Expertos analizan el nuevo rol de China como mediador en Medio Oriente

El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amirabdollahian, a la izquierda, se toma de la mano con su homólogo de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, a la derecha, y su homólogo chino, Qin Gang, en Beijing, el 6 de abril de 2023. Foto: AP

Tras el papel que Beijing jugó en el restablecimiento de relaciones entre Arabia Saudita e Irán, analistas consultados por La Tercera reconocen que China “está tratando de mejorar su prestigio en el escenario internacional” con un rol mediador que en esa zona acostumbraba a ejercer EE.UU. Sin embargo, advierten, el gigante asiático “corre el riesgo de quedar atrapado en disputas regionales espinosas e intratables”.


Durante varias décadas, ha sido costumbre que los grandes cambios en Medio Oriente se anuncien en Estados Unidos. Pero la noticia de la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán el pasado 10 de marzo, tras casi siete años de ruptura, no se produjo en Washington, sino en Beijing.

Este es un éxito significativo para Xi Jinping, el presidente chino que fue reelegido para un histórico tercer mandato el mismo día, destacó el diario francés Le Monde. Al hacerse pasar por un “mediador confiable y de buena fe” -en lugar del “intermediario honesto” estadounidense-, China está dando algo de sustancia a su Iniciativa de Seguridad Global, que se presentó en febrero y que pretende cambiar, a su favor, un mundo orden que está siendo desafiado por todos lados, agregó el periódico.

Los expertos chinos ven la distensión entre Irán y Arabia Saudita como un posible punto de inflexión. Si el acuerdo, que incluye la reanudación de los acuerdos económicos y de seguridad bilaterales, se implementa sin problemas, la región “tendrá expectativas aún mayores hacia China, y aumentará la confianza de China de que puede enfrentar estas expectativas”, dijo Fan Hongda, profesor Instituto de Estudios de Medio Oriente de la Universidad de Estudios Internacionales de Shanghái, citado por el Financial Times.

Tal ambición representaría un cambio marcado, apunta el periódico británico. Beijing ha actuado principalmente como un socio económico en Medio Oriente. Sus adquisiciones de energía se han disparado del 3% de las exportaciones de petróleo de la región al 30% en los últimos 30 años, y es el mayor comprador de petróleo crudo saudita e iraní.

El Presidente iraní, Ebrahim Raisi, le da la mano a su homólogo chino, Xi Jinping, en una ceremonia oficial de bienvenida en Beijing, el 14 de febrero de 2023. Foto: AP

“Los países de Medio Oriente esperan cada vez más que China pueda ir más allá del compromiso económico y ayudar a resolver los problemas de seguridad”, comentó Fan.

China se ha presentado como una alternativa “benigna” a la hegemonía estadounidense, afirma el Financial Times. En 2016, Xi dijo a los funcionarios de la Liga Árabe que China “no usaría representantes” ni “participaría en la creación de esferas de influencia”. En cambio, invitó a los países a “unirse al círculo de amigos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta”, que presentó como “una red de asociaciones mutuamente beneficiosas”.

Raffaello Pantucci, miembro asociado sénior del Royal United Services Institute (RUSI) de Londres y de la Escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam (RSIS) de Singapur, comenta a La Tercera que China con este rol de mediador “está tratando de mejorar su prestigio en el escenario internacional”. “Desde la perspectiva de China, al insertarse en el proceso de Medio Oriente entre Arabia Saudita e Irán, está demostrando que es capaz de solucionar un problema que ha desconcertado a Occidente durante algún tiempo”, apunta.

“China está tratando de mejorar su imagen y postura en Medio Oriente como una gran potencia. Una forma en que China ha buscado mejorar su imagen es proyectándose como mediador, no solo como un socio económico para el mundo árabe”, coincide Jesse Marks, director asociado para Medio Oriente y China en Edelman Global Advisory.

El CEO de QatarEnergy, Saad al-Kaabi, y Ma Yongsheng, presidente de la Junta de Sinopec, durante la ceremonia de firma del Acuerdo de Asociación de North Field East en Doha, Qatar, el 12 de abril de 2023. Foto: Reuters

Oliver B. John, académico no residente en el Middle East Institute y el fundador y presidente de Astrolabe Global Strategy LLC, una firma de consultoría política y económica que se enfoca en Medio Oriente, se refiere a los objetivos de Beijing con este rol de mediador. “Creo que China está tratando de lograr dos objetivos con su mediación. Primero, se beneficia de una mayor estabilidad y seguridad en la región del golfo Pérsico, porque aproximadamente la mitad de su petróleo importado proviene de la región y alrededor del 7% de su gas natural licuado (GNL). La región es vital para su seguridad energética”, explica a La Tercera.

