Costa Rica, otrora el país más seguro de Latinoamérica, vivió su año más violento en 2023

Vista del Parque Central de San José, en Costa Rica.

Con 907 homicidios registrados el año pasado, la nación centroamericana está enfrentando una seria crisis de seguridad, motivada principalmente por el aumento del narcotráfico y los ajustes de cuentas entre bandas.


El 2022 ya había sido el peor, pero el 2023 superó todos los registros: con un total de 907 homicidios, Costa Rica vivió el año más violento de su historia. Todo esto, producto de la violencia criminal y narcotráfico, según señalan las estadísticas difundidas por las autoridades “ticas”.

En un país de 5,1 millones de habitantes, los casi mil homicidios perfilan una estadística impresionante: la tasa de homicidios sería de 17,2 por cada 100.000 habitantes, lo que casi triplica el 6,7 que Chile obtuvo en el mismo período. Según el informe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Costa Rica, esa cifra significó un aumento del 38,6% respecto de los homicidios registrados en 2022 (654), cuando la tasa fue de 12,5 por cada 100.000 habitantes.

Siguiendo las estadísticas de las agencias especializadas de Naciones Unidas, la tasa mundial de homicidios, en tanto, es de 8 cada 100 mil personas.

Rodrigo Chaves Robles, presidente de Costa Rica.

En una declaración de Randall Zúñiga, director del OIJ costarricense, la mayoría de las muertes se relacionó con ajustes de cuentas, en el contexto de la disputa de distintas bandas por territorios para vender droga. Así, las ciudades portuarias de Limón y Puntarenas fueron algunas de las más afectadas, por su importancia para el narcotráfico.

Respecto a las provincias más violentas, estas fueron San José y Limón: en la primera se dieron 220 homicidios, y en la segunda, 214. El 80,3% de las muertes, indicó la OIJ, fueron cometidas con armas de fuego.

En noviembre del año pasado, en medio de una entrevista con AFP, el ministro de Seguridad Pública, Mario Zamora, se habría referido al problema, asegurando que el narcotráfico es “un cáncer” que no fue detectado a tiempo en Costa Rica: “Tenemos que evitar que haga metástasis”, aseguró el funcionario.

Vista de San José, capital de Costa Rica.

Con esta cantidad de homicidios, en 2023 Costa Rica vivió un delito así casi cada nueve horas. El aumento, de 654 a 907 asesinatos, es importante. Entre otros datos, los días en que más homicidios hubo fueron los sábados y domingos, precisamente entre las 6 de la tarde y las 5 de la mañana. El 70% de las víctimas fueron personas jóvenes, menores de 39 años. Al respecto, Randall Zúñiga declaró: “La modalidad de ajuste de cuentas (venganzas) aumentó al 70%, un dato que no habíamos tenido antes. El máximo rondaba el 65%”.

Para el medio El Tiempo, el politólogo de la Universidad de Costa Rica, Gustavo Araya, aseguró que sin ninguna duda los crímenes se han vuelto más violentos debido al narcotráfico. Además, según él, el gobierno ha tenido una “política floja” en seguridad: “Se ha demostrado con datos que cada año hay una disminución real de la cantidad de droga decomisada”.

Según el experto, el gobierno mostró una “laxitud sospechosa” para con las bandas. Al respecto, el politólogo apuntó a un artículo del diario El Universal, de México: según ese medio, el gobierno de Rodrigo Chaves habría pactado con bandas narcos para bajar el índice de homicidios. Es decir, del mismo modo que habría hecho el salvadoreño Nayib Bukele en su momento.

Según Zúñiga, en tanto, la educación también es un factor a considerar: “Hay un tema estructural que está generando los homicidios y es la educación. Cada vez menos jóvenes se mantienen en los centros educativos y no terminan los estudios. Son jóvenes que no van a poder insertarse en la fuerza laboral y están en la edad productiva”.

Sin estudios, agregó, “no tienen trabajos formales y van a ser tentados para trabajar como miembros de grupos organizados con puestos simples y luego van escalando, llegan a ser gatilleros y ahí siguen, es mano de obra barata para los grupos criminales”.

Vista de El Erizo, un barrio en la provincia de Alajuela, en Costa Rica.

La crisis no es nueva, y ya el 2022, con sus 654 homicidios dolosos, marcaba un récord histórico en un país conocido por su paz. Esto había provocado reuniones y discusiones, ya entonces, en el gobierno del Presidente Rodrigo Chaves: “El tema de los homicidios se nos está yendo de las manos. Se está pareciendo a algo que no se parece a Costa Rica”. En una reunión con los presidentes de los otros poderes del Estado, el mandatario compartía su preocupación y sorpresa por la creciente violencia en el país más seguro de la región.

Frente a los diputados, el entonces director de la policía, Walter Espinoza, señaló: “Hemos visto quemados, decapitados, personas a las que les han sacado los ojos en vida y luego son asesinados. El país tiene un problema”. La reunión no se trató solo de homicidios, sino de una creciente violencia.

A pesar de estos números, Costa Rica está lejos de ser de los países más peligrosos de América Latina. Jamaica, con su tasa de 53,34 homicidios cada 100 mil habitantes, es el país que lleva la delantera en la región, según el Estudio Mundial sobre el Homicidio 2023 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

Según el estudio, las Américas registraron la tasa regional de homicidios per cápita más alta del mundo (15 por 100 000 habitantes) en 2021. Se calcula que ese año se utilizaron armas de fuego en el 75% de los homicidios registrados en América.

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