La dramática historia de la joven migrante hondureña en EE.UU. que intentó suicidarse esperando a su padre detenido en la frontera

FOTO: REUTERS

El diario The New York Times relató el caso de Heydi Gámez García, una joven de 13 años que consiguió asilo en Estados Unidos y vivía con sus tías en Nueva York, pero no resistió estar separada de su progenitor.


Eran cerca de las 10.30 de la noche cuando Heydi Gámez García, de 13 años, se encerró en su pieza, porque quería estar sola. La joven hondureña vivía con sus tías en Nueva York y estaba deprimida porque su padre estaba detenido en la frontera, en su tercer intento por llegar a Estados Unidos, según relata el diario The New York Times.

Cuando su tía Zoila entró una hora y media después en la pieza para ofrecerle algo de comer, encontró a Heydi colgada con un cable telefónico, inconsciente y al borde de la muerte.

La historia de Heydi es el retrato del drama que viven los miles de inmigrantes que provienen del Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala) escapando de la violencia en sus países y que buscan solicitar asilo en Estados Unidos. Desde la llegada del Presidente Donald Trump a la Casa Blanca, en enero de 2017, el gobierno norteamericano ha endurecido sus políticas migratorias, que van desde el reforzamiento de la frontera con militares hasta la separación de las familias, entre otras.

De acuerdo con cifras oficiales, el mes pasado cruzaron 104.344 personas desde México a EE.UU., mientras que en mayo aumentaron a 144.278, la mayor cifra mensual registrada en 13 años. El Pew Research Center estima que hay cerca de 10,5 millones de indocumentados, de los cuales dos tercios han estado en el país por más de 10 años.

[caption id="attachment_745101" align="alignnone" width="600"]

Imagen de Heydi Gámez García, la niña inmigrante hondureña.[/caption]

En mayo de 2006, con solo dos meses de nacida, la madre de la niña abandonó a la familia, por lo que fue criada por sus abuelos en Honduras, según cuenta el periódico estadounidense.  En 2007, su padre Manuel Gámez decidió ir a Estados Unidos en busca de un mejor futuro y se quedó viviendo con su hermana Jessica, en Long Island. Gracias a sus trabajos como paisajista podía enviarle dinero a Heydi.

Los pandilleros de la MS-13 pedían contribuciones a la familia de Heydi a cambio de garantizar su seguridad. Sin embargo, todo cambió en junio de 2014, cuando su abuelo se negó a entregarles su camioneta. El hombre fue baleado en la calle y Heydi fue testigo a distancia de cómo su abuelo se desangraba en el suelo.

Por este motivo, el padre de Heydi retornó a Honduras. A mediados de 2015, decidió enviar a la niña a Nueva York donde sus tías, aunque él se quedó en Honduras en caso de que su hija fuera detenida en la frontera. Luego de pasar casi dos meses en un albergue para menores migrantes, Heydi, que por entonces tenía nueve años, finalmente llegó donde su tía.

The New York Times -que reconstruyó la historia de Heydi mediante entrevistas con su papá, tíos, primos y abogados de la familia- señala que la joven se adaptó rápidamente a la vida en Estados Unidos: aprendió el idioma e incluso le gustaba un compañero de clases. En junio de 2016 la joven consiguió el asilo por las amenazas de las pandillas hondureñas a su familia.

Mientras, su padre intentaba llegar a Estados Unidos. Pero las medidas en las fronteras se habían endurecido, debido al incremento del número de agentes de la Patrulla Fronteriza. Fue detenido en Texas y luego deportado. Manuel Gámez lo intentó nuevamente, en septiembre de 2017. Sin embargo, fue arrestado y pasó 45 días preso. Finalmente, enfrentó una segunda deportación.

Heydi, por su parte, se desanimaba cada vez más cuando se enteraba de la situación migratoria de su papá. Sus tías relataron al diario que se sentía huérfana y que solo quería estar con él. En su tercer intento por llegar a Estados Unidos, Gámez fue detenido nuevamente en la frontera a principios de junio. Cuando la joven se enteró de esto no paró de llorar, durante varios días no quiso salir de su pieza e incluso perdió el apetito.

El 2 de julio, Zoila encontró a su sobrina colgada en su pieza. La niña fue llevada a un hospital donde la declararon con muerte cerebral. Sin saber lo ocurrido con su hija, Manuel consiguió un pasaje de ida y vuelta desde Texas, ciudad donde estaba detenido. Según el diario, el inmigrante hondureño tuvo 14 días para despedirse de su hija antes de volver a ser detenido. Previo a que ello ocurriera, Manuel tenía que tomar una dramática decisión: autorizar al equipo médico para que le quitaran el sistema de soporte vital a su hija.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.