967 y un 98,48% en 2002.

En medio de la tensión por el Brexit, en noviembre de 2018, Reino Unido y España acordaron que cualquier negociación futura de Gibraltar tiene que tener el apoyo de Madrid. El diario El País explica que los comités pactados entre ambos países buscan nivelar los principales elementos problemáticos: tabaco (se quiere ajustar el precio para desincentivar el contrabando desde el Peñón), ciudadanos, cooperación policial y aduanera y medio ambiente.

Otro comité será presidido por la Comisión Europea, que abordará la situación de todos los ciudadanos comunitarios (hay unos 15.000 que trabajan en el Peñón, incluidos los españoles).

"La prioridad del gobierno de Gibraltar es que nuestra salida de la UE no afecte negativamente la vida de los ciudadanos que cruzan la frontera en una y otra dirección. Esto solo puede lograrse con buena voluntad de todas las partes. Trabajando juntos podemos asegurar la fluidez de la frontera para todas las partes interesadas", manifestó el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, al matutino español.

Pese a las declaraciones de las autoridades, los habitantes de este territorio no están tranquilos y recuerdan que este año se cumplieron 50 años del cierre de Gibraltar por Franco e incluso comparan este hecho con la salida de Reino Unido de la Unión Europea. "Mi padre trabajaba en Gibraltar y se tuvo que ir con cuatro hijos y mi madre embarazada. Fue catastrófico", cuenta al diario Nius, Eladio Pérez, propietario de un taller en La Línea de la Concepción. Y añade que si bien era un niño, fue una experiencia que lo marcó. Actualmente, su negocio depende casi exclusivamente de los gibraltareños: "El 50% de mis clientes son llanitos (nombre que recibe el habitante de este territorio). Mi principal temor es que el control en la frontera no se haga fluido en la entrada y salida. Se prevén colas de hasta 8 horas".

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