En regionales, Colombia se mueve hacia el centro

Gustavo Petro votando en las regionales de este domingo, en Colombia. Foto: Reuters.

Las grandes capitales colombianas le dieron la espalda al gobierno de Gustavo Petro, eligiendo mandatarios de centro y centroderecha. En tanto, el presidente tiene una desaprobación del 60%.


Luego de haber elegido al primer presidente de izquierda en 2022, el péndulo parece estar devolviéndose en Colombia: este domingo, en las elecciones regionales, triunfaron candidaturas de centro y centroderecha. Muchos de los alcaldes electos en este caso son reconocidos críticos de Petro, y excandidatos presidenciales, como es el caso de Fico Gutiérrez, en Medellín.

El “feudo” de Petro, Bogotá, fue uno de los casos más claros de lugares que mostraron su desencanto con el presidente: ahí, Carlos Fernando Galán, un exconcejal que había enfrentado directamente a Petro a causa del proyecto de metro bogotano, consiguió la alcaldía de la capital. La actual edil, Claudia López, del Partido Verde, felicitó a Galán: “¡Si querían un plebiscito ahí lo tienen fuerte y claro! Bogotá se respeta, el Metro no tiene reversa”.

La segunda ciudad del país, Medellín, también optó por un opositor claro a Petro: Fico Gutiérrez, exalcalde y excandidato presidencial. La capital antioqueña le dio el 73% de las preferencias a Gutiérrez, escribiendo así una victoria sin presidentes en la región. La opción oficialista, Juan Carlos Upegui, solo alcanzó un 10%.

El candidato a presidente Federico "Fico" Gutiérrez, en el debate Prisa media. Foto: AP.

En Santander, de donde vino el ingeniero Rodolfo Hernández –que peleó el balotaje con Petro–, otro “outsider” triunfó: Jaime Beltrán, un pastor cristiano autodefinido como “el Bukele” local, y con una apuesta por la “mano dura” y una agenda conservadora.

Alejandro Éder, en Cali, y Alejandro Char, en Barranquilla, también son figuras de centro y centroderecha, por lo cual la revista Semana no dudó en ponerlos en la portada junto a Gutiérrez y Galán como “El Nuevo Centro” que, por distintos caminos, habría dado a Petro una “paliza electoral”.

El momento no era fácil desde antes para el presidente: la encuesta más reciente le daba una desaprobación del 60%, con un año y 4 meses de gobierno. El primer presidente de izquierda en Colombia se vio tocado, sobre todo, por los escándalos de corrupción relativos a su hijo y los problemas para concretar la Paz Total con los grupos armados del país.

Gustavo Petro, en un encuentro en China, con Xi Jinping. Foto: Reuters.

A esto se le sumaron, entonces, las elecciones de alcaldes: “Un punto fundamental de las elecciones regionales en Colombia es que terminan siendo un referendo sobre los primeros años del gobierno”, declaró a CNN Santiago Silva, politólogo y profesor de la Universidad EAFIT.

Visto que las ciudades más grandes, como Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Cartagena, Cúcuta y Bucaramanga se inclinaron por opciones de oposición, el resultado fue visto como un “plebiscito” contra Petro. Al respecto, el mismo presidente acusó después de ir conociendo los primeros resultados del domingo: “La oposición con su influencia en el Estado quiso mostrar niveles de riesgo altísimo para estas elecciones. Querían construir un ambiente de miedo en la ciudadanía para sacar resultados electorales”.

Santiago Silva, por su parte, comenta la “derrota” de Petro: “Quizá lo llamativo en estas elecciones en particular es lo duro de ese retorno: el cambio sustancial que hubo entre un país que hace un año y medio estaba eligiendo a su primer presidente claramente de izquierda y un país que ahora eligió en casi todas las ciudades principales y en las gobernaciones a los candidatos que estaban como oposición a los candidatos aliados del Presidente Gustavo Petro”.

Carlos Fernando Galán, votando en Bogotá. Foto: Reuters.

Daniel Pardo, corresponsal de BBC Mundo, analizó los motivos de estos resultados, donde la coalición Pacto Histórico, la misma que llevó a Petro a la victoria, fracasó rotundamente: “En estas regionales el PH pasó de agache: no ganó ni apoyó al vencedor de ninguna de las ciudades grandes, mantuvo el poder en solo dos gobernaciones (Nariño y Magdalena) y no será mayoría en ninguna de las asambleas departamentales o concejos municipales. El PH, que no es un partido sino una coalición, llegó dividido a estas elecciones y no presentó candidatos fuertes en las alcaldías más sonadas del país”.

En esa misma dirección, Pardo ve no solo una vuelta “al centro”, sino a la política tradicional, que se ve sobre todo en las victorias de Char y Gutiérrez. “En las regionales de hace cuatro años los resultados mostraron una tendencia nacional: la mayoría de los elegidos eran figuras nuevas, alejadas de los partidos tradicionales que han gobernado el país por décadas. Este año, sin embargo, la tendencia es a la inversa: en la mayoría de alcaldías y gobernaciones ganaron políticos asociados a estructuras de partidos tradicionales, con fuertes vínculos a las empresas y una manera utilitarista, más que ideológica, de hacer política”, indica el periodista.

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