“En segundo lugar, creo que está tratando de demostrar que puede desempeñar un papel de mediador en problemas regionales complejos. En este caso, los iraníes y los sauditas habían estado trabajando para restablecer las relaciones durante aproximadamente dos años, por lo que los chinos podrían haber percibido esto como algo relativamente sencillo de mediar”, añade.

En medio de una presencia cada vez mayor en Medio Oriente, el rol de mediador de China no parece limitarse solo a Arabia Saudita e Irán. “China está cada vez más presente en todo Medio Oriente. Vale la pena ver cómo los Emiratos Árabes Unidos se comprometieron con China durante la pandemia, o cuánta inversión se ha invertido en partes del Golfo. China se está convirtiendo cada vez más en el mayor comprador de hidrocarburos de la región. Con Qatar ha firmado contratos masivos de 27 años, mientras que también está aumentando sus ventas de armas a varios actores. En términos de mediación, China tiene enviados/representantes especiales para el mar Rojo, el problema entre Israel y Palestina, y se ha involucrado en Siria, pero no ha ido tan lejos con ellos como entre Teherán y Riad”, detalla Pantucci.

Beijing en una “encrucijada”

Jesse Marks, sin embargo, difiere sobre el alcance del rol mediador de Beijing en Medio Oriente. “China ha desempeñado un papel terciario como mediador en Siria, Yemen e Israel/Palestina, pero su papel ha sido en gran medida simbólico y carece de sustancia real. En la mayoría de los casos, China utiliza la mediación para mejorar su imagen, pero no está dispuesta a ejercer la voluntad política y la influencia para mantener a las partes en conflicto en la mesa de negociaciones cuando inevitablemente surgen saboteadores”, comentó a La Tercera el becario no residente del Programa de China del Centro Stimson, donde se centra en las relaciones entre China y Medio Oriente.

Trabajadores descargan pallets que contienen dosis de la vacuna Sinopharm contra el Covid-19 cuando llegan de China al Aeropuerto Internacional de El Cairo, Egipto, el 23 de febrero de 2021. Foto: Reuters

“Beijing está dispuesto a mediar entre las partes regionales, pero este papel se limita a facilitar las discusiones. Es menos probable que China ejerza influencia para obligar a las partes a sentarse a la mesa de negociaciones. China está feliz de mediar solo si las partes están listas para buscar la paz”, sostiene Marks, quien detalla: “El reciente acercamiento negociado por China entre Irán y Arabia Saudita es un ejemplo en el que ambas naciones, después de dos años de conversaciones mediadas por Omán e Irak, se acercaron a China listas para iniciar el proceso de normalización. Beijing facilitó la conclusión de un proceso de dos años, pero no tuvo un papel real en la parte más dura y sustantiva de las conversaciones, que es donde ocurre el verdadero trabajo de mediación”.

En un artículo publicado en el portal East Asia Forum, Oliver B. John, quien se retiró del Servicio Exterior de EE.UU. en septiembre de 2019 después de una carrera de 30 años, reconoce que, “aunque China todavía no está desafiando a Estados Unidos como garante de seguridad externa preeminente para la región, parece estar expandiendo su influencia diplomática regional”. “Al demostrar la efectividad de la diplomacia china, Beijing alienta a Arabia Saudita y otros socios regionales de EE.UU. a diversificar sus relaciones al expandir sus asociaciones con China. Si el acuerdo logra reducir las tensiones regionales, podría crear más oportunidades para la influencia china”, advierte.

“A corto plazo, parece lógico que China incremente su influencia diplomática regional, pero a más largo plazo, China corre el riesgo de quedar atrapada en disputas regionales espinosas e intratables. Dados los problemas no resueltos entre Arabia Saudita e Irán, sigue siendo incierto si el reciente acuerdo conducirá a una reducción duradera de las tensiones”, añadió.

Pero Niu Xinchun, director del Instituto de Estudios de Medio Oriente de los Institutos Chinos de Relaciones Internacionales Contemporáneas, dijo en una discusión en línea que, aunque Beijing se mostró reacio a competir con Estados Unidos en Medio Oriente, donde creía que Washington disfrutaba de una ventaja decisiva, la tóxica relación bilateral podría obligarlo a hacerlo. “La política de China en Medio Oriente se encuentra en realidad en una encrucijada”, reconoció.

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